Pliego de condiciones
Se acabaron las tardes y noches en las que te sentabas tranquilo delante del televisor
Pasado el monumental susto ante Alemania, donde se salv¨® por uno de los pelos rubios de Schroder, Espa?a sigue viva. El partido fue coherente con los nuevos tiempos, donde se han terminado las tardes y noches pl¨¢cidas en las que te sentabas delante del televisor tranquilo y confiado. A punto de empezar la fase decisiva, la selecci¨®n ha dado muestras de que es capaz de ganar a cualquiera (en un d¨ªa discreto pele¨® la victoria ante la poderosa Serbia) pero tambi¨¦n puede ser carne de ca?¨®n el d¨ªa menos pensado. Como resulta inevitable la comparaci¨®n con respecto a un pasado tan exitoso como el de este grupo, donde se nota el descenso en los recursos es en el n¨²mero de condiciones que deben darse para que seamos competitivos ante rivales cualificados. Con el equipo al completo y dos o tres a?os menos, bastaba con cumplir tres o cuatro a lo sumo. Que Gasol fuese Gasol, que alg¨²n tirador desatascase el ataque, y que unos cuantos minutos de intensa presi¨®n defensiva permitiera explotar luego el juego en campo abierto que tanto nos gusta, era suficiente para doblegar a casi todos. Ahora, si nos ponemos a pensar qu¨¦ debe hacer Espa?a para poder lidiar con equipos como los que est¨¢n en el horizonte, Grecia, Francia o Serbia, la lista de exigencias es mucho mayor.
Se acabaron las tardes y noches en las que te sentabas tranquilo delante del televisor
En esta primera semana de competici¨®n hemos tenido pruebas fehacientes de que en cuanto alguna de las premisas b¨¢sicas falla o se ausenta, el equipo lo acusa de forma evidente. Ll¨¢mese Pau, el Chacho, Llull, la defensa en el per¨ªmetro de peque?os y grandes, el acierto en el tiro exterior o nuestra solvencia reboteadora, fundamental para darle velocidad a las transiciones. Si cogemos, por ejemplo, el ¨²ltimo partido ante Alemania, Espa?a mejor¨® en su concentraci¨®n defensiva, aparecieron los dos sergios para confirmar que son influyentes siempre, Pau Ribas y San Emeterio suben pelda?os cada partido en la jerarqu¨ªa y, sin llegar a la excelencia, ni mucho menos, la punter¨ªa de los tiradores fue algo m¨¢s presentable. Se oyeron gritos de ¨¢nimo desde el banquillo, alg¨²n estallido de rabia contenida en la pista y en general hubo mejores caras, que ya se sabe que, salvo en el caso de Kimi Raikkonen, son el espejo del alma.
La limitada rotaci¨®n acrecienta el peligro de agotamiento
Hace nada, con esto hubiese sido suficiente. Ahora ya no. Y seg¨²n avance el campeonato, menos a¨²n. Porque a los pros siempre les est¨¢ acompa?ando unos contras que de no corregirlos (si es que se puede, pues alguno es estructural) terminaremos pag¨¢ndolo caro. Entre otros d¨¦ficits, seguimos con enormes problemas para defender lo que hoy en d¨ªa es la quintaesencia del baloncesto, el bloqueo y continuaci¨®n entre hombre bajo y pivot a siete metros del aro. Cada s¨ª es no es, voy o me quedo, de alguno de nuestros pivots, termina en personal o canasta. La limitada rotaci¨®n acrecienta el peligro de agotamiento para hombres que no se destacan por su f¨ªsico. Y aunque la sangre no lleg¨® al r¨ªo, la forma en la que perdimos siete puntos a falta de un minuto resulta pecado mortal en estos torneos. En las tres ocasiones que los partidos llegaron abiertos a los minutos finales, Serbia, Italia y Alemania, hemos suspendido el examen.
Hasta ahora hemos sobrevivido, pero a cada paso del camino, a Espa?a se le exigir¨¢ cumplir cada vez mejor con el amplio pliego de condiciones, que, al menos hasta ahora, no ha logrado conseguir de forma simult¨¢nea. Esperemos que as¨ª sea, porque si no, no habr¨¢ otro pelo que nos salve.
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