Un doblete de Benzema concede el triunfo al Madrid frente al Athletic
Dos tantos del franc¨¦s decantan el duelo en San Mam¨¦s (1-2) a favor de los de Ben¨ªtez
Calidades y jerarqu¨ªas al margen, Athletic Real Madrid dirimen sus partidos en San Mam¨¦s (en el Bernab¨¦u es otra cosa) por intangibles. La calidad se les supone a algunos tipos como Cristiano, Benzema, Aduriz, Isco o Susaeta, as¨ª mezclados, as¨ª tomados de uno en uno. Pero lo intangible es lo que el f¨²tbol aporta de crimen y castigo. San Jos¨¦ es tan buen futbolista como buena persona, pero cometi¨® un crimen y tuvo su castigo. No se le ocurri¨® otra cosa que jugar de memoria, de pizarra, sin darse cuenta que la tiza estaba mojada. Su cesi¨®n a Iraizoz, tan ingenua, tan infantil, acab¨® en los pies de Benzema, que actuaba como el pillo del barrio para robarle la pelota al chavalito y llevarla a su corral, o sea a la red. Nada hab¨ªa hecho el Madrid hasta entonces salvo sufrir en defensa, porque el Athletic le ve¨ªa la espalda con demasiada facilidad, y poco sacaba el Athletic de esa visi¨®n, m¨¢s all¨¢ de ver el n¨²mero de sus rivales.
San Jos¨¦ es tan buen futbolista como buena persona, pero cometi¨® un crimen y tuvo su castigo
El tanteo, el cambio de miradas, era excesivo para la trascendencia del partido. El Madrid le daba el gobierno a Kross para que Modric inventase y Cristiano, Benzema e Isco tuviesen el espacio que necesitan para sentirse importantes, imprescindibles. Pero desfallec¨ªan con facilidad, tropezaban con las botas de los defensores rojiblancos, con su actitud indestructible. A cambio, el Athletic operaba con el manejo de Be?at, un activista del centro del campo aunque la dispersi¨®n a veces le abruma. Al Athletic le sobraba marea, pero le faltaba espuma, es decir, se asomaba a la orilla bramando, pero cuando el bal¨®n llegaba a Aduriz apenas burbujeaba, pese a las facilidades de Pepe, a medio gas. De Ra¨²l Garc¨ªa, no hab¨ªa ni noticia, ni positiva ni negativa, como si su papel de mediapunta le hubiera robado la intensidad en beneficio de una sutileza desconocida.
ATHLETIC, 1 - REAL MADRID, 2
Athletic: Iraizoz; De Marcos, Etxeita, Laporte, Balenziaga; San Jos¨¦ (Mikel Rico, m. 71), Be?at (Sola, m. 84); Susaeta (Ibai, m. 80), Ra¨²l Garc¨ªa, Sabin; y Aduriz. No utilizados: Herrer¨ªn; Gurpegi, Lekue y Eraso.
Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Pepe, Varane, Marcelo; Modric, Kroos; Isco (Jes¨¦, m. 71), Kovacic (Lucas V¨¢zquez, m. 88), Cristiano Ronaldo; y Benzema (Casemiro, m. 80). No utilizados: Casilla; Arbeloa, Cheryshev, Nacho.
Goles: 0-1. M. 19. Benzema. 1-1. M. 67. Sabin. 1-2. M. 70. Benzema.
?rbitro: Mateu Lahoz. Amonest¨® a Cristiano, Pepe, Be?at, De Marcos, Kroos e Ibai.
Unos 45.000 espectadores en San Mam¨¦s.
Pero el autogol de San Jos¨¦, que marc¨® Benzema, activ¨® al Madrid, De pronto apareci¨® Marcelo, que no se desperezaba por la banda, y Modric, que dio un paso adelante, e Isco que supo administrar la intermitencia de jugar en un costado . De pronto, el Madrid convirti¨® el sirimiri, suave y manso, en una peque?a tempestad plena de llegadas al ¨¢rea que o bien exig¨ªan lo mejor de Iraizoz o mor¨ªan por cent¨ªmetros en el ¨²ltimo pase.
Entre medio el Athletic filtraba alguna ocasi¨®n, generalmente a la espalda de Pepe, tan descolocado como lento, aunque ni Ra¨²l Garc¨ªa, m¨¢s lento a¨²n, ni Aduriz consiguieron batir a Keylor Navas en condiciones inmejorables. Es decir, prevalec¨ªa el error en el campo sobre las habilidades compartidas. Era un partido serio del Madrid de mediocampo hacia arriba y un partido serio del Athletic de mediocampo hacia atr¨¢s. Pero prevalec¨ªa el error, el accidente, el volantazo inadecuado, el despiste, el imponderable.
Y en esto lleg¨® el peso de la historia. El f¨²tbol cambia, los futbolistas cambian, los estilos se modifican, las t¨¦cnicas se perfeccionan, pero la gen¨¦tica pervive enlazando la historia. A eso apel¨® Laporte, a los viejos tiempos del central que se cabrea, que se sube el pantal¨®n, se olvida de la pizarra, tira la tiza al suelo y avanza, y avanza, y mira al frente. Lo hizo Laporte y en un regate tropez¨® con un defensa, y sigui¨® y sigui¨®. La espalda ya era historia y llev¨® el bal¨®n hasta Susaeta que centr¨® para que Sabin Merino rematase rodilla en tierra rompiendo la magia y el r¨¦cord de Keylor Navas. El chaval cabece¨® a donde el lumbago impide a los porteros rectificar sus intenciones.
En un partido obrerista, el Madrid le dio la ¨²ltima mano al sal¨®n, la que queda. No le abrum¨® el trabajo
Era el gol cl¨¢sico del Athletic que pon¨ªa las cosas en su sitio, le reconciliaba con la historia y con el partido. Y lo incendiaba, comprometiendo la actitud condescendiente del Madrid, presuntamente ocupado en llevar el partido a su reloj. Pero el coraz¨®n tiene sus taquicardias. Y en una de ellas, el Athletic desertiz¨® la banda izquierda y le invit¨® a Isco a recorrer el pasillo con tiempo para mirar y pensar al mismo tiempo. Cristiano y Benzema llegaron como locos al ¨¢rea peque?a, pero el franc¨¦s lleg¨® antes y la empuj¨® a la red. Cristiano tropez¨® con la red en su ansia de gol. El coraje contra la astucia, viejas historias del f¨²tbol, se apoden como se apoden. Y el error, tan constante como el gol, tan inesperado como inevitable. En un partido obrerista, el Madrid le dio la ¨²ltima mano al sal¨®n, la que queda. No le abrum¨® el trabajo. Sab¨ªa lo que le esperaba. Ronaldo fue una sombra, pero otros hicieron su trabajo. Y Ben¨ªtez por fin gan¨® en San Mam¨¦s. Y el Athletic recuper¨® parte de la autoestima perdida aunque se fuera con los bolsillos vac¨ªos. Ni el sirimiri falt¨® para homenajear al pasado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.