Gaza contiene la respiraci¨®n
Paula Gil, presidenta de M¨¦dicos Sin Fronteras Espa?a, recuerda que hay m¨¢s de 12.000 personas esperando evacuaci¨®n m¨¦dica dentro de la Franja, cientos de miles de heridos que requieren atenci¨®n continua y un n¨²mero indefinido de pacientes cr¨®nicos que est¨¢n muriendo por no tener acceso a sus tratamientos
![Gaza](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PK2DFS6YXFHE5PWIV4TPBDDGOQ.jpg?auth=f33d2f597ff1dc2d166729679b333531e95027a03a1ead669fcd3f9890b1d963&width=414)
No encuentro palabras para describir la guerra en Gaza. Al intentarlo me viene a la mente uno de los dibujos que pude ver cuando estuve en la Franja el pasado mes de diciembre. El peque?o artista no se sale nada de la raya, utiliza muy bien los colores y explica, a¨²n mejor, el horror de la guerra.
Dibujar es una de las actividades que lleva a cabo nuestro equipo de salud mental. Permite a los m¨¢s peque?os externalizar sus pensamientos y miedos. Admiro mucho a los profesionales que se dedican a la salud mental, y en particular a los trabajadores palestinos que trabajan en Gaza y Cisjordania. Estando expuestos a la misma violencia que el resto de la poblaci¨®n, sintiendo el mismo miedo que la persona que tienen delante, hacen su trabajo con dedicaci¨®n y cari?o.
![Ilustraci¨®n realizada por un ni?o en la franja de Gaza, en diciembre de 2024.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RVJIAIGC2VGQ7CPO6F27FLPHQI.jpg?auth=c13defc23a3484ae73a46c78e4b7c9a8fcdf6e7d8bbf87ecdc7951d7a95e10e8&width=414)
En mi reciente visita a Gaza, donde pude ver de primera mano las actividades de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en la Franja, me impresion¨® especialmente el testimonio del equipo de salud mental. Es tal la deshumanizaci¨®n constante que sufre la poblaci¨®n, que pacientes de todas las edades, les repiten una y otra vez frases como esta: ¡°Soy una persona, soy un ser humano. Ten¨ªa planes, sue?os, ten¨ªa una vida. No soy un n¨²mero¡±.
Una compa?era gazat¨ª, fot¨®grafa y periodista, que trabaja en MSF, cuenta que busca desesperadamente en sus fotograf¨ªas un poco de luz aqu¨ª y all¨¢, que est¨¢ sedienta de colores y de vida.
Su manera de mantener la cordura en medio de la guerra es buscar desesperadamente con su c¨¢mara algo de esperanza en medio de las ruinas y la devastaci¨®n. Ella siente que fotografiar a las personas en estas circunstancias es liberarlas un poco de la carga que representa llevar encima tantas historias personales no contadas, historias de p¨¦rdida, de despedidas y de supervivencia.
Esta guerra, como tantas otras, se ha cobrado miles de vidas y ha dejado el sistema de salud completamente devastado. Pero en Gaza la destrucci¨®n ha sido tal, que lo ¨²nico que pr¨¢cticamente se mantiene en pie es la esperanza de la gente y las ganas de sobrevivir. Estos d¨ªas, la poblaci¨®n se permite celebrar el fin de los bombardeos como quien toma un soplo de aire despu¨¦s de haber aguantado la respiraci¨®n por demasiado tiempo.
Esta pausa, les va a permitir visitar las ruinas de sus casas, intentar enterrar a sus muertos y reencontrase con sus familiares. En el mejor de los escenarios, seguir¨¢n viviendo bajo pl¨¢sticos y tiendas de campa?a por muchos a?os, sin escuelas, sin empleo, sin casa, sin el tejido social que sosten¨ªa la vida.
Los ataques a estructuras de salud se repiten en Cisjordania con la misma impunidad que han sucedido en Gaza y el personal sanitario est¨¢ siendo v¨ªctima directa de estas incursionesPaula Gil, presidenta de M¨¦dicos Sin Fronteras Espa?a
Tras m¨¢s de 15 meses, las personas que fueron secuestradas el 7 de octubre, aquellas que han logrado sobrevivir, regresar¨¢n a sus hogares en Israel y cientos prisioneros y prisioneras ser¨¢n excarceladas para empezar de nuevo. Pero a nadie se le escapa que los acuerdos sobre los que se sustenta esta tregua son extremadamente fr¨¢giles.
A medida que por los puestos fronterizos de Gaza aumenta el flujo de camiones de ayuda humanitaria, el derramamiento de sangre se extiende en Cisjordania.
En estas zonas ocupadas, la violencia contra la poblaci¨®n no ha cesado un solo d¨ªa. Solo en Yen¨ªn, en el mes de enero, las fuerzas israel¨ªes han matado a 30 personas y herido a decenas y al personal param¨¦dico no se les permite acceder a las zonas atacadas para recoger a los heridos.
Los ataques a estructuras de salud se repiten en Cisjordania con la misma impunidad que han sucedido en Gaza y el personal sanitario est¨¢ siendo v¨ªctima directa de estas incursiones.
En los ¨²ltimos 15 meses, ser profesional de la medicina, de la enfermer¨ªa, ser param¨¦dico se ha convertido en una actividad de alt¨ªsimo riesgo en Gaza y Cisjordania, casi un delito, o as¨ª se empe?an en verlo aquellos que no entienden nada de medicina, de humanidad y de derecho internacional humanitario. Desde el 8 de octubre del 2023 hasta mediados de septiembre del a?o pasado, se contabilizaron solo en Gaza 512 ataques a estructuras de salud y m¨¢s de 500 sanitarios fueron asesinados.
Sabemos que hay m¨¢s de 12.000 personas esperando evacuaci¨®n m¨¦dica dentro de Gaza, cientos de miles de heridos que requieren atenci¨®n continua, un n¨²mero indefinido de pacientes cr¨®nicos que est¨¢n muriendo por no tener acceso a sus tratamientos y por las dur¨ªsimas condiciones de vida en las que han de sobrevivir. Est¨¢ todo por hacer, hay que reconstruir un mundo entero y un eventual regreso de los bombardeos a Gaza ser¨ªa la peor noticia posible para una sociedad devastada, agotada y atrapada.
A los que ponen en duda lo que digo les invito a mirar con atenci¨®n el dibujo que ilustra este texto porque ante semejante testimonio sobran las palabras.
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M¨¢s informaci¨®n
![J¨®venes estudian en el espacio Fiber Hub de Jan Yunis, en la franja de Gaza, donde acceden a Internet de alta velocidad y a recursos educativos para continuar sus estudios, el pasado 28 de enero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/S7YFFUC2TNEHHLOPKOGX656L4E.jpg?auth=838566a727fa96ed79fae8ddd6fc7b04860b310425e452432c8fa8f8ad5d4f0e&width=414&height=311&smart=true)