Estilo, identidad y xenofobia en el Bar?a
Con el Barcelona ya no se habla de ¡°ser o no ser¡± desde que aprendi¨® a ganar, sino de ¡°tener o no tener¡± la pelota
Ya se sabe de la tendencia del Bar?a a auscultarse y a afrontar situaciones comunes con un dramatismo desgarrador, quiz¨¢ por su condici¨®n de equipo exquisito y melanc¨®lico de toda la vida que dir¨ªa un madridista como Javier Mar¨ªas. Ahora se ha pasado de un debate existencial, propio de un club cuyo relato futbol¨ªstico parece inspirado en una obra de Shakespeare, a una discusi¨®n terrenal. Ya no se habla de ¡°ser o no ser¡± desde que aprendi¨® a ganar sino ¡°tener o no tener¡± la pelota. El contencioso, que causa perplejidad de los rivales, se hab¨ªa sobrellevado con dignidad hasta que compareci¨® el t¨¦cnico. ¡°El debate me parece normal¡±, afirm¨® Martino. ¡°M¨¢s si el entrenador no es de la casa ni holand¨¦s¡±. Y, para refrendar que su equipo mantiene los n¨²meros del anterior, dirigido por Vilanova, record¨® que el tanto por ciento de posesi¨®n de la pelota es pr¨¢cticamente el mismo del a?o pasado.
Martino est¨¢ en su derecho de rebatir los an¨¢lisis que le parecen sesgados e interesados y a los cronistas se les supone legitimados para discrepar o contrastar sus puntos de vista sobre el juego. Algunos periodistas han coincidido en que el partido de Vallecas no tiene nada que ver con el de la Real Sociedad de la misma manera que no se jug¨® igual contra el Valencia, el Sevilla y, sobre todo, el Ajax, que ante el Levante. Un pelotazo nada tiene que ver con un cambio de orientaci¨®n, tampoco es comparable jugar el bal¨®n a partir de los pies de Vald¨¦s y con los centrales abiertos que un saque del portero para la carrera de Neymar o Messi y una cosa es presionar y otra interceptar un pase para armar una contra como las de Vallecas. La mayor¨ªa son de todas maneras cuestiones relativas al juego y a la necesidad de que evolucione para ser competitivos. Y, puestos a discutir, nadie sabe m¨¢s que el entrenador.
La influencia es holandesa y la mayor¨ªa de sus practicantes, catalanes
La cr¨ªtica, que se sepa, la que firma con nombre y apellidos, y no se escuda en el anonimato o el seud¨®nimo ni se refiere a sus compa?eros con pronombres, solo pidi¨® la pelota para el Bar?a, no la cabeza de nadie, ni la del presidente, que habl¨® de ¡°crisis de posesi¨®n¡±, ni la del t¨¦cnico, una persona educada, pr¨®xima, con sentido com¨²n, capaz y cabal. La reacci¨®n, sin embargo, ha sido desproporcionada, como si la instituci¨®n hubiera sido atacada por una conspiraci¨®n cruyffista-guardiolista destinada a derrocar un presidente acusado de neonu?ista. No es nuevo que Rosell sienta que le mueven la silla porque le gusta conspirar y se pone a la defensiva de forma sistem¨¢tica, igual que cuantos pasan por ser depositarios de las esencias del barcelonismo, siempre a gusto con los que mandan, guardianes y defensores del negocio.
Resulta sorprendente, en cambio, que el entrenador sospeche que el contencioso se agrand¨® por su no pertenencia a la causa catalana-holandesa en tanto que argentino. Aun siendo cierto que a t¨¦cnicos como Robson se les hizo la vida imposible, tambi¨¦n lo es que Van Gaal, o en su d¨ªa Cruyff, Guardiola, Vilanova y Rijkaard, fueron cuestionados y otros destituidos como Serra Ferrer. La familia barcelonista nunca ha estado bien avenida, como demuestra la relaci¨®n Guardiola- Vilanova, y los reproches han sido incluso enfermizos. Muy pocas veces se ha puesto en duda, sin embargo, el car¨¢cter integrador del Barcelona. El fundador de la entidad fue un suizo de nombre Hans Gamper que no encontraba catalanes ni espa?oles para jugar en su equipo con sede en Barcelona y si el club ha adquirido una grandeza deportiva incuestionable con el tiempo ha sido por la aportaci¨®n de extranjeros tan diferentes como Kubala, Maradona, Cruyff, Messi o brasile?os de la talla de Ronaldinho. El mestizaje ha sido el motor del barcelonismo hasta alcanzar la cumbre futbol¨ªstica. Hoy es una instituci¨®n catalana, singular en su modelo de club y de equipo, y depositaria de una manera de entender el juego que se refleja en La Masia. La influencia es ciertamente holandesa y sus practicantes han nacido mayoritariamente en Catalu?a. Los jugadores que han marcado ¨¦poca, sin embargo, han sido sobre todo for¨¢neos. No convendr¨ªa por tanto que el debate sobre el juego afectara a la carta de identidad de un club que nunca fue xen¨®fobo.
Los jugadores que han marcado ¨¦poca, sin embargo, han sido sobre todo for¨¢neos
Nada mejor para focalizar una discusi¨®n centrada en el juego que una reflexi¨®n de un personaje barcelonista y argentino como Menotti. ¡°Me molesta que se discuta sobre la previsibilidad¡±, afirm¨® a La Graderia de R¨¤dio Barcelona cuando se le pregunt¨® sobre en qu¨¦ consiste dejar de ser previsible como sustenta su compatriota Martino. ¡°Como si el talento fuera previsible. Me parece un disparate que se intente cambiar una obra de arte. No hay que inventar lo inventado. Para m¨ª, por ejemplo, Paco de Luc¨ªa es previsible, y porque es previsible le voy a ver tocar. Hablamos de innovaci¨®n y de creatividad¡±.
Llegados a tal punto, ser¨ªa tan irracional acusar a Martino de racista como calificar a algunos periodistas de antirosellistas por sus simpat¨ªas con Cruyff y Guardiola. As¨ª es como se construyen, sin embargo, los equ¨ªvocos y las teor¨ªas conspiratorias, sobre todo cuando se cae en la paranoia o, como concluye Alves, se descarga la culpa en ¡°la prensa de Madrid¡±. La cuesti¨®n es simplemente hablar, o si se quiere polemizar, sobre c¨®mo juega el Bar?a.
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