El dif¨ªcil experimento del Madrid
El 4-3-3 con puntas dedicados en exclusiva al gol solo resisti¨® con Ramos, Pepe y Modric
Hace poco le preguntaron a Carlo Ancelotti por el secreto de su extraordinario ¨¦xito en el f¨²tbol. El entrenador en activo con m¨¢s reproducciones de la Copa de Europa en su vitrina (dos como jugador y tres como t¨¦cnico) respondi¨® como si estuviera distra¨ªdo:
¡ªQue no me lo tomo demasiado en serio.
La goleada sufrida por el Madrid en el ¨²ltimo derbi (4-0) coloc¨® al equipo en una crisis que Ancelotti previ¨® sin poder evitar. Ahora el italiano se debate en un conflicto interior. Por un lado lo tortura su car¨¢cter competitivo y le duele no haber podido dirigir una sola victoria de seis enfrentamientos ante el Atl¨¦tico esta temporada. Por otro, es capaz de reprimir sus sentimientos y ce?irse a sus razones invencibles, aquellas que le recuerdan que ¨¦l solo es un asesor cualificado que gestiona personal. Nada m¨¢s.
Ancelotti siempre supo que hay algo casual en cada triunfo y que es in¨²til resistirse a la fatalidad como es in¨²til tratar de imponer ideas propias en un club ajeno. Del mismo modo entiende que no se le puede llevar la contraria a un presidente omnipotente si uno no quiere meterse en l¨ªos est¨¦riles. La conquista de la D¨¦cima le reafirm¨® en su escepticismo. Nunca estuvo de acuerdo en jugar con tres puntas, pero se aferr¨® a Bale, Benzema y Cristiano como a la panacea; jam¨¢s crey¨® que el 4-3-3 fuera m¨¢s competitivo que el 4-4-2, pero apost¨® por el 4-3-3; traspasar a Xabi Alonso le pareci¨® un disparate m¨¢s grande que vender a Di Mar¨ªa, pero p¨²blicamente sancion¨® como justas ambas decisiones de la directiva d¨¢ndoles la p¨¢tina de legitimidad imprescindible. Ancelotti se encogi¨® de hombros consciente de que su prestigio profesional va adherido al marchamo de hombre de club. Le pagan para hacerse responsable y el d¨ªa que le echen se declarar¨¢ culpable de todo.
Alonso ya advirti¨® hace un a?o que este modelo solo era posible con centrales superlativos
Ancelotti se pleg¨® a estrategias extra?as. Pero advirti¨® al club de que emprend¨ªan un peligroso experimento ya que la plantilla no ten¨ªa los centrocampistas adecuados para jugar con un esquema de 4-3-3 de un modo estable. En septiembre apost¨® por Modric, James y Kroos porque no encontr¨® otros mejores, y se asombr¨® de que el equipo funcionara tan bien con ellos. Pero sus mensajes en el ¨¢mbito interno no acabaron de ser del todo optimistas. B¨¢sicamente dijo que se trataba de resistir todo lo que se pudiera, llegar a los partidos decisivos en las mejores condiciones, y cruzar los dedos para postergar los s¨ªntomas de la crisis. Incluso experimentando se pod¨ªa ganar la Und¨¦cima.
Los veteranos, la gente como Ramos, Arbeloa, y Casillas, pensaron igual: el ¨¦xito depender¨ªa de la capacidad de Modric, Isco, James y Kroos para adaptarse a funciones que no hab¨ªan hecho antes en sus carreras. Tarea dif¨ªcil porque todos ¡ªy Ancelotti el primero¡ª advert¨ªan que la naturaleza de un futbolista puede forzarse un d¨ªa o un mes pero dif¨ªcilmente un a?o entero.
En el vestuario del Madrid resulta inolvidable el diagn¨®stico que hizo Xabi Alonso el a?o pasado por estas fechas, puesto a examinar las razones por las que un equipo con Bale, Cristiano y Benzema en punta no acababa parti¨¦ndose en dos. Alonso dijo que si el Madrid aguantaba en todas las competiciones era por el extraordinario estado de forma de Ramos y Pepe. Un a?o despu¨¦s no solo el mediocampo se ha debilitado por la ausencia de Alonso y de los lesionados James y Modric. Cuando Ramos y Pepe ¡ªla mejor pareja de centrales del planeta¡ª comenzaron a tener problemas f¨ªsicos todo el andamiaje tembl¨®. Desde la visita a Mestalla el 4 de enero, el Madrid ha disputado nueve partidos y en todos, salvo contra el Espanyol en el Bernab¨¦u, ha sufrido.
La elecci¨®n de Khedira en perjuicio de Illarra resume la impotencia de Ancelotti y lo condena a ojos de la directiva
El dilema t¨¢ctico original tiene una soluci¨®n evidente: quitar del once a uno de los tres puntas. Lo piensa la mayor¨ªa de los jugadores y Ancelotti coincide con ellos. Nunca le gust¨® la idea de alinear a Bale junto con Cristiano sin el respaldo de un mediocampo potente. Pero insisti¨® porque sabe que no hay club en el mundo que resista la suplencia t¨¦cnica de un jugador de 100 millones de euros. Adem¨¢s, a ¨¦l le ficharon para eso. Para ejercer de ¡°hombre de club¡±. Para cumplir con los designios de un plan superior. Bale debe jugar s¨ª o s¨ª. Eso tambi¨¦n lo asume su plantilla y no resulta precisamente un est¨ªmulo.
Fue la urgente necesidad de compensar la presencia de los tres puntas lo que empuj¨® a Ancelotti a apostar por Khedira. Las prestaciones f¨ªsicas del alem¨¢n invitaban a pensar en esa soluci¨®n. Pero Khedira fracas¨® en C¨®rdoba, fracas¨® contra la Real, y fracas¨® en el Calder¨®n. Su especialidad consiste en robar balones pero el s¨¢bado rob¨® uno. Isco, el menos defensivo de los centrocampistas, rob¨® seis.
La elecci¨®n de Khedira en perjuicio de Illarra resume la impotencia de Ancelotti y lo condena a ojos de la directiva a la que ha resuelto someterse. Si hay algo que molesta especialmente al presidente Florentino P¨¦rez es que juegue Khedira.
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