M¨¦xico no lo olvides: solo uno puede ganar
Con Brasil la selecci¨®n mexicana demostr¨® la capacidad de enfrentarse sin complejos; contra Croacia, que puede golear
Los estereotipos son peque?as br¨²julas que permiten realizar traves¨ªas cortas por la vida. Con ellas en la mano se logran explicaciones r¨¢pidas para asuntos complejos. Y se gana tiempo. En el f¨²tbol, por ejemplo, todos hemos repetido alguna vez que Brasil representa la belleza del juego; Alemania, la eficacia muda; Argentina, la lucha a dentelladas; Espa?a, el abismo permanente, que me caigo, que no me caigo¡ El problema surge cuando ante un fen¨®meno ni siquiera se alcanza a tener esos t¨®picos m¨ªnimos. La navegaci¨®n se dificulta entonces mucho. M¨¦xico y su f¨²tbol son un buen ejemplo de este desamparo orientativo.
Si se deja a un lado la exaltaci¨®n patria, el cielito lindo y dem¨¢s, nos quedamos sin saber cu¨¢l es su f¨²tbol. Y todo pasa a depender de sus figuras. Un d¨ªa es Ochoa el genio que refulge, otros el volc¨¢nico Piojo quien se ense?orea de la narrativa. Pero la definici¨®n, el arquetipo se desvanece. Eso le ocurre a muchos equipos. Polonia, por no buscar mucho, es un caso cuya definici¨®n universal de juego se ajusta a la mexicana: nula. Esta ausencia no es necesariamente mala. Deja abierta la sorpresa en cada partido. Y a¨²n m¨¢s, permite la construcci¨®n de una identidad propia, sin necesidad de que se la compare con otra anterior, mejor o peor. Hay libertad. Hay esp¨ªritu, pero a¨²n no cuerpo. Y eso es una oportunidad. M¨¦xico vive ahora ese momento. El enfrentamiento con Holanda puede representar el instante germinal de su personalidad. Con Brasil la selecci¨®n mexicana demostr¨® la capacidad de enfrentarse sin complejos y en su terreno a los embates de la divinidad; contra Croacia, que puede golear en un Mundial. Son elementos preparatorios. La forja depender¨¢ del triunfo ante Holanda. Y luego siempre vendr¨¢ un camino de a?os.
?Cu¨¢l puede ser el dibujo que resulte? Si todo va bien, se intuye una selecci¨®n de l¨ªneas abiertas, eficacia en la distribuci¨®n de espacios, intensidad en las jugadas de fondo. Sobria y tecnificada. ?Un t¨®pico imposible? Veremos qu¨¦ pasa.
Pero no olvidemos que los t¨®picos son ¨²tiles solo para distancias cortas. Para las largas se vuelven insoportables. Holanda es el mejor ejemplo de ello. La selecci¨®n naranja arrastra desde hace d¨¦cadas el estigma del perdedor. El del equipo que roza la gloria pero cae sin remedio ante un rival superior, ante Alemania, ante Espa?a. Holanda juega contra su t¨®pico, M¨¦xico en busca del suyo. Solo uno puede ganar.
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