El Athletic vuela, el C¨®rdoba se estrella
Un gol en propia puerta da la victoria a los vascos en un partido de ida y vuelta
Beb¨¦ intent¨® un gol ol¨ªmpico y se fue al larguero. Un minuto despu¨¦s, Andone exigi¨® los mejores reflejos de Iraizoz por dos veces, mientras De Marcos se ataba al c¨¦sped como si lo hubiera clavado un rayo. Poquito despu¨¦s, San Jos¨¦, empuj¨® desde el duelo un gran centro de Be?at. Al borde del descanso Aduriz cabece¨® de una forma espectacular un centro de Ibai al que respondi¨® Juan Carlos desviando al larguero de forma no menos espectacular.
C¨®rdoba, 0-Athletic, 1
C¨®rdoba: Juan Carlos; Crespo, Pantic, Deivid, Edimar; Khrin, Abel G¨®mez (Fede Vico, m. 60); Beb¨¦, Fede Cartabia (H¨¦ldon, m. 70), Fidel (Rossi, m. 80); y Andone. No utilizados: Saizar, Luso, Gunino y Campabadal.
Athletic: Iraizoz; De Marcos, Etxeita, Laporte, Aurtenetxe; Be?at, San Jos¨¦; Williams (Viguera, m. 86), Aketxe (Mikel Rico, 70), Ibai G¨®mez (Gurpegui, m. 78); y Aduriz. No utilizados: Herrer¨ªn, Kike Sola, Bustinza y Susaeta.
Gol: 0-1. Deivid en propia puerta tras tiro de Be?at.
?rbitro: J. Antonio Vitienes. Amonest¨® a Williams, Etxeita, Andone, Fede Vico, San Jos¨¦.
10.000 espectadores en El Arc¨¢ngel.
As¨ª, relatado el partido, el Arc¨¢ngel parecer¨ªa un para¨ªso del f¨²tbol ofensivo, un relato de ocasiones que traducir¨ªan un f¨²tbol volc¨¢nico, uno de esos partidos de ida y vuelta de los que separan continuamente el culo de los asientos. Pero el gol del Athletic lleg¨® en un acto casual lleno de circunstancias personales. Primero la de Pantic que fall¨® en la salida del bal¨®n (como el Athletic tantas otras veces), despu¨¦s la de Be?at que intent¨® un disparo parab¨®lico cuyo destino se desconoce porque el bal¨®n dio en la cabeza de Deivid y se fue al centro de la porter¨ªa cuando Juan Carlos se enfilaba hacia su poste izquierdo.
Por eso hay partidos que son buenos o malos seg¨²n como se miren. Si se analizan por los errores producidos, la evaluaci¨®n es precaria porque ambos equipos cometieron bastantes, el C¨®rdoba en ataque, el Athletic en defensa. Si se atiende a las ocasiones conseguidas, el partido tuvo el atractivo de la emoci¨®n, de la alternancia en el mando, de los remates inesperados, de la voracidad en el juego. No parec¨ªa el C¨®rdoba el equipo desahuciado que le se?ala la clasificaci¨®n. Su juego y su actitud respond¨ªan al criterio de Machado de que "hoy es siempre todav¨ªa". Pero tambi¨¦n escribi¨® Nietzsche que "la esperanza es el peor de los males porque prolonga el tormento del hombre". Pero no lo fue. Sus carencias ante el gol son alarmantes, pero ver correr a Khrin o a Castro, puros portentos, a la desesperada, hacia el abismo del ¨¢rea como si fuera el para¨ªso, hac¨ªa pensar que el C¨®rdoba cre¨ªa m¨¢s en Machado que en Nietzsche.
El Athletic sobrevivi¨® con el oficio de Be?at, resucitado cuanto m¨¢s campo tiene a su cargo. Con Williams desaparecido, ingr¨¢vido, quedaba el recurso de Aduriz, demasiado olvidado, tanto que incluso fall¨® un gol desacostumbrado en su estilo. Pero el triunfo, aunque fuera de rebote, le coloca al Athletic a las puertas de Europa y la derrota al C¨®rdoba a las puertas del infierno.
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