Golpe por golpe
Argentina sigue sin encontrar la forma de equilibrar el talento ofensivo con la solidez defensiva

El primer compromiso de Sabella en la selecci¨®n fue en 2011 contra Venezuela y pareci¨® arrancado de una exclusiva en la prensa rosa: el equipo viaj¨® a India para intentar encontrarse a s¨ª mismo. Desde aquel amistoso en Calcuta, Argentina enfrenta un dilema: ?c¨®mo equilibrar el talento ofensivo con la solidez defensiva? ?c¨®mo rodear a Messi para potenciar sus virtudes y, a la vez, no exponerse excesivamente atr¨¢s? Hoy, casi tres a?os despu¨¦s y ya en pleno Mundial, las preguntas son las mismas.
En aquel debut, Sabella estren¨® un 4-3-3 asim¨¦trico, con Di Mar¨ªa regresando por la izquierda, Higua¨ªn de referencia y Messi libre. Unos d¨ªas despu¨¦s, contra Nigeria, prob¨® por primera vez con tres centrales, Rojo y Zabaleta. Ya en eliminatorias, despu¨¦s de un buen comienzo con Chile, volvi¨® a formar con cinco atr¨¢s y Argentina perdi¨® en Caracas. El empate con Bolivia en el Monumental calde¨® el ambiente y un primer tiempo olvidable en Barranquilla pon¨ªa al director t¨¦cnico en apuros cuando su ciclo apenas estaba despegando. Esa segunda parte en Barranquilla abri¨® un momento clave en este ciclo: Ag¨¹ero ingres¨® por Gui?az¨² y Argentina dio la vuelta al partido desde un 4-3-1-2, con Messi libre detr¨¢s de los dos delanteros. Todo el pa¨ªs se enamor¨® de la remontada. De ah¨ª en adelante Sabella qued¨® preso del desequilibrio.
Cada vez que Sabella intenta remediar el problema de Argentina, este se profundiza
El problema de Argentina es curioso. El entrenador lo conoce desde antes de asumir el cargo (la goleada sufrida ante Alemania en el ¨²ltimo Mundial sirve como m¨¢ximo ejemplo) y, sin embargo, cada vez que intenta remediarlo este se profundiza. Las facilidades que ofrece el equipo con el 4-3-1-2 en las transiciones defensivas son tan evidentes que, en el debut contra Bosnia, Sabella desafi¨® el gusto popular (y el de los jugadores) y abri¨® el Mundial con l¨ªnea de cinco. Sin especialistas en las bandas que exploten las virtudes de este esquema, el equipo carece de profundidad por los costados (Di Mar¨ªa, que podr¨ªa ser un magn¨ªfico wing retrasado, nunca jug¨® en esa posici¨®n), y lo que a priori parece una soluci¨®n balanceada termina alejando a los volantes de la posesi¨®n, a Messi de la acci¨®n y a Argentina del control de los partidos. La l¨ªnea de cinco dur¨® hasta donde lleg¨® el primer tiempo y los jugadores se encargaron de enterrarla en rueda de prensa.
En el segundo partido, la organizada y ultra defensiva Ir¨¢n complet¨® un total de 114 pases. M¨¢s preocupante que las dificultades creativas para quebrar semejante amontonamiento result¨® que, con la menor cantidad de pases en un partido de Mundial en los ¨²ltimos 50 a?os, Ir¨¢n convirtiera a Romero en figura.
El mi¨¦rcoles Argentina encontr¨® en Nigeria el formato de partido que m¨¢s le conviene, con espacio entre l¨ªneas rivales, con volantes poco agresivos en la presi¨®n y con transiciones r¨¢pidas para explotar la velocidad y la calidad de Higua¨ªn, Messi, Ag¨¹ero y Di Mar¨ªa. Los goles de Messi y Musa en los primeros cuatro minutos fueron un resumen del plan argentino actual, que no es distinto que el que acompa?¨® al equipo en casi todas las eliminatorias desde aquel entretiempo en Barranquilla.
La b¨²squeda del equilibrio que Sabella inici¨® en India decant¨® en dos opciones: atacar con tres y quebrarse o defender con cinco y llegar poco arriba. Para explorar otras opciones (que los de arriba regresen r¨¢pido a las ayudas o, con un delantero menos, que el equipo mejore en sus transiciones ofensivas y ataques est¨¢ticos) parece tarde. Claro que siempre queda la opci¨®n de pasarle la pelota a Messi y esperar. Hasta ahora ha dado resultado. Argentina parece dispuesta a vivir o morir as¨ª, golpe por golpe.
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