El Celta destroza al M¨¢laga

Partidazo del Celta en La Rosaleda. El conjunto gallego puso fin a su nefasta racha de siete partidos sin ganar de la mejor manera: goleando a un triste M¨¢laga y ofreciendo un magn¨ªfico juego. Venci¨® el equipo de Luis Enrique sin renunciar a su estilo, con un f¨²tbol din¨¢mico, preciso y veloz, lo que refuerza la apuesta del t¨¦cnico asturiano a pesar de sus apreturas en la clasificaci¨®n. El Celta fue un cicl¨®n y el M¨¢laga, despu¨¦s de un esperanzador comienzo de Liga, queda sumido en un mar de dudas. El resultado deja muy tocado al grupo de Schuster, que se ha debilitado de forma inesperada y que encar¨® el choque con una falta de intensidad pasmosa. El desencanto de la grada fue de tal calibre ante la goleada recibida que apenas 5.000 espectadores aguantaron al final del encuentro. El M¨¢laga, en ca¨ªda libre, fue un juguete roto en manos de un excelente rival, que se sobrepuso a sus urgencias para completar una obra estupenda.

Todo fue muy pl¨¢cido para el Celta. El primer regalo fue ambiental. M¨¢laga recibi¨® al equipo gallego con lluvia y su equipo principal se encarg¨® de formalizar la segunda d¨¢diva con una puesta en escena tan fr¨ªa como inesperada. Luis Enrique plante¨® bien el encuentro, provocando la superioridad en el centro del campo ante un M¨¢laga con dos delanteros. Schuster cedi¨® al clamor del entorno y aline¨® a Santa Cruz y el Hamdaoui juntos. La apuesta atacante se fue al garete por la falta de intensidad del M¨¢laga, impropia de un principio de temporada donde el conjunto andaluz hab¨ªa mostrado brotes de crecimiento futbol¨ªstico esperanzadores. Pero jugar al f¨²tbol sin correr es imposible, lo que aprovech¨® perfectamente el Celta. En especial ?lex L¨®pez, un futbolista din¨¢mico y con gol. El centrocampista se plant¨® en el borde del ¨¢rea ante la pasividad del doble pivote del M¨¢laga, formado por Camacho y Tissone, para ajustar el bal¨®n al palo izquierdo de Caballero. El meta argentino, h¨¦roe en el Santiago Bernab¨¦u despu¨¦s de 13 paradas, dobl¨® la rodilla a las primeras de cambio y en el primer tiro a puerta del Celta.

El M¨¢laga se embarull¨®, superado por el toque del equipo gallego, envalentonado por su ventaja en el marcador. ?lex L¨®pez, que se movi¨® con libertad, estaba en todas. Sacando el bal¨®n junto a Oubi?a, organizando el contragolpe al lado de Nolito. El M¨¢laga, roto, entendi¨® que de nada sirve jugar con dos puntas si la pelota nunca les llega. Ni Camacho ni Tissone organizaban con criterio y Portillo se perd¨ªa en regates in¨²tiles. El Celta, superior en todas las facetas del juego, marc¨® otro gol despu¨¦s de un error de Antunes gracias a una buena volea de Augusto. Lo curioso del asunto es que con el 0-2 el Celta se hizo due?o del bal¨®n, con el M¨¢laga metido en su campo e incapaz de reaccionar.

La Rosaleda, un estadio fiable y fiel, no aguant¨® m¨¢s. Arreciaron los silbidos para espolear a un equipo andaluz con un ampl¨ªsimo margen de mejora. Schuster reforz¨® el centro del campo, pero no la fortaleza mental de un equipo que, de buenas a primeras, se le ha ca¨ªdo. No tiene demasiada explicaci¨®n la pasividad en el tercer gol, obra de ?lex L¨®pez, y mucho menos que la zaga malaguista dejara entrar a Nolito en el ¨¢rea con total libertad para que el gaditano hiciera con calidad el cuarto. Su golpeo, eso s¨ª, fue una aut¨¦ntica obra de arte.

Destrozado el M¨¢laga, el Celta se gust¨® con una superioridad inusitada. Gracias a ella logr¨® una goleada casi de esc¨¢ndalo. Caballero, en un nuevo servicio para la causa, impidi¨® que la ventaja gallega llegara, al menos, a la media docena.