El Depor rescata un punto sobre la bocina

Tir¨® el penalti y ya no se jug¨® m¨¢s. Desde el banquillo indicaban que fuese Medunjanin el que asumiera la responsabilidad, pero Isaac Cuenca, tras tanto tiempo en la sombra, tiene hambre. Pidi¨® la pelota, obtuvo el permiso de su compa?ero y minimiz¨® los da?os para el Deportivo, esforzado y vulnerable. A la espera de que su err¨¢tica labor de despachos en el mercado le dej¨¦ soluciones de ¨²ltima hora, el cuadro gallego tiene buenas intenciones y buenos agujeros. Uno may¨²sculo atr¨¢s, lo que denota hasta que punto ha mudado en apenas un verano un equipo que hab¨ªa hecho la campa?a pasada virtud de su capacidad para enrocarse atr¨¢s sin recibir siquiera cosquillas. Ahora el camino es otro, tambi¨¦n los futbolistas. El Depor busca la pelota y padece sin ella, mal negocio cuando delante est¨¢ un equipo que dirige Paco J¨¦mez. Cuando evolucionaba como central en Riazor se quej¨® un d¨ªa a J. B. Toshack porque sent¨ªa dolor al golpear el bal¨®n. ¡°A m¨ª me duele cuando te veo golpear¡±, le replic¨® el gal¨¦s. No duele ver como la tocan los equipos de Paco, que piden y manejan la redonda como este irreprochable y eternamente renovado Rayo Vallecano, pero al menos el Deportivo litig¨® por quit¨¢rsela de inicio con cierto acierto y entre ambos convirtieron el partido en un engorro para el futbolista de mente lenta, reducidos los espacios y el tiempo para operar, interiorizado por casi todos los protagonistas que hab¨ªa permiso para jugarla en cualquier terreno.

A veces sobra la osad¨ªa y falta el acierto o el talento. Apenas expuestos las prop¨®sitos, a Abdoulaye Ba, un joven central senegal¨¦s de escueta carrera en el f¨²tbol luso, le temblaron las piernas en una cesi¨®n a su portero. Quiz¨¢s por primera vez se ha encontrado con un t¨¦cnico que le pide combinar hacia atr¨¢s en lugar de entregarse al pelotazo. Dej¨® la pelota a los pies de Jos¨¦ Rodr¨ªguez, codicioso en la presi¨®n alta, y abri¨® el partido al conceder una ventaja inicial al Deportivo, una preeminencia que no le achant¨®. Dej¨® buena impresi¨®n en la mezcla, en la combinaci¨®n en corto y en la capacidad de estetas como el bosnio Medunjanin para exhibir su desplazamiento en largo. Pero el Rayo creci¨® y atisb¨® claramente las debilidades de su rival. En su coraz¨®n ten¨ªa un problema el Deportivo, sin firmeza, altura ni oficio para trabajar la defensa de los balones al ¨¢rea, excesivamente permeable. Manucho y Kakuta dejaron pasar el empate justo al filo de la media hora. Ya se jugaba en campo blanquiazul, ya cund¨ªa la sospecha de algo iba a pasar. Empat¨® Bueno en el intento m¨¢s simple, un centro de Aquino que resolvi¨® Bueno de cabeza en el duelo ante Insua, un central con gran proyecci¨®n, pero con oficio por aprender, sobre todo entre los grandes. La igualada fue la antesala del descanso y la confirmaci¨®n de varias certezas que marcaban el devenir del partido: cada vez que el bal¨®n sub¨ªa de la cintura el Deportivo estaba en dificultades, tambi¨¦n sufr¨ªa por su debilidad para cerrarse justo ante la l¨ªnea zaguera.

V¨ªctor Fern¨¢ndez no demor¨® las correcciones en cuanto le llegaron un par de sustos. Rodr¨ªguez y Dom¨ªnguez, dos magn¨ªficos peloteros, se fueron al banquillo. Quiso agrupar al equipo, pero se encontr¨® entonces con el cansancio de sus hombres de ataque, que ya no eran tan efectivos en la salida del bal¨®n del Rayo. Marc¨® Bueno al ganar una acci¨®n de nuevo a la zaga oponente en el primer palo y aboc¨® al Deportivo a una contrarreloj que deb¨ªa recorrer sin su ¨²nico delantero espec¨ªfico, Toch¨¦, que no semeja andar con el dep¨®sito de gasolina lleno, met¨¢fora de un equipo que necesita pasar por boxes para ajustar piezas nada m¨¢s empezar la carrera. Hasta que apareci¨® de nuevo Abdoulaye, ¨¦sta vez en la ¨²ltima jugada, para con una mano evitable ayudar a que los locales rescatesen un punto, todo un aliento.