A pu?etazos sobre dos ruedas

Ver pegarse a dos ciclistas en carrera es un acto infame. Pero adem¨¢s, es rid¨ªculo. Una mano en el manillar y la otra, al viento. Y lanzando mandobles, que dir¨ªa el castizo. Cierto que no al viento, sino al ment¨®n, a la mejilla, al p¨®mulo. As¨ª anduvieron un par de minutos el ruso Rovny, del Tinkoff, y el italiano Brambilla, del Omega, expulsados finalmente ambos por la organizaci¨®n de la carrera. Brambilla, seg¨²n captaron las c¨¢maras, ha abandonado la Vuelta haciendo con las manos un gesto en forma de coraz¨®n y visiblemente emocionado. ?Y todo por qu¨¦? Porque que si uno se ayudaba del rebufo de un coche, porque que si t¨² que dices, que te lanzo una mano, que te devuelvo otra, y todo con la burra a brincos por la carretera del Puerto de San Lorenzo, en Asturias. Ambos iban fugados, junto a otros 11 compa?eros. Rovny, ayudante de Contador, iba de paquete y los paquetes son mal vistos en las motos. Y Brambilla iba de avanzadilla de su jefe Rigoberto Ur¨¢n, que andaba flaqueando y arruinando sus opciones en la Vuelta.

O sea todos nerviosos. Y todos cansados, en la etapa m¨¢s exigente de la carrera. Y volaron los brazos al viento. No es la primera vez que eso ocurre, aunque tampoco es habitual. La m¨¢s hist¨®rica, la m¨¢s sonada, fue aquella en la que el lugarteniente fiel de Bahamontes, San Emeterio, en 1960 se li¨® a golpes con la bomba de hinchar (s¨ª, entonces se llevaban las bombas en la bici) con un espectador que le recrimin¨® no s¨¦ qu¨¦. Y eso que Bahamontes en Vitoria hab¨ªa reclamado a la organizaci¨®n que recuperase a su compa?ero de equipo. Y San Emeterio lo pag¨® con un espectador.

Tambi¨¦n otros ciclistas se han enzarzado en esas peleas extra?as. Por ejemplo, aquella en la Vuelta de 1995 en la que Gonz¨¢lez Arrieta y Leonardo Sierra se bajaron de la bici y lanzaron sus brazos al viento, literalmente, porque ninguno lleg¨® a su destino. Los dos fueron expulsados de la carrera, como lo fueron Rovny y Brambilla, que s¨ª hicieron diana con sus mandobles. Una imagen lamentable, absurda e impresentable. Los jueces decidieron esperar a ver la repetici¨®n al t¨¦rmino de la etapa para tomar decisiones. Los golpes ser¨¢n los mismos.