Di Mar¨ªa mete dinamita
El argentino, con su despliegue, una asistencia y un gol, resulta decisivo para que el Madrid saque el partido adelante
Silencio en el Bernab¨¦u. Se oir¨ªa la brisa g¨¦lida que sopla desde Guadarrama de no ser por los cerca de 2.000 aficionados turcos que cantan en el arco del ¨²ltimo anillo. El campo est¨¢ repleto de asistentes expectantes, salvando un cuadro de butacas vac¨ªas en el fondo sur, donde hasta hace poco se juntaban los ultras, ¨²nico foco de aliento local del estadio. El vac¨ªo es manifestaci¨®n de una de esas extra?as divisiones que aquejan al madridismo desde la pasada primavera. Prolifera la gente fastidiada. El clima es raro. Si por algo se uni¨® la multitud fue para reclamar el Bal¨®n de Oro para Cristiano con una pancarta gigante desplegada en el fondo norte, cuando los dos equipos se formaron para o¨ªr el himno de la Champions. Despu¨¦s empez¨® un lento y silencioso partido que durante una hora solo removi¨® a los aficionados de casa para protestar la expulsi¨®n de Ramos y para celebrar el gol de Bale.
Las ausencias de Khedira (lesi¨®n), Modric (sanci¨®n), Cristiano (sobrecarga) y Alonso (descanso) propiciaron la experimentaci¨®n. Ancelotti le dio la titularidad a Casemiro y a Jes¨¦ por primera vez en la temporada oficial y los dos respondieron notablemente bien. Puso a Di Mar¨ªa de extremo puro por la izquierda y a Bale a pierna cambiada por la derecha, como ¡®nueve¡¯ acechante, acompa?ando a Jes¨¦, que se pele¨® con los centrales y con los medios centros rivales. Los turcos agotaron un ataque en el ¨¢rea de Casillas, se produjo un rechace, un robo, una salida, y la pelota lleg¨® a Isco, que sintoniz¨® con Bale. Tardaron un instante en entenderse. Bale se desmarc¨® a la espalda de los centrales y el malague?o le mand¨® el pase al espacio. Bale se qued¨® solo ante el portero pero mand¨® el bal¨®n fuera. El partido pareci¨® encaminado. Pero antes de la media hora algo se torci¨®. Inan hizo un env¨ªo de 60 metros para Bulut y Ramos no consigui¨® interponerse entre la pelota y la porter¨ªa. Hubo un forcejeo est¨¦ril y Bulut se tir¨®, enga?ando al ¨¢rbitro, que mostr¨® la roja a Ramos. El Madrid se qued¨® con uno menos y mientras Ramos se retiraba al vestuario se cruz¨® con la mirada despectiva de Ancelotti, que le dijo algo como un juicio r¨¢pido. Los tribunos asistieron a los sucesos envueltos en abrigos voluminosos, quiz¨¢ preocupados, pero sin participar.
El panorama se oscurec¨ªa sobre Chamart¨ªn cuando Bale lanz¨® una falta muy bien tocada y el portero se la comi¨®. Eray Iscan, suplente de Muslera, el internacional uruguayo, defendi¨® el lanzamiento de forma poro ortodoxa. El hombre se par¨® dos metros por delante de la l¨ªnea de gol y el bal¨®n le sobrevol¨® antes de meterse pegado al larguero. Iscan quiso retroceder, pero los biomec¨¢nicos hace tiempo que determinaron que correr hacia atr¨¢s es m¨¢s dif¨ªcil. El 1-0 brill¨® un par de minutos. Hasta que Bulut hizo el 1-1 y lleg¨® el descanso.
¡°Dame motivos para mantenerte¡±, le dijo Ancelotti cuando Bale a¨²n se pon¨ªa a punto
¡°Dame motivos para mantenerte en el equipo¡±, le dijo Ancelotti a Di Mar¨ªa, cuando Bale todav¨ªa se pon¨ªa a punto, hace mes y medio. Di Mar¨ªa cumpli¨®. El argentino no dio motivos para que le quitaran del equipo titular pero los 100 millones de Bale necesitan amortizaci¨®n. El gal¨¦s acab¨® ocupando la banda derecha y Di Mar¨ªa altern¨® entre el banquillo y otras posiciones. Ayer, Ancelotti lo situ¨® de extremo izquierda y en la segunda parte, cuando peores parec¨ªan las condiciones para el Madrid, sac¨® el partido adelante. Primero, con un centro perfecto. Tan perfecto que hasta Arbeloa pudo interceptarlo con ventaja en el ¨¢rea chica, frente al desdichado Iscan. Fue gol de Arbeloa. Fue el 2-1. Fue la constataci¨®n de la superioridad aplastante del Madrid. Y fue la antesala de la fiesta, y del 3-1, obra de Di Mar¨ªa, que no dio tiempo a pensar a los centrales y fusil¨® desde el punto de penalti.
Di Mar¨ªa debi¨® multiplicar su recorrido para compensar la inferioridad num¨¦rica de su equipo. Se comport¨® con oficio en el medio campo y percuti¨® contra Ebou¨¦ con determinaci¨®n de minero. Acab¨® por abrir una galer¨ªa. Un conducto por el que dinamit¨® al Galatasaray y cerr¨® el pase a la siguiente fase en calidad de l¨ªder de grupo. Para entonces, la hinchada hab¨ªa roto el silencio y desped¨ªa a sus chicos con un alborozado estruendo.
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