Juego sucio
Mal asunto cuando se invoca al victimismo, se?al de desconfianza, impropia de un campe¨®n aclamado como es Rossi
Apeado M¨¢rquez de su Honda, seguramente porque la agresividad del piloto era incompatible con la de su moto, el campeonato discurr¨ªa como un homenaje a Rossi, el mito reaparecido para ganar a los 36 a?os el t¨ªtulo n¨²mero 10. Las carreras se suced¨ªan sin mayor novedad que las victorias o ca¨ªdas de M¨¢rquez y los podios de Rossi. Ambos no solo presum¨ªan de su amistad, sino que contaban sus epis¨®dicos desaf¨ªos de manera reverencial, como si formaran parte del mejor plan, de un juego convenido, nada que ver con la rivalidad, aquellos pleitos antiguos que de manera simplista personificaba el duelo Sito-Garriga.
Ambos se admiraban, los dos manten¨ªan una actitud de pleties¨ªa, el uno y el otro se disculpaban cuando se desafiaban, como pas¨® en el sacacorchos de Laguna Seca hace a?os y algo menos ya en Argentina y Assen. Incluso parec¨ªa haber un pacto de no agresi¨®n, maestro-disc¨ªpulo, sellado con la anuencia de la afici¨®n, enamorada de Rossi y M¨¢rquez. Nadie se quej¨®, a excepci¨®n de Lorenzo. Aunque no tiene seguramente la m¨ªstica del catal¨¢n y el italiano, ni seguramente la t¨¦cnica de Pedrosa, el mallorqu¨ªn es irreductible y pelea por el t¨ªtulo indistintamente de que su rival sea M¨¢rquez o Pedrosa. No tiene amigos, ni ¨ªdolos ni c¨®mplices, incluso su vida es la de un bad boy que no se rinde ante ning¨²n rival porque se considera el n¨²mero 1.
La perseverancia de Lorenzo acab¨® por alterar la sana convivencia entre M¨¢rquez y Rossi. El italiano ha denunciado incluso una alianza M¨¢rquez-Lorenzo que ha sorprendido a los propios aficionados espa?oles, mucho m¨¢s cainitas que los italianos, especialmente h¨¢biles en los litigios deportivos, hasta el punto de que han conseguido eliminar del conflicto a Iannone, el piloto que super¨® a Rossi en Australia, el mismo d¨ªa en que M¨¢rquez venci¨® a Lorenzo.
El plan de Rossi ha incentivado a M¨¢rquez, que ha pasado de posible aliado a enemigo, para suerte de Dorna, que se cuid¨® mucho de que el t¨ªtulo se decidiera en Valencia
Mal asunto cuando se invoca al victimismo, se?al de desconfianza, impropia de un campe¨®n aclamado como es Rossi. La estrategia del italiano es la propia de un perdedor: si no gano ser¨¢ por culpa de un rival que no aspira a la victoria y si triunfo ser¨¢ a pesar suyo, de manera que agranda la figura de M¨¢rquez y menosprecia la de Lorenzo. El plan del italiano ha incentivado a M¨¢rquez, que ha pasado de posible aliado a enemigo, para suerte de la empresa organizadora del evento [Dorna], que se cuid¨® mucho de que el t¨ªtulo se decidiera en la ¨²ltima carrera en Valencia. La sanci¨®n impuesta a Rossi, que saldr¨¢ ¨²ltimo en la carrera definitiva (si el TAS no le salva), parece una broma tras el juego sucio que ha protagonizado con M¨¢rquez. A los dos les encanta el cuerpo a cuerpo, los adelantamientos, la incertidumbre, la agresividad, el terreno que peor lleva Lorenzo. No hay que olvidar que para ganar el t¨ªtulo a Rossi le basta con ser segundo por detr¨¢s de Lorenzo, y bien que lo sabe M¨¢rquez. As¨ª que el inter¨¦s de la carrera estar¨¢ m¨¢s en el conflicto del italiano y el catal¨¢n que en el pilotaje del mallorqu¨ªn. Rossi consigui¨® que, como perdedor o ganador, sea su Mundial; sus hinchas jam¨¢s se hab¨ªan planteado tal disyuntiva: le cre¨ªan un triunfador.
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