Anquetil, Poulidor, El ?guila y El Relojero
Dos fotos m¨ªticas dej¨® el periodo cl¨¢sico del ciclismo: la de Coppi y Bartali, feroces rivales, compartiendo un bid¨®n de agua, y la de Anquetil y Poulidor carg¨¢ndose de costado en las rampas del Puy de D?me. A la segunda me voy a referir aqu¨ª.
Aquel de 1964 fue un gran Tour. Anquetil ya hab¨ªa ganado cuatro, iba por el quinto. Ten¨ªa 30 a?os, buena edad. Poulidor, dos m¨¢s joven, aspiraba a desbancarle. Por ah¨ª segu¨ªa tambi¨¦n, como firme aspirante, Bahamontes, El ?guila de Toledo, ya con 36, pero todav¨ªa terrible en la monta?a. Y hab¨ªa surgido otro colosal escalador espa?ol, Julio Jim¨¦nez, El Relojero de ?vila, que iba a discutirle la primac¨ªa en las cumbres.
Poulidor hab¨ªa ganado la Vuelta a Espa?a, que entonces se corr¨ªa en mayo. Anquetil, el Giro, que vino entre la Vuelta y el Tour. Tras cuatro Tours victoriosos, entre ellos los tres ¨²ltimos, parte de Francia se estaba hartando de Anquetil. Demasiado fr¨ªo. Corr¨ªa con calculadora. Resist¨ªa en la monta?a, dominaba contra el reloj (le llamaban Monsieur Chrono). No regalaba nada, se favorec¨ªa visiblemente de unos trazados a su medida, con muchas contrarreloj (en el 64 fueron tres, m¨¢s otra por equipos) y escasas llegadas en alto. Poulidor gustaba m¨¢s. Arriesgaba en la monta?a, donde era casi tan fuerte como Bahamontes. Casi. Se defend¨ªa contra el reloj, donde era casi tan bueno como Anquetil. Casi. Sumando los dos casis daba para ser un posible vencedor del Tour.
Poulidor corri¨® el Tour del 62 al 78 y no visti¨® un solo d¨ªa el maillot amarillo
Y sin embargo, nunca lo fue. Lo corri¨® desde 1962 hasta 1978, con una sola ausencia y dos abandonos. 15 ediciones. Hizo ocho podios, tres como segundo, cinco como tercero, el ¨²ltimo de ellos con 42 a?os. Empalm¨® dos generaciones, sufri¨® a Anquetil y a Merckx. No s¨®lo no gan¨® ning¨²n Tour sino que ni siquiera visti¨® un solo d¨ªa el maillot amarillo, honor del que han disfrutado 227 corredores hasta la fecha, muchos de ellos gente de poca monta. Hasta ah¨ª lleg¨® su desdicha.
Nunca estuvo tan cerca del maillot como aquel 12 de julio de 1964, cuando la carga de costado en las rampas del Puy de D?me. Ni nunca volvi¨® a estar tan cerca de ganar un Tour como aquel a?o.
Bahamontes y Julio Jim¨¦nez pusieron un gran tel¨®n de fondo, con sus peleas en la monta?a, a la rivalidad entre los dos astros franceses. Bahamontes dio una exhibici¨®n en la octava etapa, ganando en Brian?on tras cabalgar en solitario por el Telegraphe y el Galibier. En Andorra gan¨® Julio Jim¨¦nez en otra gran cabalgada en solitario. En la Andorra-Toulouse, los dos espa?oles, m¨¢s Poulidor le dieron una batalla tremenda a Anquetil. Fue despu¨¦s del d¨ªa de descanso en la propia Andorra. Anquetil estuvo en una fiesta de Radio M¨®naco, en la que tom¨® langosta y champ¨¢n. Cuando Bahamontes lo supo, pens¨® que esa era la oportunidad:
¡ªMa?ana le van a salir las antenas de la langosta por los costados.
Atac¨® de salida, se le unieron Jim¨¦nez, Poulidor, Galera, Manzaneque y Esteban Mart¨ªn. Un ataque en toda regla. A 25,7 kil¨®metros de la salida est¨¢ la cima del Envalira, con una niebla que parece un pur¨¦ de guisantes. A Anquetil le salen, s¨ª, las antenas de la langosta por los costados. Corona a cuatro minutos. Varias veces est¨¢ a punto de abandonar. En la niebla, sus coequipiers Rostollan y Miniere le empujan, casi le remolcan. Pasa como puede, pero tras la bajada aparece milagrosamente junto a los escapados. Anquetil era un gran bajador, pero aun as¨ª aquello fue raro. A Bahamontes nadie le quita a¨²n de la cabeza que le bajaron en coche. Julio Jim¨¦nez no lo cree. Con Anquetil ah¨ª, cesaron las hostilidades. Poulidor, por su parte, pinch¨® hacia el final, fue derribado por sus propios mec¨¢nicos cuando tras cambiarle la bici le empujaron. Cay¨® al segundo pelot¨®n y perdi¨® dos minutos. La organizaci¨®n, siempre ben¨¦vola con Anquetil, le sancion¨® con 11'' por los empujones de sus equipiers.
Con todo, gracias a una gran victoria en Luchon el 7 de julio, d¨ªa en el que Bahamontes estuvo inesperadamente calmado (siempre intentaba ganar ese d¨ªa, San Ferm¨ªn, en homenaje a su mujer, Fermina), Poulidor consigui¨® colocarse a 9s de Anquetil. El 8, entre Luchon y Pau hay una escapada de Bahamontes y Jim¨¦nez, que en Espa?a seguimos por televisi¨®n con el coraz¨®n en vilo. No cooperan bien, al final se descuelga Julio Jim¨¦nez. Gana Bahamontes, pero con corta renta, porque desde la ¨²ltima cima hasta la meta hay 90 kil¨®metros en los que le liman los seis minutos de la cumbre a menos de dos. Ese d¨ªa, el diminuto Georges Groussard (1,50, 46 kilos) que hab¨ªa mantenido el maillot durante muchos d¨ªas, lo cede por fin. Lo coge Anquetil, con 9s sobre Poulidor, que ampliar¨¢ pronto hasta los 54s gracias a una contrarreloj de Bayona.
Y as¨ª, a 54s, llega Poulidor a la etapa del 12 de julio, la vig¨¦sima, con llegada en el Puy de D?me. Francia es un hervidero. ?Podr¨¢ desbancar a Anquetil? Se percibe que la mayor¨ªa lo desea. Se especula con que Bahamontes se ha aliado con uno de los dos, unos dicen que con el uno, otros que con el otro. Hay un minuto de bonificaci¨®n al ganador en la meta, medio para el segundo. Con el tiempo que Poulidor le pueda sacar arriba a Anquetil m¨¢s bonificaci¨®n, puede alcanzar el maillot con margen suficiente para resistir la contrarreloj final, una m¨¢s, el ¨²ltimo d¨ªa entre Versalles y Par¨ªs.
La etapa es terrible: 237,5 kil¨®metros y llegada arriba. Bahamontes se despista en un corte y tiene que tirar en el llano, porque los mejores se le han ido por delante ya cerca de las primeras rampas. Ah¨ª les alcanza. A cinco kil¨®metros de la cima, El ?guila y El Relojero se van. En Espa?a nos indignamos, porque la c¨¢mara se queda con los dos astros franceses, no sabemos qu¨¦ pasa arriba entre los nuestros. Pero el duelo Poulidor-Anquetil es ¨¦pico. Aquel arranca, Anquetil se mantiene a su lado. No detr¨¢s, sino al lado, para no dar s¨ªntomas de debilidad. As¨ª una y otra vez. La lucha es tit¨¢nica. Ah¨ª se produce la c¨¦lebre foto, hombro con hombro. Poulidor s¨®lo le suelta a falta de ochocientos metros. Le meter¨¢ 42s, insuficiente, porque se queda sin bonificaci¨®n: Jim¨¦nez ha sido primero, Bahamontes segundo. Anquetil llega quinto, tras el italiano Adorni, que se le cuela al final.
Gracias al Relojero y al ?guila ha salvado el maillot por 14s. 14 m¨ªseros segundos separaron a Poulidor del amarillo. Anquetil ha sufrido lo indecible. Se queda cinco minutos de reloj en la bici, apoyado en su jefe de filas, Geminiani. Est¨¢ desencajado. Poulidor declarar¨¢, al verle as¨ª, que deber¨ªa haberle atacado m¨¢s abajo.
El desenlace llega en la etapa final, Versalles-Par¨ªs, contrarreloj. Goddet, director de L'Equipe, titula su cr¨®nica previa en espa?ol: Mano a mano. A¨²n hay quienes creen en Poulidor, porque est¨¢ m¨¢s fuerte. De hecho, a mitad del recorrido le ha ganado 11s a Anquetil, est¨¢ a 3s de la victoria. Pero Anquetil, azuzado por Geminiani, mejora su golpe de pedal y gana la etapa por 21s. M¨¢s 20s de bonificaci¨®n, m¨¢s los 14s que ya ten¨ªa, 55s sobre Poulidor. Nunca se hab¨ªa ganado un Tour con tan corto margen. Bahamontes es tercero, y Rey de la Monta?a. Se le ve feliz en el podio. Ya hab¨ªa sido primero, segundo y cuarto en ediciones anteriores. Le parece haber completado una colecci¨®n. As¨ª era ¨¦l. Julio Jim¨¦nez es s¨¦ptimo.
All¨ª empez¨® la leyenda de Poulidor como eterno segundo, leyenda que a¨²n sigue. Pero no es el corredor que m¨¢s veces ha sido segundo en el Tour, en realidad s¨®lo tres, a las que une cinco terceros puestos. Zoetemelk, con el que lleg¨® a coincidir en las postrimer¨ªas de su carrera y gan¨® el Tour del 80, fue segundo hasta seis veces.
As¨ª que hasta en eso es segundo el pobre Poulidor. Hasta en ser segundo.
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