¡°Con Messi no hace falta nada¡±
Ardiles, exjugador argentino, evoca la final del ante Holanda y analiza a La Albiceleste

Todos los presentes juran que la charla previa del seleccionador argentino C¨¦sar Luis Menotti fue la m¨¢s emotiva que recibieron de un t¨¦cnico en sus vidas. En las entra?as del estadio Monumental de Buenos Aires, mientras fuera volaban millones de papelitos, La Albiceleste se preparaba para medirse a Holanda en la final del Mundial 78 tomando combustible para el orgullo y la dignidad. ¡°Menotti no nos permit¨ªa ser un equipo cualquiera. Deb¨ªamos ser coherentes con todo aquello que nos hab¨ªa llevado hasta all¨ª. Si mor¨ªamos ten¨ªamos que hacerlo, como se dice en Argentina, con la nuestra¡±. As¨ª recuerda Osvaldo Ardiles en conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S como el Flaco apel¨® por encima de todo a la necesidad de ser fieles a un estilo. Sus compa?eros, con los que se proclam¨® campe¨®n del mundo aquel 25 de junio de 1978 tras vencer a Holanda por 3 a 1, suelen contar que Ardiles era tan bueno que Menotti apenas le daba instrucciones. ¡°?l ten¨ªa algunos jugadores en los que confiaba plenamente y yo era uno de ellos. Nunca me dec¨ªa nada, m¨¢s all¨¢ del ¡®vaya, nene. Juegue y listo¡¯. Me daba total libertad¡±.
Hoy afincado en Londres, donde lleg¨® para convertirse en una leyenda del Tottenham tras ganar aquel Mundial, Ardiles era un volante cuyas condiciones t¨¦cnicas solo eran superadas por su descomunal entendimiento del juego. La memoria de aquel triunfo ante la Holanda de Happel supone para ¨¦l, todav¨ªa jugador de los pies a la cabeza incluso a sus 61 a?os, ¡°el ¨¦xtasis puro". "Te das cuenta de que lo que has logrado es algo que te va a acompa?ar toda la vida. Una sensaci¨®n muy linda que recomiendo a todos los que puedan vivirla¡±, recuerda con picard¨ªa. La final se inici¨® con tensi¨®n desde el protocolario intercambio de banderines: Ardiles se dio cuenta de que el holand¨¦s Ren¨¦ van de Kerkhof portaba una aparatosa escayola en su mano derecha. Advirti¨® a su capit¨¢n, Passarella, y a Menotti. El partido se demor¨® durante muchos minutos hasta que el ¨¢rbitro oblig¨® al holand¨¦s a cambiar el yeso por un vendaje. ¡°Si lo hubiera sabido no habr¨ªa dicho nada, porque se mont¨® un tema muy largo y muy feo sobre eso con acusaciones cruzadas. El partido al principio fue dur¨ªsimo, muy violento, porque los equipos estaban claramente preocupados por parar al rival. Despu¨¦s hab¨ªa que ganarse lo que yo llamo ¡®el derecho a jugar¡¯, tras 20 minutos de muchas faltas dur¨ªsimas. Me acordaba el otro d¨ªa viendo el Brasil-Colombia y la desastrosa actuaci¨®n del ¨¢rbitro espa?ol. Fue algo lamentable. Este es un Mundial muy lindo, pero en cuartos de final se han empezado a ver cosas que no deber¨ªan tener cabida, con ¨¢rbitros demasiado suaves y permisivos¡±.
En el Monumental, Argentina abri¨® el marcador tras una combinaci¨®n de Ardiles y Luque culminada por Kempes. Holanda empat¨® a ocho minutos del final con un tanto de Nanninga. ¡°Fuimos mejores en la primera parte y ellos mejoraron mucho en la segunda¡±, opina Ardiles. Yo jugu¨¦ lesionado. No pude ni participar en el encuentro anterior ante Per¨². Pero Menotti quiso que jugara a toda costa¡±. Quiz¨¢s por su complicidad con el ¡°Tolo¡± Gallego, organizador del medio campo, y con el goleador Mario Alberto Kempes. ¡°Yo me mov¨ªa mucho, iba a presionar, y Gallego siempre estaba cerca, cubri¨¦ndome la espalda. Y con Mario era un placer jugar. Es una pena que no se le reconozca adecuadamente en Argentina, porque si Maradona gan¨® a su manera el Mundial 86, Kempes fue desequilibrante en el 78¡±. La din¨¢mica may¨²scula y la capacidad de asociaci¨®n de Ardiles imprimieron pulso al medio campo local hasta que el peque?o gran volante argentino fue sustituido en el minuto 75. Y ya desde el banquillo presenci¨® como el extremo Rensenbrink se plant¨® ante el guardameta Fillol en el ¨²ltimo suspiro del partido. El remate del holand¨¦s se fue al poste. ¡°Un susto terrible. Rensenbrink lo hizo todo bien. Amag¨® y tir¨®. Desde nuestro ¨¢ngulo ve¨ªamos que esa pelota entraba, pero bot¨®. Quiz¨¢s en una mata de pasto, en un papelito o en los rezos angustiados que hab¨ªa en el banquillo. Pero bot¨®, peg¨® en el palo y sali¨® fuera¡±. De nuevo Menotti y su capacidad de persuasi¨®n, antes de la pr¨®rroga insuflaron ¨¢nimo en una selecci¨®n argentina que se ve¨ªa muy superior f¨ªsicamente. ¡°Nos dijo que ahora m¨¢s que nunca ten¨ªamos que jugar con la nuestra. En la pr¨®rroga fuimos muy superiores, con un Kempes imparable, que marc¨® el segundo gol y le sirvi¨® en bandeja el tercero a Bertoni¡±. Tras el delirio colectivo en el c¨¦sped durante la entrega de la Copa y la vuelta ol¨ªmpica, Ardiles recuerda el descenso del equipo hasta el vestuario: ¡°Hab¨ªa un silencio sepulcral. Nada de gritos, ni botellas de champ¨¢n. Nadie hablaba. Nadie quer¨ªa romper ese hechizo. Est¨¢bamos d¨¢ndonos cuenta de lo que hab¨ªamos logrado¡±. El volante cordob¨¦s termin¨® aquella noche viajando hasta su casa en un furg¨®n policial, escondido para recoger a su mujer embarazada. Y luego en una ambulancia, igualmente camuflado para llegar al hotel donde Argentina celebrar¨ªa el t¨ªtulo hasta el amanecer. Imposible pisar una acera para ninguno de los protagonistas del t¨ªtulo. La gente hab¨ªa tomado las calles de Buenos Aires en un festejo que supuso una rendija de frescura y libertad en tiempos de la atroz dictadura militar.
Argentina, por muy poco, es favorita ante Holanda porque tenemos a Messi
La actual Argentina a?ora los centrocampistas integrales como Ardiles, canchero y con arrobas de oficio. ¡°De alguna manera es el tipo de jugador que nos ha faltado ¨²ltimamente. Antes ten¨ªamos un jugador exquisito como Riquelme, pero digamos que nos faltaba la otra parte. No se han visto centrocampistas de gran nivel en el Mundial, y eso que Mascherano est¨¢ haciendo un torneo excelente. Tras Messi es el jugador m¨¢s importante de la selecci¨®n. Si diriges al Real Madrid o al Bar?a y necesitas un determinado tipo de jugador, vas y lo compras. En una selecci¨®n, si no lo tienes, porque no hay, tienes que pensar soluciones. Lo que pasa es que est¨¢ Messi, y es un factor que lo obnubila todo. Igual que cuando jug¨¢bamos con Maradona. Messi es el mejor del mundo, quiz¨¢s de la historia. No me gust¨® que desapareciese tanto de los partidos en los ¨²ltimos meses con el Barcelona. De tres cuartos de cancha en adelante es absolutamente devastador. No hay nada en este mundo que le inspire m¨¢s miedo a un defensor que ver a Messi corriendo con la pelota en esa zona. Pero si el equipo, por lo que sea, no tiene quien le acerque la pelota ah¨ª, como hac¨ªan Xavi o Iniesta, me parece bien que retrase su posici¨®n y participe del juego. Parece que no presiona, pero como es incre¨ªblemente r¨¢pido, es capaz de hacerlo por sorpresa, como al inicio de la acci¨®n del gol ante B¨¦lgica¡±. Seg¨²n Ardiles, Argentina parece haber evolucionado de menos a m¨¢s con el avance del torneo. ¡°Era un equipo preocupad¨ªsimo en el primer partido, muy preocupado en el siguiente, y sufri¨® demasiado ante un conjunto bastante pobre como Suiza. Parec¨ªa un equipo con permanente gesto de preocupaci¨®n, pero cambiaron cosas en el ¨²ltimo partido. Fue un gran acierto de Sabella meter a Demichelis en la zaga. Se ha ganado solidez con su experiencia. Ahora Argentina, por muy poco, es favorita ante Holanda. ?Por qu¨¦? Porque como decimos all¨ª, tenemos al as de espadas. Tenemos a Messi. Y cuando tenemos eso, pues¡?listo! No hace falta nada m¨¢s¡±.
Ardiles, un defensor a ultranza de los valores m¨¢s cl¨¢sicos de cada escuela nacional, se siente inc¨®modo viendo a los anfitriones del Mundial: ¡°Brasil traiciona lo que siempre fue. Tantos excelentes jugadores en su historia, y de pronto ver esta selecci¨®n que no crea absolutamente nada y cuya prioridad es hacer faltas y cortar el juego¡ los que interpretamos el juego de otra manera queremos ver al Brasil de siempre¡±. Tampoco parece convencerle el juego de los holandeses, muy alejados de sus gloriosos ancestros: ¡°Pareci¨® comenzar de manera espectacular ante Espa?a, pero los campeones no fueron lo que esper¨¢bamos de ellos, de una selecci¨®n que yo coloco a la altura del Brasil del 70. Espa?a nos regal¨® casi el mejor f¨²tbol de la historia durante seis a?os, que es much¨ªsimo tiempo para un ciclo as¨ª. Holanda no jug¨® bien los siguientes partidos. Ni frente a Costa Rica. No es la Holanda de los 70, donde todos jugaban realmente bien, donde cualquiera aparec¨ªa por cualquier lado, con o sin Cruyff. Ahora es un equipo esquematizado, sin lugar para la sorpresa: Los defensores defienden, los delanteros atacan¡ Todo muy previsible, y eso responde a lo que el t¨¦cnico pide de sus jugadores¡±. El innegociable compromiso de Ardiles con una manera muy singular de entender el juego no se despide sin un recuerdo para dos gigantes que no lograron ganar un mundial. ¡°Cruyff era un maestro, y si lo pensamos bien, Alfredo Di St¨¦fano fue el primer revolucionario del f¨²tbol. Llevaba el 9 en la camiseta, pero estaba en todos lados. Era un adelantado a lo que vino despu¨¦s. Lo que hac¨ªa Cruyff ya lo hab¨ªa hecho mucho antes, en el contexto de su ¨¦poca, Don Alfredo. Defend¨ªa, armaba la jugada, remataba¡ Donde le hac¨ªa falta al equipo, ah¨ª estaba Di St¨¦fano, y cuando agarraba la pelota cerca del ¨¢rea era algo tremendo. Que descanse en paz y un abrazo a su familia. Sufrimos la p¨¦rdida de un maestro. Se nos ha ido una gloria del f¨²tbol¡±.
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