A los pies de Messi y en manos de Florentino
Por una vez, la plantilla del Madrid ha cerrado filas en torno a un entrenador
Cuenta con sorna y sin tapujos la alta nobleza del Real Madrid que Jos¨¦ Mourinho sol¨ªa perturbar a Xabi Alonso y Arbeloa, sus principales huestes. Les deslizaba de forma interesada para ganar adeptos que si las cosas iban mal Rafa Ben¨ªtez sonaba como su relevo. Uno y otro, Alonso y Arbeloa, hab¨ªan tarifado en Liverpool con el t¨¦cnico madrile?o. La guasa sobre el sibilino div¨¢n de Mourinho lleva camino de convertir en prof¨¦tico al m¨ªster portugu¨¦s si Florentino P¨¦rez no lo remedia de acuerdo con Cristiano Ronaldo.
A Carlo Ancelotti solo el pulso lanzado por CR al palco le puede alargar en su deseada estancia en Madrid. Ya no solo est¨¢ en juego la continuidad del italiano, sino el peso de CR y los pretorianos de una plantilla que por una vez han cerrado filas con un entrenador. Lo que ni siquiera se ha producido en el Bar?a triunfal, donde los apoyos a Luis Enrique son, por ahora, m¨¢s bien tibios entre los pretorianos de la caseta. En el vestuario azulgrana a?oran a Zubizarreta, como ha subrayado el entrenador y bien expres¨® Xavi en su homenaje del s¨¢bado, lo que deja a la intemperie al presidente, Josep Mar¨ªa Bartomeu. En Chamart¨ªn, el camerino ya anticipa la morri?a por Ancelotti, lo que puede destemplar al presidente.
Campe¨®n y derrotado transitan hoy por caminos muy distintos, a los pies de Messi y en manos de Florentino P¨¦rez. En este Bar?a de "la uni¨®n", como ha enfatizado Bartomeu, la triple corona depende en gran medida del triplete ofensivo, tres futbolistas aliados como una pandilla de la infancia, con el astro argentino al frente. Ellos son el faro de una entidad que tira confetis en lo deportivo mientras la instituci¨®n va de enredo en enredo, ya sea en los juzgados o ante la FIFA. Messi ha tomado el mando y Bartomeu es tan superfluo que nadie repara en ¨¦l, salvo los que sienten nostalgia por Zubizarreta, incluido un t¨¦cnico que se resiste a proclamar su continuidad. Luis Enrique pact¨® una tregua con La Pulga y ha hecho virtud de su distancia calculada con la plantilla. No hay roces a la vista y el equipo -t¨¦cnico y jugadores- capitanea a Bartomeu y los suyos, que atisban un proceso electoral para el que ni siquiera tienen a¨²n a Luis Enrique en el cartel.
En el caso del Real Madrid, es su m¨¢ximo dirigente quien absorbe todas las decisiones y el futuro no est¨¢ en el campo, sino en los despachos. Sin resultados, los futbolistas pierden fuerza ante el club, desde el que se ha ignorado a Iker Casillas y ahora se lanzan dardos contra Ancelotti. La preparaci¨®n f¨ªsica, por ejemplo, cuando que se sepa es tarea de los mismos que llevaron a la conquista de una D¨¦cima extenuante. Por cuesti¨®n de caracteres, al contrario que Luis Enrique, el entrenador italiano ha confraternizado con los chicos. Ni mejor ni peor que la pr¨¢ctica del asturiano, todos los libretos pueden ser v¨¢lidos. Pero hoy, Luis Enrique depende de s¨ª mismo, ni siquiera de Leo. Ancelotti, no. De forma indirecta, Messi a¨²n puede agigantar m¨¢s la figura de su t¨¦cnico. De forma directa, como ya hecho en las redes sociales, no est¨¢ claro que CR pueda sostener a Carletto. Dos partidos muy diferentes: uno con Messi, otro con Florentino P¨¦rez. En uno, el presidente azulgrana arbitrado por sus jugadores y un preparador que no se pliega con nadie. En el otro, los jugadores al arbitrio del m¨¢ximo dirigente. Messi saldr¨¢ bien librado, por supuesto. Y Luis Enrique, tras la distensi¨®n con el astro y su cuadrilla delantera, tambi¨¦n, se vaya o se quede. Como se ha visto en el Bar?a, y se comprob¨® hasta hace dos cursos en Chamart¨ªn, no conviene contrariar al vestuario si no es del todo necesario para evitar revuelos caprichosos. No es el caso, pero en el Madrid postMourinho ¡ªy quiz¨¢ preBen¨ªtez¡ª, el pacificador Ancelotti es algo m¨¢s que seria duda justo un a?o despu¨¦s de levantar una Copa de Europa. Y Cristiano¡
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