La suerte del campe¨®n

¡°Cuando la gente est¨²pida triunfa a veces se vuelva m¨¢s est¨²pida¡±. Ars¨¨ne Wenger
Los estudiosos de la ideolog¨ªa conocida en Espa?a como ¡°el mourinhismo¡± tienen una teor¨ªa. Los equipos de f¨²tbol que Jos¨¦ Mourinho entrena van bien durante sus primeras dos temporadas pero en la tercera se revientan. Los jugadores se contagian de su mani¨¢tica ansiedad ganadora hasta que llega el punto en que no pueden dar m¨¢s. Mourinho es como un conductor que va por la autopista como si estuviera ascendiendo una monta?a, sin cambiar de segunda a quinta. El motor se acaba sobrecalentando y el coche se rompe.
Esta es la teor¨ªa. Se apoya en lo que le pas¨® al portugu¨¦s durante su primer reinado en el Chelsea. Gan¨® la liga las primeras dos temporadas; no gan¨® nada en la tercera; y apenas comenzada la cuarta, tras pelearse con medio club, se fue. Algo parecido ocurri¨® durante su etapa en el Real Madrid. La tercera temporada no solo la acab¨® sin t¨ªtulos sino que con una calamitosa derrota en su propio estadio, el Bernab¨¦u, en la final de la Copa del Rey contra el Atl¨¦tico de Madrid. Result¨® que el equipo se hab¨ªa amotinado contra ¨¦l y el club le tuvo que decir adi¨®s.
La cuesti¨®n es si la historia se va a repetir. Cuando volvi¨® al equipo londinense en 2013 fue recibido por la afici¨®n como si se tratase de la segunda venida de Cristo. El fervor fue correspondido. Mourinho declar¨® que ya no quer¨ªa ser conocido como The Special One, el apelativo con el que hab¨ªa anunciado su primera aparici¨®n en el Chelsea, sino como The Happy One. ¡°?Soy uno de vosotros!¡±, declar¨®. ¡°Hemos vuelto juntos y estamos listos para casarnos de nuevo¡±. Y, s¨ª, fueron felices. Vivieron dos a?os de luna de miel. El primero el Chelsea qued¨® tercero en la Premier League, compitiendo hasta el final, y el segundo se coron¨® campe¨®n.
Pero a lo largo de la ¨²ltima semana, tras perder 3-1 contra el Everton el s¨¢bado pasado, a Mourinho se le volvi¨® a aparecer el fantasma de la tercera temporada. De repente se encontr¨® en terra incognita. Con cuatro puntos en cinco partidos, a once puntos del primero en la tabla, el Manchester City, su equipo rozaba la zona de descenso. Nunca en sus 15 a?os como entrenador hab¨ªa tenido un comienzo de liga peor.
Preguntado qu¨¦ pasaba, contest¨® dos cosas. Primero: ¡°Soy campe¨®n¡±, una verdad inapelable, ya que el Chelsea gan¨® la ¨²ltima liga (aunque, por cortes¨ªa a sus jugadores, podr¨ªa haber dicho lo mismo en primera persona plural). Y segundo: ¡°Hemos tenido mucha mala suerte esta temporada¡±, lo cual demostr¨®, por otro lado, una admirable humildad. Porque no le ech¨® la culpa a los ¨¢rbitros. No. Por primera vez parec¨ªa estar reconociendo que los resultados en el f¨²tbol muchas veces son consecuencia de fuerzas de la naturaleza, o de caprichos del azar, o de la intervenci¨®n divina que ning¨²n ser humano, ni siquiera ¨¦l, es capaz de controlar.
El escenario estaba preparado para un partido en casa contra el Arsenal, entrenado por el franc¨¦s Ars¨¦ne Wenger, que el Chelsea sencillamente no pod¨ªa perder. Porque si perd¨ªa se quedaba ya demasiado lejos del City para mantener opciones realistas de competir para el t¨ªtulo. Una cat¨¢strofe para Mourinho que podr¨ªa tentar al due?o del Chelsea a repetir lo que hizo en 2007 y despedirle.
Pero el Chelsea gan¨®, 2 a 0. A punto de acabar el primer tiempo, con el marcador 0 a 0, Diego Costa, el delantero centro del Chelsea, inici¨® un rifirrafe, con golpe en la cara a un adversario incluido, pero el ¨¢rbitro no lo expuls¨® a ¨¦l sino a un jugador del Arsenal, Gabriel Paulista. En el segundo tiempo el ¨¢rbitro dej¨® al Arsenal con nueve jugadores tras expulsar al centrocampista espa?ol Santi Cazorla.
Ning¨²n neutral dud¨® que Costa se mereci¨® una tarjeta roja tambi¨¦n pero tras finalizar el partido Mourinho no habl¨® de suerte, ni de mala ni de buena. Declar¨® ¡ªsolo se explica que hubiera sido en plan guasa¡ª que Costa hab¨ªa sido el mejor del partido.
Es un payaso. Pero un payaso con un espectacular curr¨ªculum que si logra remontar los ocho puntos que le separan del City y gana la liga acabar¨¢ con la maldici¨®n de la tercera temporada, habr¨¢ logrado la haza?a m¨¢s brillante de su carrera, y no nos dejar¨¢ con m¨¢s remedio ¡ªa todos¡ª que rendirnos ante ¨¦l y reconocer que s¨ª, s¨ª Jos¨¦, ¡°eres campe¨®n¡±.
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