La noche que un mito cul¨¦ quiso ganarle al Bar?a
¡°No s¨¦ si el 3-0 refleja el partido¡±, dice el t¨¦cnico catal¨¢n, que se encontr¨® con el cari?o de sus amigos y la indiferencia del p¨²blico
Rara vez se habr¨¢ dado el caso de que un entrenador quisiera ganarle a un equipo y que toda su familia, y la mayor¨ªa de sus amigos, no tuvieran muy claro si en verdad deseaban la victoria del equipo de su hijo, marido o padre o la del rival al que se enfrentaba. Eso es lo que pas¨® en el Camp Nou la noche del regreso de Josep Guardiola, al frente ahora del Bayern M¨²nich, a casa. Fue en el d¨ªa del cumplea?os de Valentina, su hija menor, socia del Bar?a, que asisti¨® al partido.
¡°No espero ning¨²n homenaje, s¨®lo que la afici¨®n anime al Bar?a¡±, dijo en la v¨ªspera. Y eso ocurri¨®: no le dieron ni bola, pero animaron, y mucho, a su equipo. Nunca 15 minutos debieron dolerle tanto en el Camp Nou a Guardiola, al que Messi trinch¨®. ¡°No dir¨¦ qui¨¦n es Leo, o lo que pienso de ¨¦l. La mejor manera de controlar a estos jugadores es que participen lo menos posible y eso se hace teniendo t¨² la pelota. Lo hemos intentado y Messi en dos acciones buenas, y en las que est¨¢bamos mal colocados, nos ha pillado¡±, apunt¨®. Ayer, nadie le tuvo compasi¨®n. Tampoco ¨¦l esperaba otra cosa. As¨ª es el f¨²tbol, se lo ense?aron en La Masia.
Pep pidi¨® a su familia y amigos que no subieran al hotel donde se instal¨® el Bayern M¨²nich para que le ayudaran a interpretar su regreso al Camp Nou de la manera m¨¢s natural y profesional posible. As¨ª que poco o nada le record¨® durante la ma?ana, mientras sus jugadores visitaban el parque de atracciones que corona la monta?a del Tibidabo, que el partido no era normal, que iba a jugarse en el Camp Nou. ?l puso de su parte: desconect¨® el tel¨¦fono y le pidi¨® a su ¨¢ngel de la guarda, Manel Estiarte, que blindara la puerta. ¡°Las sensaciones han sido buenas. He estado centrado en el partido¡±, declar¨® ¨¦l al t¨¦rmino del encuentro.
No pudo evitar, claro, que al llegar al Camp Nou le cayera un abrazo tras otro, porque despu¨¦s de 30 a?os es lo que tiene. Incluido el de su amigo Luis Enrique, el entrenador del Barcelona. Pero con eso ya contaba. Contaba con los empleados, con Carles Naval, el delegado durante su ¨¦poca de jugador y sus a?os de entrenador; o con el afectuoso saludo de Sergi Nogueras por los pasillos del estadio, el que fue su jefe de prensa. Y agradeci¨® verles.
Contra jugadores de este nivel siempre est¨¢s expuesto a una p¨¦rdida de bal¨®n cerca del ¨¢rea¡± Pep Guardiola, t¨¦cnico del Bayern
No le apetec¨ªa tanto ver a Messi, sencillamente por lo bueno que es. Imagin¨® un partido en el que trataba de tapar los caminos de Leo a base de coberturas defensivas y valent¨ªa ofensiva. Y no le fue mal del todo: ¡°Quer¨ªamos monopolizar la pelota. Y hemos tenido el control en la primera parte. Acabamos bien el primer tiempo, cuando el Bar?a no tuvo mucha posesi¨®n¡±, analizaba. Pero, siempre hay un pero. ¡°Despu¨¦s del 1 a 0 hemos perdido un poco el est¨ªmulo. Y el ¨²ltimo gol ha sido una pena, porque con un 2-0 todav¨ªa tienes alguna oportunidad, pero un 3-0 nos lo pone muy dif¨ªcil. El resultado es duro. No s¨¦ si refleja lo que fue el partido o no¡±.
Lo que s¨ª sab¨ªa, y as¨ª lo dijo un d¨ªa antes, es que el talento de Messi es ingobernable. ¡°Tal como siento el f¨²tbol, la mejor manera de atacar y defender es tener el bal¨®n. Nos ha ido bien en el pasado. Pero contra jugadores de este nivel siempre est¨¢s expuesto a una p¨¦rdida de bal¨®n cerca del ¨¢rea¡±, sentenci¨®.
Pep se pas¨® el partido de pie, corrigiendo las posiciones de sus jugadores sobre el campo, elegante y activo, como siempre, hasta que el de Rosario aniquil¨® sus deseos de llegar vivo al partido de vuelta en el Allianz Arena. Dos golpes, dos mordiscos, arruinaron todo el esfuerzo del catal¨¢n por conseguir que un Guardiola, por una vez en la vida, saliera contento de una victoria de un equipo vestido de blanco en el Camp Nou. Nadie dijo que fuera f¨¢cil echarle un pulso a Messi.
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