Espa?a no levanta cabeza
Tras la derrota de Marrero y Verdasco en el dobles (6-7, 6-7, 7-6 y 3-6 frente a Haas y Kohlschreiber), la selecci¨®n cae 0-3 en Alemania y luchar¨¢ contra el descenso por segundo a?o seguido.
Por segundo a?o consecutivo, Espa?a jugar¨¢ para evitar el descenso de categor¨ªa en la Copa Davis: la derrota?6-7, 6-7, 7-6 y 3-6 de David Marrero y Fernando Verdasco frente a Philipp Kohlschreiber y Tommy Haas sell¨® el 3-0 con el que Alemania ape¨® a la selecci¨®n de Carlos Moy¨¤. Hu¨¦rfano de sus cuatro mejores jugadores por r¨¢nking (Rafael Nadal, David Ferrer, Tommy Robredo y Nicol¨¢s Almagro), el que fuera el equipo m¨¢s poderoso del planeta volver¨¢ a asomarse al abismo en septiembre, cuando un sorteo decida si le toca afrontar el desaf¨ªo de la permanencia como visitante, en lugar de en casa, como en 2013. Un destino que no pudieron evitar los maestros de maestros en un tens¨ªsimo partido.
Marrero marc¨® el encuentro de principio a fin. El debut en la competici¨®n no le pes¨®. Al contrario. Dej¨® todas las se?ales de un tenista espoleado por la ocasi¨®n, dispuesto a aprovechar la oportunidad para salir del anonimato al que le condena una especialidad secundaria como la del dobles. Con todos los focos puestos sobre ¨¦l, se mostr¨® como un tenista completo. S¨®lido de fondo. Decidido en la red. De saque potente. Con convicci¨®n: pese a que cerr¨® la primera manga con una doble falta, su figura marc¨® el partido con arranques llenos de voluntad, plasticidad y acierto, hasta que pasar la frontera de las tres horas de juego empez¨® a hacerle mella en las piernas. A su lado, Verdasco palideci¨®. Aunque algunos zambombazos tremendos tuvieron su firma, las m¨¢s de las veces el madrile?o se encontr¨® con la red o el vac¨ªo, presa de decisiones atrevid¨ªsimas. ?l, que hab¨ªa resumido su visi¨®n del tenis como un juego de porcentajes, en el que el riesgo pierde casi siempre frente a la consistencia, hizo sobre la pista lo contrario. Arriesgar. Casi siempre, sin premio.
Frente a la dupla espa?ola, que no aprovech¨® tres puntos de set en la primera manga, la pareja alemana. Dos jugadores notables en individuales sin apenas experiencia en com¨²n. Dos tenistas reci¨¦n salidos de sendas lesiones. Dos competidores sin esquema ni otro plan que el de atarse a su talento y aprovechar el piso r¨¢pido de Fr¨¢ncfort, que al dificultar la creaci¨®n de jugadas privilegia el v¨¦rtigo e iguala la batalla.
¡°?Se puede! ?Se puede!¡±, gritan los pocos espa?oles que pueblan la grada, esperanzados cuando ven c¨®mo Haas se diluye con el paso de los minutos, pagando el peaje de los 35 a?os y la falta de pretemporada. ¡°?Este partido, lo vamos a ganar!¡±, sue?an con las caras pintas de rojo y amarillo, mientras sobre el cemento Verdasco y Marrero batallan. Se discute el meollo del partido y Haas y Kohlschreiber empiezan a jugar a tiros. Conscientes de que tienen las de perder en la batalla de fondo, arriesgan en los restos, se pegan a la red, viven del saque. Todo, en consecuencia, se decide en las muertes s¨²bitas. El imperio de los fuertes. El reino de quienes controlan los nervios.All¨ª se desmadejan las certezas de los maestros, porque cobra m¨¢s peso Verdasco que Marrero, y llega la derrota.
La selecci¨®n, que ha ganado cinco Copas Davis en lo que va de siglo (2000, 2004, 2008, 2009 y 2011), competir¨¢ por segundo a?o seguido para evitar el descenso. Tras m¨¢s de un decenio presumiendo de fondo de armario, el paso del tiempo y la ausencia de los cuatro mejores espa?oles del r¨¢nking volvieron a subrayar lo que se vio en 2013: Espa?a, pese al coraz¨®n de Marrero y de Feliciano L¨®pez, ya no es aquella Espa?a que dominaba en casa y fuera, al aire libre y bajo techo, sobre tierra como sobre cemento.
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