El Madrid resuelve el enigma en Chamart¨ªn
El equipo blanco determinar¨¢ ante el Juventus la medida de su evoluci¨®n tras la conquista de la D¨¦cima. La pol¨¦mica iniciada por su agente denunciando un boicot arroja dudas sobre Bale
Los futbolistas son aficionados a motejar. El vestuario del Real Madrid no es una excepci¨®n. El ¨²ltimo apodo en hacer fortuna se lo han adjudicado a Gareth Bale. Inspirados en la ¨²ltima pel¨ªcula de Morten Tyldum, sus compa?eros le llaman Enigma.
La visita del Juventus a Chamart¨ªn para disputar la vuelta de la semifinal de la Champions (20.45 horas, C+), obliga al Madrid a resolver todos sus misterios en una sola noche. El 2-1 sufrido en Tur¨ªn fuerza al equipo a elevarse sobre su postrero tono vulgar. El partido, que podr¨ªa ser el ¨²ltimo de la temporada en el Bernab¨¦u si los futbolistas no desconvocan la huelga, servir¨¢ para determinar si este grupo de jugadores siguen conformando el gran equipo que conquist¨® la D¨¦cima o si aquel equipo ya no existe y los decepcionantes resultados conseguidos esta temporada sobre sus rivales directos (siete derrotas, cuatro empates y dos victorias en Copa, Liga y Champions contra Juventus, Barcelona, Atl¨¦tico y Valencia) son la medida de una realidad m¨¢s pobre. Los aficionados desvelar¨¢n estas inc¨®gnitas. Incluyendo las sospechas que pesan sobre el futuro del entrenador, Carlo Ancelotti, el capit¨¢n Casillas, el segundo capit¨¢n Ramos y la consolidaci¨®n de Gareth Bale.
Pocos jugadores en el mundo tienen las condiciones de Bale. Ese golpeo majestuoso, esa t¨¦cnica notable, esa capacidad atl¨¦tica de corredor de 200 metros, y esos 25 a?os que le convierten en un pimpollo del f¨²tbol deber¨ªan haberle ayudado a despejar las dudas despu¨¦s de dos a?os en el Madrid. Por falta de confianza no ha sido: Ancelotti se cuida mucho de permitirle disputar cada minuto de cada partido. Sin embargo, su rendimiento y su conducta resultan err¨¢ticos. Para el p¨²blico y para los compa?eros que conviven con ¨¦l, que le identifican con la compleja m¨¢quina de encriptaci¨®n que invent¨® Arthur Scherbius.
A la espera de que sus colegas le den la pelota sin rencor, Ancelotti pondr¨¢ a Bale a la derecha
Bale ha dejado de chapurrear el castellano. Solo habla con los angloparlantes. Con Modric, b¨¢sicamente. Y solo se junta con Modric fuera del trabajo. Nunca acude a las comidas de confraternizaci¨®n. Es un profesional cuidadoso con su forma f¨ªsica. Lleva una vida tranquila y herm¨¦tica.
Ha marcado dos goles en esta Champions. En Tur¨ªn, jug¨® en la posici¨®n de delantero centro y no remat¨® ni una vez. Las furibundas cr¨ªticas que recibi¨® de los expertos en la televisi¨®n brit¨¢nica ¡ªen Espa?a apenas le juzgaron¡ª provoc¨® la intervenci¨®n de su agente, Jonathan Barnett. En descargo de su cliente, Barnett dijo que no brillaba porque sus compa?eros no le daban el bal¨®n. Es decir, que lo boicoteaban. El propio Barnett propuso una soluci¨®n dr¨¢stica apelando al poder de la directiva para coaccionar a los d¨ªscolos: ¡°El club deber¨ªa tomar medidas¡±.
Las declaraciones de Barnett sembraron la desconfianza en el vestuario del Madrid. En el peor momento posible, los jugadores y el entrenador se hicieron preguntas que no ayudan a mejorar la cohesi¨®n. ?Habla el club con Barnett? ?La directiva concuerda con ¨¦l? ?Piensa Barnett como Bale? El rostro de Ancelotti se transfigur¨® cuando ayer le preguntaron por el asunto, sabedor de que es inconcebible que todo gire alrededor de un futbolista y sus presuntos fastidios. ¡°El agente de Bale nunca vio un entrenamiento¡±, dijo. ¡°No conoce nuestro ambiente. Los compa?eros quieren a Bale y Bale quiere a sus compa?eros¡±.
A la espera de que sus colegas le pasen la pelota sin resentimiento, Ancelotti devolver¨¢ a Bale a la banda derecha contra el Juventus. Porque en contra de la opini¨®n popular, Bale, que es zurdo, prefiere jugar a la derecha. Lo primero que hizo el gal¨¦s cuando habl¨® con Ancelotti, tras su llegada a Madrid en 2013, fue decirle que donde mejor se encontraba era arrancando desde la derecha. Explic¨® que as¨ª hab¨ªa metido muchos goles en el Tottenham, siguiendo una indicaci¨®n de su entonces t¨¦cnico, Vilas Boas.
La rebeli¨®n del Bentley
Necesitado de desmarques y pases filtrados en los ¨²ltimos metros, Ancelotti situar¨¢ en punta a Benzema o a Chicharito. Dejar¨¢ a Cristiano libre y pedir¨¢ a Bale que haga lo que quiera en ataque, pero que en defensa ayude a cerrar su banda. Bale dir¨¢ que s¨ª, como de costumbre. Y luego cumplir¨¢, o no, seg¨²n su ¨¢nimo.
Bale siempre asiente con educaci¨®n. Siempre se muestra dispuesto. En principio, claro. Asinti¨® cuando el club le comunic¨® que los jugadores har¨ªan bien en conducir modelos de Audi en cumplimiento del contrato de patrocinio que el Madrid firm¨® con el fabricante alem¨¢n. Fue en 2014. Por entonces, la disciplina estaba bastante arraigada: en los traslados a los entrenamientos y las concentraciones predominaban los Audis que la marca cede a cada uno de los miembros de la plantilla, veh¨ªculos que en muchos casos superan los 100.000 euros. La mayor¨ªa segu¨ªa el protocolo, hasta que un d¨ªa los jugadores vieron a Bale aparecer en un Bentley Continental GTC Speed. Blanco. Hermoso. Personalizado. Como un tanque deluxe.
Desde entonces, Valdebebas parece una feria de prototipos de la industria automotriz. Un jugador coment¨® que, por lo menos, as¨ª el fichaje del gal¨¦s servir¨ªa para que todos pudieran lucir sus Ferraris, sus Bugattis, sus Lamborghinis o sus Rolls.
Porque adem¨¢s de aficionarse a los motes, los futbolistas de todas las ¨¦pocas han adorado los coches caros. En esto la comuni¨®n con Bale es perfecta. Sus colegas admiran el buen gusto de sus adquisiciones y esperan darle muchos balones hoy contra la Juve. Y cruzan los dedos para que vuelva a marcar goles importantes, sin olvidarse, si no es mucho pedir, de ayudarlos un poco en defensa, como le manda el entrenador. Y as¨ª poder descifrar el enigma y llegar a Berl¨ªn.
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