El tes¨®n del Elche se impone a la rutina de la Real

Cierto que Markel Bergara, todo un veterano, dif¨ªcil de derribar en el braceo, se equivoc¨® con Mosquera y se volvi¨® a equivocar cuando quiso remediar el asunto con un despeje lateral que se llev¨® Jonathas, o sea que le invit¨® al gol y el brasile?o ¡ªel jugador que m¨¢s puntos a decantado para su equipo, 14¡ª es un buen invitado. Cierto que resbal¨® Bergara, pero no era menos cierto que David Moyes, all¨ª, en el banquillo, c¨®modamente sentado, tambi¨¦n resbal¨® con una alineaci¨®n que era un anuncio de refrescos, sin delantero centro, y con cambios en todas las l¨ªneas, como si lo que estaba por llegar fuera una pl¨¢cida noche de primavera. Cierto que el Elche se jugaba la vida y la Real Sociedad tan solo el ¨¢nimo. Esto de luchar por la s¨¦ptima plaza (que da o no da una plaza en la Liga Europa, seg¨²n muchas variables) tiene poco empaque frente al que realmente se juega la vida, caso del Elche , al que adem¨¢s le aprietan los despachos por si le queda aire.

Jonathas es el jugador que m¨¢s puntos a brindado a su equipo con sus goles, 14

Se notaba en la apuesta de salida, de los entrenadores, el Elche con muchos atacantes (no necesariamente delanteros) y la Real con dos delanteros, Canales y Chory Castro, necesariamente centrocampistas. Al Elche le animaba el dinamismo de Aar¨®n, un tipo pizpireto, que calienta el f¨²tbol al modo microondas con una agilidad incorregible para sus rivales. De aqu¨ª para all¨¢, yendo y viniendo por la verja de la Real que, presuntamente, proteg¨ªan Bergara y Granero, acababa rompiendo la cerradura y encajonando al equipo de Moyes, acomodado salvo en las acometidas de Canales, un futbolista, con calidad, pero visceral en el juego. Es decir, el Elche ten¨ªa un l¨ªder, Aar¨®n, y un verdugo, Jonathas, que no solo vive para el gol, sino que sue?a con el gol.

Cuando lleg¨® el resbal¨®n de Bergara, el Elche pudo dominar el marcador, un asunto decisorio, pero en ese preciso instante la Real domin¨® el partidio. La bofetada le despert¨® y extra?amente Xabi Prieto, el hombre de seda, se at¨® un cordel a la bota para enviar muy alto un disparo placentero frente a Tyton.

No hicieron m¨¢s ni la Real ni el Elche en la primera mitad, pero el marcador dictaba sentencia aunque fuera m¨¢s circunstancial, pero en ning¨²n caso injusta. La Real no ten¨ªa equipo para intimidar, pero s¨ª para acogotar. Y lo hizo. Para nada, porque todo mor¨ªa en la raya del ¨¢rea, donde no alcanza ni el ?uy! Y el Elche a la contra, impulsado por la fuerza descomunal de Pasalic, infatigable, ayer casi indestructible, aunque excesivo en las faltas innecesarias.

Moyes le devolvi¨® la cara a su equipo, lo hizo reconocible con Vela y Agirretxe en el campo, pero solo sirvi¨® para la foto, porque la Real, desorientada de origen ya no encontr¨® la br¨²jula. Ni Vela ni Agirretxe encontraban su lugar y el Elche atacaba a rachas atemporaladas, generalmente al impulso de Jonathas, puro volc¨¢n permanentemente en erupci¨®n. El partido resist¨ªa por la incertidumbre que dan las ventajas m¨ªnimas, pero era tan ap¨¢tica la Real, tan rutinaria, que los minutos eran tambi¨¦n pura rutina. Por mucho que hubiera durado el partido, el Elche siempre hubiera ganado. Aunque fuera por un error, por un accidente.