Al ataque, ya no hay nada que defender
A Espa?a le perdi¨® la defensa contra Holanda, la defensa de su porter¨ªa y tambi¨¦n la defensa de su t¨ªtulo de campeona del Mundo. No supo cerrar su ¨¢rea, seguramente porque el equipo fue demasiado largo, y concedi¨® demasiados espacios, sobre todo en el costado izquierdo, desde donde Blind centr¨® sin parar para la profundidad de Van Persie y especialmente Robben, ayer un futbolista soberano.
La agresividad de Holanda contrast¨® con la quietud de La Roja, administrativa y contemplativa, nada vigorosa, envejecida futbol¨ªsticamente desde que hace precisamente cuatro a?os le ganara el t¨ªtulo a los holandeses en la memorable final de Johanesburgo.
La derrota oblig¨® a reaccionar a Holanda y propici¨® el acomodamiento de Espa?a. Casillas, h¨¦roe en Sud¨¢frica 2010, encaj¨® ayer cinco goles y dos apuntan al capit¨¢n. La ca¨ªda de los s¨ªmbolos del f¨²tbol espa?ol fue tremenda, nada que ver con el 1-0 de hace cuatro a?os en el estreno con Suiza, y pasaron tantas cosas de golpe que no parece que sea una cuesti¨®n coyuntural sino estructural. Los errores individuales arrastraron a una debacle colectiva may¨²scula: 1-5. No supo corregirse Espa?a ayer y ahora se impone preguntarse si dispone de recursos suficientes para reactivarse a tiempo en Brasil. Los espa?oles parecieron un pu?ado de veteranos comparados con los j¨®venes holandeses.
La Roja fue ayer un futbol¨ªn en el campo y una postal en Brasil. Mantuvo los signos de identidad que le han llevado a ser campeona de Europa y del Mundo. Ning¨²n futbolista ha garantizado mejor el estilo desde los tiempos de Luis que Xavi Hern¨¢ndez, de la misma manera que una de las aportaciones decisivas de Del Bosque ha sido la pareja de volantes centrales que equilibraban al equipo: Xabi Alonso-Busquets. No se discute tampoco el protagonismo de Iniesta ni la entrada de Silva. El debate se ha centrado acaso en los jugadores perif¨¦ricos como los laterales y especialmente la figura del ariete o falso 9 y se entendi¨® como enriquecedora la llamada de Diego Costa.
La confecci¨®n del equipo no parec¨ªa ninguna temeridad, ni siquiera para quienes preve¨ªan el diluvio, cuando Silva tuvo una jugada clara para el 2-0. No atin¨® en la definici¨®n y a cambio se dispar¨® Holanda: 1-5. Los goles fueron cayendo sin parar despu¨¦s de repetir unos cuantos errores individuales: no cerr¨® bien Alba, defendi¨® muy atr¨¢s Piqu¨¦ y no tap¨® Casillas. No presionaron los delanteros ni se juntaron los medios, desbordado el equipo por la velocidad y entusiasmo de los escolares de Van Gaal, un maestro t¨¢ctico. Retirado Puyol, Espa?a ha ganado un central con Sergio Ramos a cambio de perder un lateral derecho, y se ha rebajado su intensidad por el desfondamiento de delanteros como Pedro.
No se corrigi¨® Espa?a y ahora hay que ver si tiene recursos para reactivarse
El equipo se hizo demasiado largo al principio y al final le tomaron la espalda en cada arrancada de Robben. A pesar de la discontinuidad, el partido tuvo en cualquier caso una constante durante los 90 minutos: jug¨® La Roja sin vigor ni velocidad, sin entusiasmo, reiterativa en el pase al pie y falta de desmarque, como si hubiera cambiado la corriente: de 220cv a 110cv. Espa?a es un equipo pastoso y vulnerable cuando no aprieta de forma sincronizada y no silba la pelota. Afloj¨® la tensi¨®n y la administraci¨®n del juego se impuso a la ambici¨®n. La jerarqu¨ªa de Espa?a solo fue reconocida cuando le concedieron un penalti que solo pitan a los campeones y a un delantero como Costa.
El ariete se qued¨® tieso como La Roja. Costa es una de las pocas novedades del equipo de Del Bosque. No es f¨¢cil renovar a los campeones, y menos al del Mundo. Aunque los finales de etapa se temen, nunca se encuentra el momento ni la manera de evitarlos. Falta ver si es el caso de Espa?a. A veces se quiere y no se puede, y la tralla que lleva la selecci¨®n es tremenda. Los jugadores y el seleccionador se merecen un respeto y el derecho a la duda por la misma regla de tres que los rivales dejar¨¢n de temerla despu¨¦s de un 1-5, tres goles m¨¢s que en todo el Mundial pasado. A Espa?a, en cualquier caso, ya nadie se la mirar¨¢ igual, ni sus propios aficionados. Toca atacar de nuevo, ya no hay nada que defender.
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