Robben y las golondrinas
Est¨¢s en racha, eres feliz y uno de los grandes del f¨²tbol moderno, pero tambi¨¦n eres conflictivo y hombre no siempre f¨¢cil
Robben, est¨¢s en racha, eres listo, tienes car¨¢cter. No puedes negar que la diosa Fortuna te ha agregado a su constelaci¨®n de protegidos. Lo cual no puede sorprender a quienes siguen de cerca los acontecimientos de la Bundesliga, donde tu estrella es hoy por hoy una de las m¨¢s brillantes.
Est¨¢s a un paso, no ya de convertirte en uno de los grandes del f¨²tbol moderno, cosa que ya eres, sino de que lo sepa y lo reconozca todo el mundo. Brasil no es pa¨ªs de montes, pero me da que te tiene reservada una cima.
A veces me pregunto qu¨¦ piensa la direcci¨®n deportiva del Real Madrid cuando te ve meter o propiciar goles decisivos y levantar copas y trofeos. Me acuerdo entonces de aquella doliente canci¨®n de Luz Casal, que dec¨ªa: ¡°Yo te dej¨¦ marchar despu¨¦s de la ¨²ltima noche¡±.
Te lo preguntan a menudo en las entrevistas. El a?o pasado, tambi¨¦n este, poco antes de enfrentarte con el Bayern M¨²nich en la Liga de Campeones a tu viejo equipo blanco, donde estuviste dos a?os y del que te marchaste, dicen, para compensar los gastos del fichaje de Ronaldo y Kak¨¢. Respondes sin resquemor, con dientes complacidos, y yo lo entiendo, puesto que respondes desde una posici¨®n de hombre afortunado. Ya s¨®lo faltar¨ªa que te lamentases de ser feliz.
Y eres, s¨ª, feliz, adem¨¢s de futbolista conflictivo y hombre no siempre f¨¢cil, aunque ¨²ltimamente el ¨¦xito te est¨¢ sosegando. Te llevas bien con cualquier entrenador a condici¨®n de que te d¨¦ la titularidad. Porque sentarte a ti en el banquillo de los suplentes es como obligar a un tigre a calzarse sandalias. Esto no lo ha cantado Luz Casal, pero qui¨¦n sabe si lo lee y al d¨ªa siguiente le inspira una canci¨®n.
Tengo por seguro que ya le has costado a Guardiola una o dos cenas de restaurante para hablar en privado. Aquel enfurru?amiento que tuviste a la vista del p¨²blico porque no te permiti¨® tirar un penalti en un partido de la Bundesliga ya no se volvi¨® a repetir. Algo hablasteis, que os conozco. Desde entonces no has parado de sonre¨ªr y eres titular indiscutible, y parece como que gozas de autorizaci¨®n para saltarte un poquillo a la torera las directrices t¨¢cticas guardiolescas.
Me cuentan que nunca hab¨ªas estado tan en forma como ahora. Todos los a?os te lesionas, pero esta ¨²ltima temporada no te ha ido mal. El portero del Augsburgo te dej¨® la rodilla hecha un chorizo. Nada, un desgarr¨®n feo de ver (el c¨¢mara no tuvo en cuenta que a esas horas los telespectadores solemos estar cenando) y curable sin m¨¢s consecuencias que una cicatriz.
Te tienen contadas hasta 64 carreras a toda pastilla durante el partido del otro d¨ªa contra Espa?a. Y hay que reconocer que eres r¨¢pido. Nadie lo dir¨ªa al verte caminar con ese mene¨ªllo que recuerda un tanto a Chiquito de la Calzada. En cambio, cuando te arrancas a correr, se dir¨ªa que conduces una moto invisible.
Te cuidas, trabajas duro, planeas con un especialista las sesiones de entrenamiento. El equipo m¨¦dico del Bayern, que es uno de los m¨¢s competentes que existen en el sistema solar, ha consentido en la incorporaci¨®n del oste¨®pata holand¨¦s que te atiende y te asesora. No todo han de ser carreras de caballo, coraje y ambici¨®n. Conviene desempe?arse con cabeza y trazarse un plan, especialmente cuando las piernas, los tobillos y las rodillas de uno, como es tu caso, ya han cumplido los 30.
A veces me pregunto qu¨¦ piensa la direcci¨®n deportiva del Real Madrid cuando te ve meter o propiciar goles decisivos y levantar copas y trofeos
A m¨ª me admira verte meter una y otra vez el mismo gol de futbol¨ªn. Par¨¢bamos la bola con la figurita del extremo y, de un impulso subit¨¢neo, se la pas¨¢bamos a la del centro, que hac¨ªa un quiebro y, zas, gol. ?No est¨¢n avisadas las defensas? ?No les muestran v¨ªdeos? A veces lo haces t¨² todo: paras el bal¨®n, corres hacia el interior del campo en paralelo a la l¨ªnea de porter¨ªa y, en cuanto ves el hueco, chutas con o sin efecto, a ser posible con el pie izquierdo; pero, si no hay m¨¢s remedio, tambi¨¦n con el derecho. Y en ¨²ltima instancia le pasas el bal¨®n a un compa?ero para que se encargue ¨¦l de hacer el gol. ?ltimamente est¨¢s menos acaparador y m¨¢s solidario.
Tu otra especialidad son las golondrinas. En alem¨¢n, Schwalben. Este concepto usual en la Bundesliga equivale al rudo y antipo¨¦tico piscinazo del periodismo deportivo espa?ol. Con ¨¦l se designa una acci¨®n fraudulenta, encaminada a enga?ar al ¨¢rbitro, que practicas con frecuencia poco edificante. El nombre de la jugada es anterior a ti; de otro modo habr¨ªa que pensar en p¨¢jaros m¨¢s grandes.
Te he visto hacer bastantes, no siempre con astucia. A menudo el ¨¢rbitro juna el enga?o. No es improbable que te muestre por ello la tarjeta. Pero, ?qu¨¦ quieres que te diga? A veces la golondrina funciona, logras tu objetivo y el equipo se beneficia. ?Constituye esto un problema moral? Bueno, quiz¨¢ s¨ª y por eso medio pediste el lunes pasado perd¨®n. En Holanda no van a dejar de adorarte por ello. En M¨¦xico lo vas a tener m¨¢s dif¨ªcil.
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