El Atl¨¦tico tritura al Sevilla y da un golpe de autoridad

Te¨®ricamente destinados a mirarse en el mismo espejo, el Atl¨¦tico demostr¨® en Nervi¨®n que mantiene el trono en la corte de aspirantes a la tercera plaza. Al menos contra el Sevilla, al que le dio un importante repaso. El S¨¢nchez Pizju¨¢n es un campo complicado y el Atl¨¦tico mostr¨® unas estupendas credenciales. Simeone estudi¨® el partido al detalle. Asfixi¨® al Sevilla en una primera parte digna de elogio, sufri¨® luego el acoso del conjunto andaluz y fue siempre m¨¢s fuerte y vivo en cada disputa, metiendo siempre la pierna m¨¢s fuerte. El Sevilla casi nunca pudo con el Atl¨¦tico, con el debutante Llorente desconectado. Tendr¨¢ que mejorar mucho si quiere pelear por la tercera plaza. Todo lo bueno que apunt¨® en verano fue barrido por el Atl¨¦tico. Todav¨ªa un mundo separa a ambos equipos. Por ejemplo, en la porter¨ªa, donde Oblak demostr¨® ser el portero de un equipo grande y Beto ofreci¨® dudas y nervios. Intacto su af¨¢n competitivo, el Atl¨¦tico acab¨® goleando al Sevilla en Nervi¨®n. Una declaraci¨®n de intenciones del grupo de Simeone. Un manifiesto para animar la Liga a poco que Barcelona y Madrid ofrezcan dudas. Al Sevilla, mientras, tanto halago a su plantilla lo acab¨® debilitando. Tirit¨® ante el bofet¨®n que le dio el Atl¨¦tico.

Sevilla acogi¨® el partido entre los dos aspirantes con un bochorno de categor¨ªa, casi salvaje. Una humedad propia de una jungla espesa, en la que Emery y Simeone se internaron sin complejos. Especialmente el preparador vasco, que le dio la titularidad a Llorente. El campe¨®n del mundo, con apenas dos entrenamientos con su nuevo equipo, sali¨® de inicio mientras Immobile no era ni convocado. Simeone respondi¨® con un Atl¨¦tico muy fuerte por el centro, casi sin bandas, un grupo de caciques que habr¨ªa de someterse a una dura prueba en el remozado Nervi¨®n, todo de rojo intenso. Arriba, Fernando Torres, en duelo con Llorente.

No resulta f¨¢cil desactivar al Atl¨¦tico. Con Tiago resguardando una l¨ªnea de tres, compuesta por ?liver Torres, Gabi y Koke, el Atl¨¦tico fue ¨¢spero y din¨¢mico en la presi¨®n, inabordable para el talento de Banega, Reyes o Vitolo. Asfixiado, el Sevilla sufr¨ªa una enormidad, impotente, sin desborde ni velocidad. El partido se jug¨® al ritmo que quer¨ªan los de Simeone, una m¨¢quina de competir. Paso a paso, le fue comiendo el campo a un Sevilla desesperado, que solo inquiet¨® en los primeros minutos. El Atl¨¦tico avis¨® en un disparo de ?liver y un suave toque de Griezmann. Hasta que el franc¨¦s, una delicia, tuvo la capacidad de asistir desde el suelo a Koke, que irrumpi¨® en el ¨¢rea para machacar a Beto. El internacional dibuj¨® un ocho tras su gol, en homenaje a su compa?ero Ra¨²l Garc¨ªa, que se puede marchar al Athletic. El Sevilla, carente de la marcha definitiva, no tuvo m¨¢s remedio que recurrir al f¨²tbol directo. Ten¨ªa a Llorente e Iborra para jugar de espaldas y asistir a sus compa?eros. El resultado tambi¨¦n fue vano, porque a Llorente, muy desconectado, lo anulaban God¨ªn y Gim¨¦nez, mientras que Iborra ha pasado a ser decididamente delantero. En el centro del campo, ni distribuye ni corta.

Ahogadas sus fuentes de talento, el Sevilla se desesper¨® mientras el Atl¨¦tico se crec¨ªa, mod¨¦lico en el esfuerzo. El mejor ejemplo de lo que Simeone ha vuelto a construir se reencarn¨® en ?liver Torres. La carrera del joven para cortar una internada de Vitolo fue premiada por una catarata de aplausos por el Cholo desde la banda.

El Sevilla necesitaba agitar un partido que ten¨ªa perdido. Perdido en una multitud de pases intrascendentes, el Atl¨¦tico solo necesitaba dos o tres para crear peligro.

Y, entonces, decidi¨® dar un paso adelante. Ambicioso y con un punto de temeridad, a pesar de estar expuesto a los contragolpes del Atl¨¦tico, el Sevilla se fue al cuello de su rival. Dobl¨® su intensidad y Nervi¨®n comenz¨® a rugir. Se la jug¨® Emery, que desmelen¨® a su equipo. La tuvo Llorente, que se encontr¨® con un bal¨®n suelto en el ¨¢rea. Le sigui¨® un aluvi¨®n de saques de esquina siempre ganados por la excelente defensa del Atl¨¦tico. Frenado el ¨ªmpetu de los andaluces, Gabi solt¨® un latigazo que puso el partido imposible para los locales. Festej¨® el banquillo de manera evidente porque el equipo madrile?o se impon¨ªa a un rival directo, al que ya, por ejemplo, inhabilita en caso de empate a puntos a final de temporada. De eso se encarg¨® Jackson con misil que Beto ni vio. Fue la fiesta completa de un gran Atl¨¦tico, fiable y certero, que tritur¨® a este rutilante Sevilla.