El dilema que hereda Zidane
El nuevo t¨¦cnico del Madrid, que no logr¨® mejorar al Castilla, debe resolver los problemas t¨¢cticos que superaron a sus predecesores y desencadenaron la crisis que amenaza al palco
Lo han repetido sus compa?eros, sus disc¨ªpulos en el Castilla, sus amigos y los directivos que le han tratado. Hace falta una sonda muy larga para llegar al fondo de la mente de Zinedine Zidane. Nunca se tiene la certeza de conocerle por completo. Como futbolista no ofrec¨ªa dudas: era capaz de resolver los problemas m¨¢s complejos. Fuera del campo, prevalece la incertidumbre ante lo que parece una disyuntiva extrema. Podr¨ªa tratarse de un genio o de todo lo contrario. La cuesti¨®n no es banal cuando la clave del ¨¦xito o el fracaso del nuevo entrenador del Madrid reside en su desconocida capacidad para solucionar conflictos deportivos, no como jugador sino como administrador. Porque lo que tiene ante s¨ª este h¨¦roe del f¨²tbol que nunca dirigi¨® en Primera es un conflicto social, t¨¦cnico y estrat¨¦gico cuyas proporciones equiparan a su leyenda.
Dec¨ªa Carlo Ancelotti que la plantilla del Madrid estaba confeccionada de tal modo que entra?aba un grav¨ªsimo dilema t¨¢ctico. Si el equipo jugaba a tener la pelota, ahogaba a Cristiano y a Bale; y si se echaba atr¨¢s a esperar el contragolpe, oxigenaba a Cristiano y a Bale, pero desconectaba a los creativos como Modric, Kroos, James, Isco o Kovacic.
Ancelotti, a quien la mayor¨ªa de los empleados del Madrid que lo conocieron califican de ¡°sabio¡±, no fue capaz de convertir al Madrid en un equipo fiable en los partidos de m¨¢xima exigencia. Despu¨¦s de dos a?os de labor al menos pudo presumir de haber logrado resultados deportivos excelentes que, como la D¨¦cima, contribuyeron a sembrar la tranquilidad en el vestuario, en la masa social y en el aparato institucional. Al presidente Florentino P¨¦rez le pareci¨® insuficiente.
Fichado para mejorar la obra, Rafa Ben¨ªtez fue destituido a los seis meses. Cuando el fracaso parec¨ªa completo, en su pen¨²ltima aparici¨®n p¨²blica, Ben¨ªtez se rindi¨® a su predecesor: ¡°Nos falta el equilibrio del que hablaba Ancelotti¡±, dijo el t¨¦cnico antes de se?alar que el problema fundamental del club era el dise?o descompensado de una plantilla en la que faltaban centrocampistas. Fue su reconocimiento personal a la labor del italiano en condiciones cuya dificultad ¨¦l mismo hab¨ªa tenido ocasi¨®n de comprobar. Intu¨ªa que le quedaban solo unas horas en el cargo.
Falta de soluciones
Ben¨ªtez hered¨® un dilema t¨¢ctico. La herencia que recibe Zidane es una crisis que abarca todas las esferas del club. Comenzando por el tono moral del vestuario, donde los jugadores bordean la desafecci¨®n. Todos se despidieron con palabras dulces para Ancelotti. Ninguno tuvo un solo gesto hacia Ben¨ªtez tras conocer la noticia de su marcha. Pero los futbolistas y los auxiliares consultados al respecto se?alan que, contra lo que parece, en la plantilla no exist¨ªan detractores del entrenador. Su impedimento no fue el rechazo que pudo generar un car¨¢cter antip¨¢tico. Su lastre fue que ofreci¨® herramientas poco ¨²tiles. Un miembro de la secretar¨ªa t¨¦cnica coincide en que, metodol¨®gicamente, las ideas de Ben¨ªtez, muy ventajosas hace 20 a?os, serv¨ªan de poco con futbolistas como los del Madrid. Algunos jugadores indican que nunca consiguieron ajustar los movimientos en el centro del campo para ganar superioridades en defensa y ataque. Recuerdan que en el f¨²tbol moderno todo se cocina en el mediocampo y es all¨ª donde el equipo perdi¨® flexibilidad.
Ben¨ªtez pretendi¨® solucionar el enredo forzando la naturaleza creativa de gente como James, Modric, Kovacic, Kroos, Isco o Jes¨¦ hasta convertirlos en abnegados? defensores de la moderaci¨®n. Solo Modric y Kovacic le siguieron. Otros, como Kroos, le ignoraron. Isco y James llegaron a comportarse con autoindulgencia. El resultado, un equipo t¨¢cticamente indisciplinado, fue lo opuesto a lo que persegu¨ªa el t¨¦cnico. Los l¨ªderes del vestuario, Ramos y Cristiano, hicieron poco por imponer el orden pues desde un principio expresaron su decepci¨®n con una directiva que hab¨ªa despedido a Ancelotti contra la voluntad manifiesta de la plantilla.
El fracaso de Ben¨ªtez indica que hay problemas t¨¢cticos que pueden derivar en conmociones institucionales. La experiencia de Zidane no despeja dudas pues la trayectoria del ¨²nico equipo que ha dirigido, el Castilla, arroja m¨¢s sombras que luces. Como pedagogo, se sabe que hace lo que dice su segundo, David Bettini. Como l¨ªder, aflora lo poco que han contado sus jugadores y la extra?a decisi¨®n de promover a su hijo Enzo, de suplente en el juvenil a capit¨¢n del filial.
¡°Mi idea es jugar con los tres¡±, respondi¨® Zidane cuando le preguntaron si insistir¨¢ alineando a Bale, Benzema y Cristiano, descubriendo el mediocampo otra vez.
La misma idea que sus antecesores no pudieron conciliar con la realidad.
El hombre que besaba a Enzo y que clavaba las picas a Zizou
Lo primero que hac¨ªa David Bettoni cuando ve¨ªa a Enzo Zidane entrar por la puerta del vestuario del Castilla era abrazarlo y besarlo con el afecto de un buen padrino. Bettoni, amigo de Zinedine Zidane desde su adolescencia y actual ayudante de campo en la caseta del primer equipo del Madrid, no se reprim¨ªa al hacer distinciones con el hijo del jefe delante de los chicos del filial madridista. Porque la relaci¨®n que Bettoni mantiene con el entrenador franc¨¦s es mucho m¨¢s que familiar. No existe nadie con m¨¢s capacidad de influir en su quehacer. Es el encargado de planificar los ejercicios, controla la preparaci¨®n f¨ªsica, supervisa los aspectos m¨¦dicos y completa la labor de intendencia que simplifica la vida de su famoso colega. Ayer, en el entrenamiento abierto, los hinchas le vieron clavar hasta 12 picas con verdadero fervor mientras dispon¨ªa el campo para un juego de posesi¨®n en espacios reducidos.
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