Una monta?a de basura
Nepal obligar¨¢ a los monta?eros del Everest a bajar con ocho kilos de basura Habr¨¢ polic¨ªa en el campo base, a 5.300 metros, para controlar la limpieza en la ascensi¨®n
En 1953, Edmund Hillary y Tenzing Norgay conquistaron los 8.848 metros del Everest y ya tuvieron que pisar desperdicios por el camino. Desde que, tres a?os antes, Nepal hab¨ªa autorizado a los extranjeros a explorar la in¨¦dita cara sur de la monta?a, la basura se acumulaba en sus campos estrat¨¦gicos. En el collado sur, a 8.000 metros de altura, pod¨ªan verse los restos de tiendas abandonadas y arruinadas por el efecto del viento y la nieve. Eran los desperdicios de tentativas llevadas a cabo en 1952 por sendas expediciones suizas. M¨¢s de 60 a?os despu¨¦s, tras cientos de expediciones a la monta?a m¨¢s elevada de la tierra, el collado es el vertedero m¨¢s elevado del planeta, un lugar en el que entre bombonas de ox¨ªgeno desechadas, cartuchos vac¨ªos de gas, estacas de nieve y pl¨¢sticos puede contemplarse el cad¨¢ver de un alpinista colocado en posici¨®n fetal. El Gobierno de Nepal ha lanzado ahora la Operaci¨®n Limpieza de la afeada cara de su monta?a fetiche.
Hasta la fecha, cada alpinista ten¨ªa la obligaci¨®n de presentar a su oficial de enlace (un enviado del Gobierno) la basura generada en altura. Pero entre la desidia de estos y la desfachatez de muchos escaladores, el Everest apesta. Por ello, el Ministerio de Cultura y Turismo de Nepal ha decidido que cada escalador deber¨¢ bajar ocho kilos de basura del Everest. No se trata del primer esfuerzo por lavar la cara del gigante. Desde 2008, los serpas que trabajan para la Eco Everest Expedition han desalojado de la monta?a 15 toneladas de basura, 600 kilos de desechos org¨¢nicos y los cuerpos sin vida de seis escaladores que llevaban a?os a la vista.
Una de las primeras medidas pas¨® por pagar a los serpas para que bajasen de la monta?a bombonas de ox¨ªgeno abandonadas. Se les remuneraba por unidad recogida, y de esta forma se recuperaron incluso botellas empleadas que databan de 1953 durante la conquista del Everest. El serpa que las encontr¨® se gan¨® un generoso sobresueldo vendi¨¦ndolas como souvenir.
Ahora, la nueva ley deja algunos esc¨¦pticos por el camino. Mingma Sherpa, el primer nepal¨¦s en escalar los 14 ochomiles y una aut¨¦ntica leyenda en su pa¨ªs, no tiene claro que la medida pueda funcionar: ¡°Lo que no sabemos es qui¨¦n va a encargarse de hacer el recuento de la basura, qui¨¦n va a controlar que esa basura proviene de los campos de altura y no del campo base, donde es muy f¨¢cil recogerla¡±.
Las botellas de ox¨ªgeno de la expedici¨®n de Hillary, de 1953, estuvieron m¨¢s de 50 a?os abandonadas
Las autoridades de Nepal estiman que cada alpinista genera algo menos de seis kilos de basura sin contar con las botellas de ox¨ªgeno y los residuos org¨¢nicos. Los monta?eros deber¨¢n depositar sus ocho kilos correspondientes en la oficina del Comit¨¦ para el Control de la Poluci¨®n, unas instalaciones que a¨²n no existen y que nacer¨¢n antes del pr¨®ximo mes de mayo en un emplazamiento sin determinar junto al campo base de la monta?a, a 5.300 metros de altitud. Quien no entregue su cantidad de basura asignada recibir¨¢ una multa o la confiscaci¨®n del dep¨®sito de la expedici¨®n, que asciende a 4.000 d¨®lares (unos 2.900 euros).
En la pr¨¢ctica, cualquiera que pague por escalar el Everest deber¨¢ bajar al menos tres kilos de una basura amontonada en sus laderas durante a?os de dejadez. Cuesta mucho imaginar a los clientes de las grandes agencias internacionales de gu¨ªas (tipos que apenas saben atarse sin ayuda los crampones, que no son aut¨®nomos, que viajan enchufados al ox¨ªgeno artificial desde el campo base, que son arrastrados por los serpas ladera arriba y ladera bajo, que no saben fundir nieve para hidratarse) hacer un alto en el camino de descenso para arrancar cerca de tres kilos de inmundicia de entre la nieve y el hielo, y eso sin contar con las bombonas de ox¨ªgenos vac¨ªas que deber¨ªan acarrear y cuyo peso en vac¨ªo por unidad es de 2,5 kilos. No cuesta mucho imaginar que ser¨¢n sus serpas quienes deban hacerlo por ellos y que en muchos casos pagar¨¢n encantados la multa con tal de no bregar con desechos ajenos.
¡°Algunos pueden crear menos basura, pero deber¨¢n cumplir con su cuota, incluso si ello supone que tienen que recoger residuos que ya estaban all¨ª¡±, afirma Dipendra Poudel, miembro del departamento gubernamental de monta?ismo. Con unas 800 personas que aspiran a escalar el Everest cada a?o, incluyendo a los serpas, las autoridades estiman que podr¨¢n recoger algo m¨¢s de seis toneladas de residuos anuales.
Con todo, el verdadero problema del Everest es su banalizaci¨®n. Esta monta?a dej¨® de ser un asunto de monta?eros para convertirse, con el paso del tiempo, en un negocio. De todas formas, ser¨ªa injusto achacar las toneladas de porquer¨ªa en sus laderas a un tipo de persona ajena al mundo de la monta?a. Los primeros visitantes del Everest eran alpinistas vocacionales y eso no impidi¨® que se acumularan las primeras capas de porquer¨ªa.
Por todo esto, las autoridades de Nepal suspiran por desterrar de su Everest al t¨ªpico aspirante adinerado, pero incapaz, para animar a los verdaderos monta?eros. Estos ¨²ltimos, considera el Gobierno, son mucho m¨¢s aut¨®nomos, no van al l¨ªmite y son capaces de controlar lo que ensucian. Por este motivo, el precio del permiso se ver¨¢ rebajado desde el 1 de enero de 2015 de 25.000 a 11.000 d¨®lares (de 18.000 a 8.000 euros). Antes un grupo de siete escaladores pod¨ªa obtener un permiso colectivo por 70.000 d¨®lares, permiso que dejar¨¢ de existir. Seg¨²n Tilakram Pandey, oficial del Ministerio de Turismo de Nepal, se trata de ¡°evitar que se formen, como ocurr¨ªa ahora, grupos artificiales para ahorrar dinero, en los que cada uno iba por su cuenta y el l¨ªder incluso pod¨ªa no conocer a los miembros de su equipo. Esto promover¨¢ el monta?ismo serio y responsable¡±, explic¨® a Reuters.
En este sentido, Ang Tshering Sherpa, presidente de la Federaci¨®n de Monta?a de Nepal, adelant¨® que se prohibir¨¢n ¡°r¨¦cords del tipo de alguien que pretende ser el primero en hacer el pino en la cima o en desnudarse en la cumbre. Esto ofende la dignidad del Everest, que es un icono global¡±. El Gobierno tambi¨¦n pretende evaluar las aptitudes alpin¨ªsticas de los aspirantes a alcanzar la cima del Everest, pero no aclara c¨®mo piensa hacerlo: ?una prueba de aptitud?, ?solicitando un curr¨ªculo?
Por ¨²ltimo, la polic¨ªa tendr¨¢ sus propias dependencias en el campo base. Dipendra Poudel concret¨® recientemente el car¨¢cter del destacamento: ¡°Estar¨¢ formado por nueve efectivos, tres de cada uno de los tres cuerpos del ej¨¦rcito, la polic¨ªa y la polic¨ªa armada¡±. Semejante novedad est¨¢ estrechamente ligada con los acontecimientos vividos la pasada temporada en el Everest a 6.500 metros, cuando una turba de serpas enfurecidos estuvo muy cerca de linchar a los alpinistas europeos Simone Moro, Ueli Steck y Jonathan Griffith tras un intercambio de insultos entre ambas partes.
En 2010, Simone Moro, poco despu¨¦s de conquistar el Gasherbrum II en invierno, y pese a la tormenta que se echaba encima de ¨¦l y de sus dos compa?eros, Urubko y Richards, se llev¨® basura encontrada de otras expediciones. Minutos despu¨¦s, un alud sepult¨® a sus dos compa?eros, dej¨¢ndole milagrosamente al margen, lo que le permiti¨® salvarles la vida: ¡°Siempre he cre¨ªdo que la monta?a tuvo un gesto conmigo por haberla limpiado un poco¡±.
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