La maldici¨®n del ganador
El pentacampe¨®n del mundo jugando de local no puede simplemente vencer. Tiene que arrollar, brillar, deslumbrar... O ser¨¢ tratado como un mediocre
Vi el partido inaugural del Mundial con un amigo brasile?o. Y ¨¦l solo quer¨ªa que ganase Croacia. Cuando Marcelo marc¨® el autogol contra Brasil, mi amigo comenz¨®:
¡ª?As¨ª no! Si jugamos as¨ª, no merecemos ganar.
Cuando el ¨¢rbitro se invent¨® un penal a favor de Brasil, mi amigo volvi¨® a indignarse:
¡ªY ahora vamos a robar el partido. Terminaremos ganando injustamente por un golpe de suerte. Es impresentable.
Como Brasil me cae bien (mejor que a los brasile?os, por lo visto), repliqu¨¦:
¡ªBueno, si gana Croacia gracias a un autogol, tambi¨¦n ser¨¢ por un golpe de suerte.
¡ª?No tiene nada que ver!, discuti¨® mi amigo, con balc¨¢nico fervor, Un autogol est¨¢ dentro de las reglas. Lo nuestro ha sido ilegal. Si no hacemos otro gol, esto no tiene remedio.
Finalmente, Brasil hizo otro gol. Pero para mi amigo, a pesar de sus palabras reci¨¦n dichas, el asunto ya no ten¨ªa remedio:
¡ªEl falso penal ha hundido el ¨¢nimo del rival. Este triunfo sigue siendo indigno.
Al final del partido, mi amigo solo gritaba:
¡ª?Cro-a-cia! ?Cro-a-cia!
Por un momento, atribu¨ª la actitud de mi amigo a la arrogancia de quien est¨¢ acostumbrado a ganar. Los ganadores siempre hablan como si el otro equipo no existiese. Todo lo que ocurre en el campo es de su ¨²nica y exclusiva responsabilidad. Si ganan es por sus m¨¦ritos. Si pierden, por sus defectos. Su oponente les parece irrelevante. Solo forma parte del decorado. Para los ganadores, su equipo juega s¨®lo contra s¨ª mismo y su leyenda.
Y sin embargo, al d¨ªa siguiente, la prensa internacional le daba a mi amigo la raz¨®n. Los medios de comunicaci¨®n del mundo no escatimaban la palabra ¡°robo¡± para referirse al partido. El New York Times acus¨® a un Brasil ¡°sin estilo¡± de haber recibido ¡°un regalo¡± del ¨¢rbitro. Un diario argentino se refiri¨® a la nacionalidad del ¨¢rbitro como ¡°Jajajaja... pon¨¦s¡±. Otro defini¨® lo sucedido con un juego de palabras: ¡°Jug¨® Robinho¡±. Tratando de ofrecer una versi¨®n m¨¢s amable de los hechos, un diario brasile?o llam¨® al referee ¡°¨¢ngel japon¨¦s¡±.
Y el equipo brasile?o es una met¨¢fora de su pa¨ªs. En lo que vamos del siglo, Brasil ha sido el gran ejemplo de desarrollo mundial. Est¨¢ entre las diez mayores econom¨ªas del mundo, pero no se ha entregado al capitalismo salvaje
Los titulares contra Brasil fueron mucho m¨¢s duros que, por ejemplo, los dedicados a Argentina despu¨¦s de ganar su debut ante Bosnia y Hercegovina por un m¨ªnimo 2-1 y con ayuda de un autogol bosnio. Aunque la blanquiazul fue menos contundente que el pa¨ªs anfitri¨®n, El Pa¨ªs titul¨® discretamente ¡°Debut argentino con apuros¡±. El argentino Clar¨ªn habl¨® de ¡°triunfo ajustado¡± pero rescat¨® el golazo de Messi. La mayor¨ªa de medios internacionales hicieron lo mismo.
?A qu¨¦ se debe esa diferencia de trato? ?Por qu¨¦ tanta agresividad contra Brasil? Simplemente, es la maldici¨®n del ganador. El pentacampe¨®n del mundo jugando de local no puede simplemente vencer. Tiene que arrollar, brillar, deslumbrar... O ser¨¢ tratado como un mediocre.
Y el equipo brasile?o es una met¨¢fora de su pa¨ªs. En lo que vamos del siglo, Brasil ha sido el gran ejemplo de desarrollo mundial. Est¨¢ entre las diez mayores econom¨ªas del mundo, pero no se ha entregado al capitalismo salvaje: su gasto social en educaci¨®n y salud es el mayor de la regi¨®n. Rusia y China tambi¨¦n son grandes econom¨ªas, pero Brasil es una democracia con elecciones libres y sin represi¨®n de las diferencias nacionales, pol¨ªticas o sexuales. Por eso, ha encarnado el rostro agradable del progreso. La Copa de f¨²tbol deb¨ªa presentar al pa¨ªs como la nueva potencia mundial, capaz de organizarse eficientemente seg¨²n los m¨¢s elevados est¨¢ndares internacionales. Y, sin embargo, ha ocurrido justo lo contrario.
Dos d¨ªas antes del partido, una huelga de metro paraliz¨® la ciudad donde se jugar¨ªa, S?o Paulo, una megal¨®polis de 27 millones de habitantes. Hubo incendios de contenedores y 60 detenidos. La huelga se sumaba a las previas de conductores de autob¨²s, maestros, polic¨ªas y basureros.
Los brasile?os se quejan de que se haya invertido en el Mundial 11.000 millones de euros ¡ªdinero p¨²blico en m¨¢s de un 80%¡ª, en un pa¨ªs con serias deficiencias de seguridad, educaci¨®n y atenci¨®n m¨¦dica. Los brutales sobrecostos han hecho que este torneo sea m¨¢s caro que los dos anteriores juntos, pero no por eso, que las infraestructuras deportivas y los aeropuertos est¨¦n terminados a tiempo. El ex futbolista y diputado Romario de Souza ha denunciado que las obras de emergencia son una mina de oro para la corrupci¨®n, y ha llamado al Mundial ¡°el mayor robo de la historia¡±.
La presidenta Dilma Rouseff ha reivindicado que la inversi¨®n en salud y educaci¨®n multiplica por 212 el precio de los estadios, pero para los brasile?os, eso no es suficiente, igual que no basta ganar con un penalti robado.
Hoy a las nueve, la canarinha juega su segunda fecha, esta vez contra M¨¦xico. Bajo la maldici¨®n del ganador, Brasil est¨¢ obligado a cambiar el estado de ¨¢nimo de su pa¨ªs. Y ese reto se juega tanto dentro como fuera del estadio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.