A Bernab¨¦u le ca¨ªa gordo Vel¨¢zquez
Estudi¨® banca, hablaba ingl¨¦s, le gustaba la m¨²sica anglosajona, vest¨ªa a la moda. Esto le hac¨ªa molesto y sospechoso
Vel¨¢zquez se enter¨® por Breitner, un d¨ªa de junio de 1977, de que no le iban a renovar. Se encontraron por los pasillos del Bernab¨¦u. Breitner, despu¨¦s de tres temporadas en el Madrid, se iba al Eintracht Braunchsweig. Vel¨¢zquez le abraz¨®, le dijo que esperaba verle pronto:
¡ª?Claro que s¨ª! ?Vendr¨¦ a finales de agosto, a tu homenaje, con el Eintracht!
Vel¨¢zquez se qued¨® de piedra y Breitner se fue con la sensaci¨®n de haber metido la pata.
Vel¨¢zquez nunca le hab¨ªa cay¨® bien a Bernab¨¦u. Cuando era un joven reportero, yo, que era un velazquista radical, llegu¨¦ a tener alguna osada discrepancia con ¨¦l sobre esa cuesti¨®n. Siempre not¨¦ que no lo aguantaba.
Era madrile?o, del barrio de Chamart¨ªn, socio de ni?o (al llegar a la primera plantilla le dieron de baja porque Bernab¨¦u ten¨ªa el principio de que un jugador no pod¨ªa ser socio, dado que eso daba unos remotos derechos pol¨ªticos), se hizo en la cantera, lleg¨® al club tras cesiones en el Rayo y en el M¨¢laga, donde su conducta fue buena, y ya en el Madrid su juego era luminoso y su conducta extremadamente deportiva¡
Pero no le aguantaba.
Llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que Vel¨¢zquez era un heraldo del tiempo que llegaba y que a Bernab¨¦u le cogi¨® a traspi¨¦s. Era m¨¢s ilustrado de lo que sol¨ªan los jugadores entonces, estudi¨® banca, hablaba ingl¨¦s, le gustaba la m¨²sica anglosajona, cuidaba su pelo, vest¨ªa a la moda. Igual se dejaba bigote que se lo quitaba. A Bernab¨¦u todo eso se le hac¨ªa molesto y sospechoso.
Adem¨¢s, sin ser d¨ªscolo, a veces ped¨ªa explicaciones, y eso era lo peor de todo.
Hubo una escena que Bernab¨¦u jam¨¢s perdon¨®. Fue con ocasi¨®n de la final de Recopa de 1971, en Atenas, contra el Chelsea. En primera instancia, la final acab¨® 1-1, gracias a un gol in extremis de Zoco. Hab¨ªa que repetir a los tres d¨ªas, tambi¨¦n en Atenas. Con varios jugadores golpeados y Pirri con fractura de c¨²bito, Mu?oz decidi¨® llamar al central De Felipe, al que hab¨ªa dejado en casa.
De Felipe, canterano como Vel¨¢zquez, hab¨ªa perdido el sitio por culpa de una lesi¨®n de rodilla mal curada y de la aparici¨®n de Benito. Por eso se hab¨ªa quedado en Madrid. La noche del partido hab¨ªa sido entrevistado en La noche de Los Santos, un programa de variedades de Radio Madrid, primer experimento de programa de medianoche, del que derivar¨ªa Hora 25. A pregunta de Miguel de los Santos, inventor y conductor del espacio, dijo que s¨ª, que le hubiera gustado estar ah¨ª. Eso fue todo. No fue una rajada. Yo lo o¨ª en su d¨ªa.
Pero a Bernab¨¦u le lleg¨® una versi¨®n deformada, cosa que pasa con frecuencia en temas de radio. Abundan los malintencionados que cuentan las cosas como no fueron. A Bernab¨¦u alguien le llam¨® desde Madrid y le cont¨® lo que no fue. Y ¨¦l reuni¨® a los jugadores, el d¨ªa intermedio entre un partido y otro, mientras De Felipe volaba.
¡ªMientras ustedes se estaban partiendo la cara por la instituci¨®n, un mal compa?ero estaba hablando mal de ella en Espa?a. Ahora est¨¢ viniendo. Espero que cuando llegue le reciban con el desprecio que se merece.
Vel¨¢zquez se levant¨® y le dijo que le extra?aba mucho, que pod¨ªa tratarse de un equ¨ªvoco, que conven¨ªa esperar y preguntarle qu¨¦ hab¨ªa dicho antes de dar por hecha la versi¨®n que le hab¨ªa llegado al presidente. Para Bernab¨¦u, ya fue el colmo que le discutiera delante del resto de la plantilla. Eso no se lo hab¨ªa hecho nadie desde que era presidente. Disolvi¨® la reuni¨®n y le cogi¨® aparte.
¡ªPues si usted y su amiguito son tan listos, pasado ma?ana se van del club donde quieran, con la carta de libertad.
¡ªPor mi parte, si mantiene la palabra le cojo la carta de libertad y me voy.
Pas¨® la final, que Pirri afront¨® con un vendaje fuerte de su hueso roto. De Felipe no jug¨® (Vel¨¢zquez s¨ª, hasta el minuto 75) y el Madrid perdi¨®. Pero no le dio la baja. Era demasiado importante. Pero cuando termin¨® el contrato le renov¨® por una sola temporada, cosa que s¨®lo se hac¨ªa a partir de los 30 a?os, que a¨²n no ten¨ªa. Y as¨ª sigui¨®, renovando de a?o en a?o hasta el final.
Cuando en la 73-74, se abri¨® la frontera a los extranjeros, el gran fichaje del Madrid fue Netzer, que jugaba en su posici¨®n. Le dieron el 10 de Vel¨¢zquez, que tuvo que conformarse con el 6. A muchos nos enfureci¨® eso. En una asamblea Bernab¨¦u se vio obligado a defenderse ante la lluvia de quejas. Tanto que lleg¨® a hacer algo impropio: dio la suma del dinero que Vel¨¢zquez llevaba ganado en sus a?os en el Madrid, sin ponerlo en relaci¨®n con lo que cobraban otros compa?eros. Nunca fue de los mejor pagados, m¨¢s bien al rev¨¦s, como jugador de cantera que fue.
El paso de Netzer por el Madrid fue un pinchazo, por cierto. Cuando se fue, Vel¨¢zquez recuper¨® el 10 para su ¨²ltima temporada, hasta que le lleg¨® la suplencia en beneficio de Guerini o Vitoria, que tampoco le mejoraron.
Como estuvo 12 temporadas, le correspondi¨® partido de homenaje, que era norma para todos los que completaran al menos 10. El rival lo escogi¨® el club, y ya se sabe c¨®mo, sin consultarle. La fecha, tambi¨¦n: el 24 de agosto. Vel¨¢zquez propuso el 31, porque habr¨ªa m¨¢s gente en Madrid, pero le dijeron que hab¨ªan hablado tambi¨¦n para esas fechas con la selecci¨®n de Per¨², y que para el homenaje era mejor el primero de los dos d¨ªas, pues ser¨ªa la presentaci¨®n de los nuevos fichajes: Juanito, Stielike y Wolff, mientras que si escog¨ªa el 31, la expectaci¨®n por la novedad decaer¨ªa. A la hora de la verdad, no hubo partido contra Per¨². El homenaje fue el 24, el 31 qued¨® libre.
A la vuelta de la playa pidi¨® entrenarse con los compa?eros, para estar bien el d¨ªa del homenaje. No le dejaron, aunque s¨ª con el Castilla. Ah¨ª se entren¨® tres semanas, en un campo de la Ciudad Deportiva anejo a aquel en el que entrenaba el Madrid. Hubiera querido jugar un tiempo, pero le dijeron que solo 15 minutos, porque hab¨ªa que probar el equipo nuevo.
La v¨ªspera, le negaron la petici¨®n de que su hijo mayor hiciera el saque de honor. Se hart¨®. Le dijo a Agust¨ªn Dom¨ªnguez que se acab¨®, que renunciaba al dinero (la taquilla era para el homenajeado), que lo dejaran todo en partido de presentaci¨®n de la nueva temporada y de despedida a Breitner, que ¨¦l se quedaba en casa.
A las dos horas le llamaron. Le dijeron que bueno, que pod¨ªa ser. Y el chiquillo hizo el saque.
A la hora de la verdad, fue un ¨¦xito. El campo se llen¨® a pesar de la fecha, porque a Vel¨¢zquez se le quer¨ªa mucho.
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