Argumentos para todos
Espa?a ha disputado ya sus dos primeros partidos y hay material como para que optimistas y pesimistas defiendan con argumentos suficientes sus previsiones de por d¨®nde ir¨¢ el futuro. Porque hasta que llegue el momento de las eliminatorias directas, casi todo se trata de eso, de impresiones. El equipo espa?ol ha mostrado dos caras bien distintas. La del debut ante Serbia, gris, obtusa, ciclot¨ªmica, con demasiados jugadores fuera de foco, escaso acierto y errores de bulto en la definici¨®n. La del un d¨ªa despu¨¦s ante Turqu¨ªa, imperial, contundente, chisposa y reivindicativa para todos los jugadores que puso Scariolo en pista. A partir de estas dos versiones tan diferentes, cualquiera puede llevar el debate a su terreno.
Los del vaso medio lleno argumentar¨¢n que vamos entrando en juego, que a pesar del mal juego, a falta de poco m¨¢s de un minuto para el final, ten¨ªamos a tiro a toda una subcampeona mundial o que logramos hacer parecer a Turqu¨ªa un equipo j¨²nior. Que hay mucho m¨¢s que los seis o siete jugadores principales y ah¨ª est¨¢ el ejemplo de Pau Ribas, que parece que lleva toda la vida en la selecci¨®n y genera beneficios directos e indirectos, como completar y aligerar de minutos a los dos Sergios. Que otro Pau, Gasol, en un d¨ªa normalito, es el mejor p¨ªvot del campeonato. Que defensivamente el equipo est¨¢ muy bien trabajado y que la reacci¨®n producida despu¨¦s del traspi¨¦ inicial fue de equipo bragado y curtido, que sabe navegar en aguas agitadas como suelen ser un campeonato de este tipo, se crece en los momentos complicados y ante el nerviosismo que provoca una derrota, responde en la primera ocasi¨®n.
Los menos animosos, por su parte, considerar¨¢n que la vara de medir no es Turqu¨ªa, a la que lapidamos desde el salto inicial, sino Serbia. Y que ese d¨ªa se nos vieron las costuras, confirmando que sufrimos defectos estructurales de dif¨ªcil soluci¨®n en las grandes citas, como la poca contundencia f¨ªsica de nuestros hombres altos o los problemas que nos crean las defensas al l¨ªmite de un reglamento interpretado por unos ¨¢rbitros cuyo criterio es todo un misterio y que puede variar de un partido a otro. Que la dependencia de Pau es patol¨®gica y que la acabaremos pagando. O que tenemos en el banquillo demasiados jugadores que solo sirven para cuando vamos ganando de 20 puntos. Que Francia y Serbia est¨¢n por encima nuestro y Grecia, Lituania o Croacia se encuentran a la par.
Todos tienen raz¨®n, porque la ecuaci¨®n resulta a¨²n incompleta y faltan datos. 80 minutos despu¨¦s, Espa?a ha dado motivos para la esperanza y tambi¨¦n para la inquietud. Hasta el pr¨®ximo fin de semana, donde los cruces pondr¨¢n a todos en su sitio, cualquier opini¨®n quedar¨¢ en cuarentena. Eso s¨ª, los antecedentes m¨¢s recientes suelen predominar sobre los m¨¢s antiguos. El crecimiento del equipo, por mucho que Turqu¨ªa no est¨¦ entre los aspirantes a cerrarnos el camino a R¨ªo, invita a quedarse con la opci¨®n m¨¢s agradable. La de un equipo imperfecto como casi todos pero con talento, empaque y veteran¨ªa suficientes como para ir cumpliendo etapas en busca del primer objetivo: llegar a octavos con los mecanismos bien engrasados. Todo lo dem¨¢s ser¨¢ un mero cruce de opiniones, un debate en el que resulta imposible, por ahora, que nadie se declare vencedor.
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