M¨¢s all¨¢ del 0-5
Se cumplen 40 a?os de un resultado m¨ªtico, recordado permanentemente y que tuvo unas dimensiones sociales muy marcadas: el 0-5 en el Bernabeu el a?o en que el Bar?a volvi¨® a ganar la liga tras 14 a?os de sequ¨ªa
El presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro acababa de proclamar solemnemente su esp¨ªritu del 12 de febrero, mientras Josep Pla acud¨ªa excepcionalmente al Camp Nou para ver a un fen¨®meno llamado Johan Cruyff, que estaba revolucionando el f¨²tbol y al Bar?a. Hac¨ªa solo dos meses que Agust¨ª Montal hab¨ªa sido reelegido presidente, esta vez con el lema El Bar?a m¨¦s que un club, que en aquellos a?os finales del franquismo era una proclama desafiante. En la memoria m¨¢s cercana de los seguidores azulgrana resonaban conflictos deportivos que siempre apuntaban a Madrid, tuvieran estos el nombre de un ¨¢rbitro como Guruceta o se refiriesen a esc¨¢ndalos con la federaci¨®n de por medio, como el de los oriundos.
Es en este telegr¨¢fico contexto en el que despu¨¦s de 14 a?os sin hacerse con la Liga, el Bar?a caminaba a paso firme hacia el ansiado t¨ªtulo y consigui¨® ganar en el Bernab¨¦u por 0-5. Un resultado m¨ªtico recordado permanentemente y del que ma?ana se cumplen 40 a?os, que en aquel momento tuvo unas dimensiones sociales muy marcadas.
Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n ya hab¨ªa proclamado abiertamente en 1969 el papel extradeportivo del Bar?a, y obviamente aquella victoria en el campo de un eterno rival que estaba pre?ado de conexiones con el poder de la ¨¦poca, tuvo en algunos sectores de Catalu?a una lectura claramente pol¨ªtica. De forma espont¨¢nea aquella misma noche unos 2.000 seguidores acudieron a la Rambla en una celebraci¨®n que naturalmente no gust¨® a las autoridades, siempre atentas a cualquier concentraci¨®n que no controlasen, y enviaron varios jeeps de la polic¨ªa para disolver a los aficionados. Muy pocos se atrevieron a relatar estos hechos, y la mayor¨ªa de la prensa solo habl¨® de la haza?a deportiva. No obstante, el m¨¢s atrevido Tele/eXpr¨¦s dio la noticia en la secci¨®n de pol¨ªtica, igual que el Diario de Barcelona, que se refer¨ªa en portada al Blaugrana power: econ¨®mico, social, deportivo y sentimental. Tambi¨¦n escribieron columnas de opini¨®n escritores alejados de la cr¨®nica deportiva, como Baltasar Porcel, que confesaba que no hab¨ªa visto jugar a Cruyff, o Joan de Sagarra. Este se refer¨ªa a las nuevas generaciones de catalanes y barcelonistas, que "saben, inconscientemente, que el f¨²tbol es pol¨ªtica, como pol¨ªtica era el gol de Marcelino". M¨¢s sorprendente todav¨ªa fue que se colase en el falangista barcelon¨¦s Solidaridad Nacional un art¨ªculo que afirmaba que "de ah¨ª que los cinco goles que el Barcelona ha metido en la porter¨ªa del Madrid, y en el Bernab¨¦u, supongan mucho m¨¢s que cinco goles. Supongan en definitiva el triunfo sobre el centralismo, triunfo que es la m¨¢xima aspiraci¨®n de los que somos de la periferia". Allende el Atl¨¢ntico, The New York Times explic¨® la significaci¨®n social del Bar?a incluyendo un mapa de Catalu?a. Y pocos meses despu¨¦s La Trinca populariz¨® la canci¨®n Botifarra de pag¨¨s, en la que los cinco goles del Bar?a en el Bernab¨¦u eran fuente de afirmaci¨®n catalanista y de fracaso de una cierta mentalidad: "En Flandes se ha puesto el sol".
Un mes y medio m¨¢s tarde el Bar?a consigui¨® matem¨¢ticamente el t¨ªtulo, y se repitieron las lecturas de esa victoria deportiva. Los aficionados volvieron a congregarse en Canaletas y se desplazaron a la plaza de Sant Jaume. No ten¨ªan himno ¡ªEl Cant del Bar?a se estrenar¨ªa a finales de ese a?o¡ª, y curiosamente entonaron el Virolai, una opci¨®n significativa de la b¨²squeda de referentes de afirmaci¨®n catalana en las postrimer¨ªas del franquismo. Porque ese 0-5 se vivi¨® precisamente como la dicotom¨ªa entre franquismo y catalanismo.
Carles Santacana es historiador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.