Alice Coachman, atleta que super¨® barreras raciales
Fue la primera mujer afroamericana que gan¨® una medalla de oro en unos Juegos Ol¨ªmpicos, en los de Londres 1948
Alice Coachman siempre supo que deb¨ªa saltar alto, muy alto. En la pista de entrenamiento, donde se especializ¨® en el salto de altura, y en la vida real, donde las barreras raciales fueron a menudo m¨¢s dif¨ªciles de superar que las deportivas. El lunes muri¨® a los 90 a?os en Albany, Georgia, en el sur de Estados Unidos. Para entonces, hac¨ªa tiempo que hab¨ªa dado su mayor salto, a la historia, como destac¨® el equipo ol¨ªmpico estadounidense tras conocer su deceso.
Londres, 1948. Se celebran por fin los Juegos Ol¨ªmpicos despu¨¦s de que la Segunda Guerra Mundial llevara a cancelar las dos ediciones previas. En la pista, a sus 24 a?os Alice Coachman es consciente de que esa ser¨¢ su ¨²ltima oportunidad de participar en la m¨¢xima competencia deportiva. Su especialidad es el salto de altura, donde ya acumula una decena de t¨ªtulos nacionales. En el Londres de posguerra, alcanzar¨ªa la gloria: su salto de 1,68 metros le abri¨® el podio. Hab¨ªa hecho historia, Coachman era la primera mujer afroamericana que consegu¨ªa una medalla de oro.
Se la impuso el rey Jorge VI de Inglaterra. A su regreso a EE UU, fue recibida por el presidente Harry Truman y a su llegada a Georgia se le organiz¨® un desfile. Pero si bien Coachman hab¨ªa superado ya las m¨¢s altas barreras deportivas, las sociales a¨²n persist¨ªan. En Albany, su ciudad, la segregaci¨®n racial segu¨ªa vigente y en los festejos locales qued¨® patente que todav¨ªa hab¨ªa mucho camino por recorrer.
La segregaci¨®n racista segu¨ªa vigente
¡°Fuimos a un auditorio y, por supuesto, como estaba segregado, nosotros est¨¢bamos en un lado del escenario y los blancos en el otro. El alcalde no me dio la mano¡±, recordar¨ªa a?os m¨¢s tarde la propia Coachman sobre su recepci¨®n, que tuvo que abandonar por una puerta lateral.
En 1948 faltaban a¨²n a?os para que la segregaci¨®n racial fuera prohibida oficialmente por la Ley de Derechos Civiles que justo ahora cumple medio siglo. Pero si le doli¨® el gesto del alcalde de su ciudad, Coachman no lo dej¨® traslucir. ¡°Ten¨ªamos segregaci¨®n, pero para m¨ª no era un problema porque hab¨ªa ganado eso [la medalla]. Era cosa suya aceptarlo o no¡±, declar¨® la exatleta d¨¦cadas despu¨¦s.
Al fin y al cabo, Coachman nunca lo tuvo f¨¢cil y aun as¨ª siempre supo superar las barreras. La quinta de 10 hermanos de una familia humilde, la peque?a Alice tuvo que superar primero las reticencias de sus padres, que no ve¨ªan con buenos ojos su pasi¨®n por actividades deportivas y hubieran preferido que, al igual que otras ni?as de la ¨¦poca, se quedara tranquilamente sentada ¡°como una dama¡± en el porche de su casa. Pero ella se escapaba en cuanto pod¨ªa y, saltando las vallas ¡ªun primer entrenamiento¡ª, se un¨ªa a los chicos que practicaban alg¨²n deporte en la calle.
Aunque sus aptitudes atl¨¦ticas fueron evidentes desde pronto, por su raza ¡ªadem¨¢s de su sexo¡ª Coachman no pod¨ªa acceder a las pistas deportivas p¨²blicas, y sus primeros entrenamientos fueron carreras descalza en carreteras y campos pr¨®ximos a su casa hasta que, a los 16 a?os y gracias al apoyo de una maestra y una de sus t¨ªas, logr¨® una beca deportiva.
Coachman abandon¨® despu¨¦s de Londres su carrera, pero no la lucha por derribar barreras. En 1952 se convirti¨® en la primera mujer afroamericana que promocion¨® un producto internacional, Coca-Cola. En los Juegos de 1996 en Atlanta, fue homenajeada como una de las 100 mayores atletas ol¨ªmpicas. En Albany, la escuela Alice Coachman se encargar¨¢ de que su nombre sea conocido por futuras generaciones de j¨®venes, atletas o no.
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