Adi¨®s al trono
En Brasil, once se?ores conservadores tratando de controlar la pelota, jugando al toque y la posesi¨®n, mientras la artiller¨ªa rival se cuela por todos sus agujeros
Una foto en broma de la revista Jueves muestra a cuatro jubilados en la banca de un parque, mirando las obras de construcci¨®n o quiz¨¢ dando de comer a las palomas. Llevan bastones, alpargatas y todo el uniforme de rigor. Pero sus rostros son los del Rey Juan Carlos, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, Esperanza Aguirre y Vicente del Bosque.
Ser¨¢ de broma, pero es el mejor retrato del momento espa?ol actual.
En el Mundial de Brasil, el equipo de Del Bosque dio cruel testimonio del fin de una era. Once se?ores conservadores tratando de controlar la pelota, jugando al toque y la posesi¨®n, mientras la artiller¨ªa rival se cuela por todos sus agujeros, destroza sus defensas y arrasa su ¨¢rea. Espa?a-Chile enfrent¨® a la rutina contra la energ¨ªa, el prestigio intelectual contra la juventud rockera.
El argumento se mantiene si cambiamos a Chile por... casi todos. Los alemanes e italianos se entregan a las cabalgatas verticales de sus delanteros y practican un f¨²tbol f¨ªsico, r¨¢pido y brutal, mientras Espa?a toma el t¨¦ y hace calceta. Los holandeses han renovado su equipo desde el Mundial de Sud¨¢frica. Su defensa tiene un promedio de edad de 23 a?os. La defensa de Espa?a es... la de siempre. Ver a este equipo en Brasil ha sido como ver a Fred Astaire present¨¢ndose en el festival Sonar. Fred Astaire es bueno, s¨ª, pero est¨¢ en blanco y negro.
Ver a este equipo en Brasil ha sido como ver a Fred Astaire present¨¢ndose en el festival Sonar. Fred Astaire es bueno, s¨ª, pero est¨¢ en blanco y negro
Y sin embargo, nadie lo vio venir. El FC Barcelona sigue siendo la base del equipo, y por eso mismo, su decadencia debi¨® ser un anuncio de la que se avecinaba. Con Puyol retirado, Xavi de salida a Qatar y Piqu¨¦ convertido en modelo de alta costura, los resultados cul¨¦s de este a?o han sido penosos. A pesar de todo, ah¨ª estaban ellos, sumados a un Casillas que ya pasa temporadas de suplente. Y sin Puyol. La filosof¨ªa de Vicente del Bosque es "Yo tengo unos valores. Si el mundo cambia, peor para ¨¦l".
?Pero fue s¨®lo del Bosque? En realidad, fuimos todos. El equipo era demasiado querido. Incluso despu¨¦s de la humillaci¨®n ante Holanda, la opini¨®n p¨²blica espa?ola se dedic¨® a animar a los muchachos. Cuando Brasil gan¨® 3-1 a Croacia, los titulares brasile?os se cebaron vituperando e insultando a su equipo. Cuando Argentina gan¨® 2-1 a Bosnia, la celebraci¨®n medi¨¢tica fue discreta. Pero Espa?a perdi¨® 5-1 y toda la prensa dijo: "Vamos chicos, ustedes pueden. No ha pasado nada". Supongo que nos lo dec¨ªamos a nosotros mismos.
Espa?a ha estado irreconocible precisamente por seguir siendo la misma. Los recuerdos de este equipo son tan bellos que han reemplazado a la realidad. Y lo mismo les ha pasado a los l¨ªderes espa?oles. Desde la muerte de Adolfo Su¨¢rez hasta la abdicaci¨®n de Juan Carlos, pasando por la dimisi¨®n de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, la televisi¨®n ha vuelto a enamorarnos con el hermoso recuerdo de la Transici¨®n. Pero la Transici¨®n ya transit¨®. Su recuerdo ya no da de s¨ª en la vida real.
Espa?a ha estado irreconocible precisamente por seguir siendo la misma. Los recuerdos de este equipo son tan bellos que han reemplazado a la realidad
Juan Carlos abandona el trono como Casillas el Mundial, coronando una trayectoria vital brillante con un par de a?os de pesadilla salpicados de ausencias, mala leche ajena y errores propios. Sin la energ¨ªa de antes para remontar. Sin motivaci¨®n.
Rubalcaba deja su partido como Ramos jug¨® los suyos: persiguiendo a todo el mundo sin alcanzarlo. Trat¨® de controlar a sus catalanes y se produjo la divisi¨®n. Quiso correr por la banda izquierda y acab¨® mon¨¢rquico. Sin sorprender a nadie, en las elecciones recibi¨® una goleada.
Esperanza Aguirre asoma la cabeza de vez en cuando, pero su ¨²ltima intervenci¨®n sonada fue un incidente con la polic¨ªa de tr¨¢fico en Madrid. O sea, como Torres frente a Chile: s¨®lo da que hablar cuando comete falta.
Nublados por los buenos recuerdos, con nostalgia del pasado y terror del futuro, queremos decirles a todos ellos: "?nimo, chicos, ustedes pueden". Pero admit¨¢moslo: ya no llegan al bal¨®n.
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