Zidane, culminaci¨®n del icono
Nombrado entrenador del Madrid por su imagen carism¨¢tica, la estrella francesa simboliza lo m¨¢s perfecto de un modelo de gesti¨®n tan espectacular como inestable
Diecis¨¦is meses despu¨¦s de hacerse cargo del Castilla nada indicaba que Zinedine Zidane fuese un entrenador especialmente capacitado para subir de categor¨ªa al equipo con mayor presupuesto de Segunda B. Cuando Florentino P¨¦rez resolvi¨® nombrarle entrenador del Real Madrid no lo hizo porque a lo largo de este tiempo hubiera demostrado cualidades administrativas o pedag¨®gicas que otros no tuvieran. La elecci¨®n no obedece a razones meramente futbol¨ªsticas. Si hay algo cierto en Zidane es su estatuto de s¨ªmbolo. El hombre fue la figura m¨¢s fascinante del fen¨®meno popularmente conocido como Madrid gal¨¢ctico. Su ascenso al banquillo no queda suficientemente explicado sin una interpretaci¨®n semi¨®tica.
Autor del libro Persuasi¨®n, estrategias del creer, el semi¨®logo espa?ol Jorge Lozano sabe que no hace falta la dial¨¦ctica para convencer de la conveniencia de un estimulante en tiempos de depresi¨®n. ¡°Ahora que est¨¢ tan de moda hablar de transparencia¡±, dice Lozano, ¡°el Madrid fich¨® a un icono de pasado transparente. Lo ¨²nico verdaderamente transparente es el nombre propio y Zinedine Zidane es un nombre perfectamente dise?ado como el moderado, el que no falla nunca, el correcto. Tiene auctoritas, pero ?qui¨¦n? ?El entrenador? No. ??l! ?Zinedine Zidane!¡±.
¡°Zidane fue el gal¨¢ctico que m¨¢s impact¨® al Bernab¨¦u¡±, dice Jorge Valdano, bajo cuya direcci¨®n deportiva el Madrid contrat¨® al franc¨¦s por 76 millones de euros en 2001. A Florentino P¨¦rez siempre le pareci¨® una cantidad exigua. ¡°Es el Di St¨¦fano de nuestro tiempo¡±, proclam¨® el presidente. Cuando un a?o m¨¢s tarde el equipo conquist¨® La Novena, el ¨¦xito que propici¨® el jugador fue solo equiparable a la fascinaci¨®n que inspir¨® a su alrededor.
Debe ganarse el cari?o de su plantilla porque tiene que convencer a los jugadores de hacer un esfuerzo extra", observa Sacchi.
Pocas veces la historia del f¨²tbol concentr¨® m¨¢s expectativas, m¨¢s atenci¨®n y m¨¢s belleza en un solo instante como en la volea de la final de la Champions de Glasgow. Aquel gesto resolutivo de Zidane resumi¨® la excelencia de un jugador irrepetible. Fue tan maravilloso que contribuy¨® a que los dirigentes del Madrid pensaran que hab¨ªan dado con algo parecido a una f¨®rmula m¨¢gica. Una f¨®rmula que transgred¨ªa las viejas leyes de un juego que recomendaba distribuir las labores entre defensas, centrocampistas y atacantes. ¡°Zidane¡±, dec¨ªa entonces Florentino P¨¦rez, ¡°acabar¨¢ su carrera jugando de central¡±.
¡°Lo que importa es generar emoci¨®n de manera permanente¡±, sentenci¨® el entonces director de m¨¢rketing, Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez, en el libro Los ¨¢ngeles blancos. ¡°Ah¨ª es donde el modelo de Florentino vuelve a triunfar. Quienes se creen los m¨¢s listos, los que conocen al dedillo las verdades ocultas del juego, los mes¨ªas del f¨²tbol, dicen por ejemplo que hay que fichar a un mediocentro y no a Ronaldo. Preg¨²ntate qu¨¦ quiere la gente, si el f¨²tbol serio y solemne de los mes¨ªas del f¨²tbol o el juego fr¨ªvolo que preconiza gente como Florentino P¨¦rez¡±.
La era gal¨¢ctica acab¨® estrepitosamente un d¨ªa de febrero de 2006 cuando Florentino P¨¦rez present¨® la dimisi¨®n despu¨¦s de tres a?os de sequ¨ªa de resultados. Juan Ram¨®n L¨®pez Caro fue el entrenador que cerr¨® el ciclo. ¡°Un entrenador no es la soluci¨®n a los problemas de un equipo¡±, dice L¨®pez Caro, cuando le preguntan por Zidane. ¡°La soluci¨®n parte siempre de un presidente que brinda credibilidad a un entrenador, que a su vez deber¨ªa conocer la casa y los jugadores, aparte de la gesti¨®n de jugadores con un ego distinto. En 2006 el aspecto f¨ªsico hab¨ªa mermado en muchos jugadores que estaban en el final de su carrera; y el aspecto motivacional no era el mejor. Sab¨ªamos que era una etapa que se ten¨ªa que cerrar. Luego ha habido una regeneraci¨®n con much¨ªsimos altibajos. Sin ninguna duda Florentino ha hecho un esfuerzo extraordinario por conseguir grandes jugadores. Pero eso no es suficiente. Para trabajar en equipo necesitas una implicaci¨®n mental¡±.
Espero por su supervivencia que haya perdido la inocencia que ten¨ªa como jugador" dice Valdano
Arrigo Sacchi, paradigma del sabio futbolero del que S¨¢nchez a¨²n sospecha, fue director deportivo del Madrid entre 2004 y 2005. ¡°Zidane¡±, dice Sacchi, ¡°fue el mejor de los gal¨¢cticos, pero eso dur¨® muy poco tiempo. Ahora tendr¨¢ que conquistar a los jugadores con trabajo, ideas, y con su simpat¨ªa, algo que en este club es muy importante. El entrenador del Madrid debe ganarse la confianza y el cari?o de su plantilla porque tiene que convencer a los jugadores de hacer un esfuerzo extra. Son todos estrellas y ning¨²n gran equipo ha sido formado solo por estrellas. Con un agravante: en el Madrid son todas estrellas perfiladas para la misma posici¨®n, que es la de mediapunta. La tarea de Zidane deber¨¢ ser conseguir que todos estos mediapuntas se sacrifiquen por el equipo a costa de s¨ª mismos¡±.
La conversi¨®n de Zidane, de ejecutante a ejecutivo, induce a la suspicacia. Valdano alberga una esperanza y un temor. ¡°Ser¨ªa vano decir que la de jugador y la de entrenador son dos profesiones distintas, ya que en el f¨²tbol conviene no refutar las leyendas que traen bellas ilusiones¡±, se?ala, antes de admitir una duda. ¡°Zidane es un buen tipo¡±, dice, ¡°pero eso no se sabe si es bueno o malo para una profesi¨®n que, cada d¨ªa m¨¢s, tiene que pulsear contra todo tipo de incomprensiones y dentro de un club que, a tenor de lo visto en las ¨²ltimas despedidas, parece haberse deshumanizado¡±.
¡°En una ocasi¨®n¡±, prosigue Valdano, ¡°baj¨¦ al vestuario a saludar a los jugadores. Al final pas¨¦ por el aseo a lavarme las manos y ah¨ª estaba Zidane, que hab¨ªa hecho un partido glorioso. Lo salud¨¦ y contest¨® con su amabilidad de siempre. ¡®?Saludas?¡¯, le pregunt¨¦, ¡®si yo jugara al f¨²tbol como t¨² no saludar¨ªa a nadie¡¯. Zizou me aclar¨® con la pureza de un ni?o que a ¨¦l le hab¨ªan ense?ado a saludar a todo el mundo. Espero, por el bien de su supervivencia, que se haya curado de esa inocencia¡±.
Benito Floro sucedi¨® a Valdano y a Sacchi coincidiendo con los d¨ªas del hundimiento de la direcci¨®n deportiva gal¨¢ctica. Cuando valora el car¨¢cter de Zidane para ser entrenador, el que fuera t¨¦cnico madridista se muestra esc¨¦ptico: ¡°Zidane era un l¨ªder por su calidad. En lo personal, no era especialmente dicharachero. Era educado. Se guardaba para s¨ª. Como entrenador, podr¨ªa funcionar. Hay buenos entrenadores en¨¦rgicos y apagaditos. Si tienes un club estructurado con un presidente l¨ªder, un entrenador que m¨ªnimamente cumpla su labor puede ser una garant¨ªa de ¨¦xito. Si el club carece de una estructura s¨®lida el entrenador se ve obligado a luchar con los de arriba. Entonces los t¨¦cnicos sumisos no sirven porque incluso es necesario poner al presidente en vereda¡±.
Da igual que Zidane tenga capacidad de comunicar. Al contrario. Un s¨ªmbolo, un icono, no admite debate porque no hay con qu¨¦ debatir", opina el psiquiatra N¨¦stor Szerman
M¨¢s all¨¢ de la conveniencia t¨¦cnica del ascenso de Zidane, existe una necesidad ps¨ªquica. N¨¦stor Szerman, jefe de servicio de Salud Mental en el Gregorio Mara?¨®n y especializado en la alta competici¨®n, habla de Zidane como un l¨ªder carism¨¢tico impostergable. ¡°Los carism¨¢ticos existen porque la gente necesita seguridad¡±, observa el doctor. ¡°Da igual que Zidane tenga o no capacidad de comunicar. Al contrario. Si ¨¦l hubiera hecho expl¨ªcitas sus ideas eso ya habr¨ªa creado fisuras en la medida en que pueden ser controvertidas. Un s¨ªmbolo, un icono, no necesita decir nada. No admite debate porque no hay con qu¨¦ debatir. Eso puede ser un elemento aglutinador para una comunidad en crisis¡±.
Lozano examina el significado trascendental del asunto: ¡°Dijeron que el Madrid contratar¨ªa a Mourinho, zafio, excesivo. Y se oy¨® un ¡®?no, no, no¡!¡¯. Frente a la groser¨ªa apareci¨® impoluto este se?or silencioso, sonriente, que solo dice cosas positivas. Solo se excedi¨® cuando se?al¨® que el equipo estaba ¡®muy, muy, muy bien¡¯. Es el concepto de medida y geometr¨ªa. Es el puro modus. La pura forma. Jam¨¢s un exceso, jam¨¢s una exacerbaci¨®n. Incluso cuando golpea a Materazzi en la final del Mundial lo hace sin aspavientos, sin decir nada, simplemente golpea de un modo completamente impropio. Es el puro gesto, frontal, determinado, sin arabescos. No es barroco. Es rotundo pero medido, conserva el eje vertical, sin escapar de las leyes de la geometr¨ªa. ?l no grita, no hace una mueca. Su programa narrativo respeta las leyes del h¨¦roe sacrificado. Los h¨¦roes deben enfrentar el destino sin perder la medida. Hasta en el cabezazo, corresponde con las aptitudes de un hombre de la danza y de la m¨²sica".
La medida definitiva del ¨¦xito y el fracaso del modelo gal¨¢ctico vuelve a escena con 43 a?os en lo que parece un intento desesperado de Florentino P¨¦rez por salvar su presidencia y su legado. El icono cierra el c¨ªrculo.
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