La fe del Chelsea tumba al PSG

¡°Mourinho, simply the best [simplemente el mejor]¡±. La adoraci¨®n de la grada de Stamford Bridge a su entrenador, Jos¨¦ Mourinho, vivi¨® este martes un nuevo cap¨ªtulo cuando la fe del Chelsea y su habilidad para jugar el partido convenido tumb¨® a un PSG superado por sus miedos, los de un equipo sin car¨¢cter para aguantar la presi¨®n de las citas de este calibre, despersonalizado por la ausencia de Ibrahimovic por lesi¨®n.

En un choque ¨¢spero, cada vez m¨¢s retorcido, el PSG se sinti¨® desencajado por un Chelsea mucho m¨¢s avezado en estos envites. Esos que suelen decidirse en la estrategia, terreno reservado tradicionalmente para los blues. El Chelsea es capaz de convertir en gol hasta un saque de banda desde el callej¨®n del ocho. Aprovecha la potencia de los brazos de Ivanovic, que act¨²an como catapultas, a beneficio de la pelea a¨¦rea de David Luiz, de cuya prolongaci¨®n sac¨® partido el empalme oportuno de Sch¨¹rrle, sustituto (m. 17) del lesionado Hazard. El volante alem¨¢n no tiene el desequilibrio del belga, pero s¨ª m¨¢s gol.

A medida que transcurr¨ªa la primera parte, el p¨¢nico fue creciendo en el PSG, defendi¨¦ndose cada vez m¨¢s cerca de su portero Sirigu, responsable con un par de intervenciones de que el cuadro franc¨¦s todav¨ªa se marchara con ventaja al descanso. ?l y el oportuno cruce de Thiago Silva cuando cort¨® la carrera en vertical a la porter¨ªa de Eto'o enfilando la meta de Sirigu. En ataque, el PSG result¨® inocuo. Ni Lavezzi ni Lucas Moura enlazaron con Cavani, esperando en vano centros desajustados, poco fino el uruguayo cuando le lleg¨® la ocasi¨®n.

El Chelsea aument¨® la presi¨®n en el arranque del segundo tiempo: sendos tiros al larguero de Sirigu, el primero de Sch¨¹rrle y el segundo de falta de Oscar. Ese gol que tanto les ha reclamado Mourinho a sus delanteros esta campa?a lo busc¨® para el ¨²ltimo tramo en Demba Ba, en lugar de Lampard, y antes que la opci¨®n de Fernando Torres, relegado al banquillo hasta cuando solo faltaban 10 minutos.

El PSG, mientras, necesitaba m¨¢s contacto con la pelota y Laurent Blanc retir¨® a un desenfocado Lavezzi y prob¨® con la presencia de Pastore, autor en la ida de un gol monumental en el ¨²ltimo suspiro. Mejor¨® inmediatamente el conjunto franc¨¦s en su relaci¨®n con el bal¨®n, por fin le llegaron un par de pases largos en condiciones a Cavani, pero al uruguayo, tras controles excelentes, err¨® en un par de remates francos ante Cech.

El centro de la defensa francesa ¡ªAlex y Thiago Silva¡ª parec¨ªa poder aguantar el resultado en el alambre. E incluso lo reforz¨® Blanc para los ¨²ltimos instantes con la presencia de Marquinhos por delante de los centrales en sustituci¨®n de Lucas Moura. Pero justo entonces lleg¨® el gol del Chelsea. Tantos defensas para morir en la orilla. El tiro cruzado de Azpilicueta pas¨® por entre una nube de defensores. Uno de ellos, Alex, lo desvi¨® levemente y Demba Ba apareci¨® cruz¨¢ndose y golpeando con el alma, cay¨¦ndose y de mala manera, con la tibia, a gol. La carrera de 30 metros de Mou no fue para abrazar a Ba, hundido en una monta?a por sus compa?eros, sino a Torres: con la frialdad de los elegidos, le dio instrucci¨®n de que jugara m¨¢s abierto en los minutos restantes.

Al PSG le quedaba una. Marquinhos coloc¨® con suavidad junto a uno de los palos en el minuto ya 93. Surgi¨® Cech de la nada y la desvi¨® a c¨®rner. Ese es Cech, un portero que gana partidos. Y ese el Chelsea de Mou, feo de ver pero competitivo como siempre, como su entrenador.