Marchena, el adi¨®s del ¡®pater¡¯
Uno de los emblemas que ayud¨® a cambiar el destino de La Roja anuncia que cuelga las botas a los 36 a?os
Su ¨²ltimo gol le dio al Deportivo un ascenso a Primera Divisi¨®n y lo celebr¨® al galope por la pradera de Riazor con los brazos cruzados sobre el tronco en una suerte de abrazo a la grada. Luego no renov¨® su v¨ªnculo con el club gallego por falta de sinton¨ªa con Fernando V¨¢zquez, pas¨® una campa?a en blanco y trat¨® de prorrogar su carrera como futbolista en la liga india. Pero aquel abrazo fue el del adi¨®s porque anuncia su retirada Carlos Marchena (Las Cabezas de San Juan, 1979), uno de los futbolistas referenciales a la hora de estudiar la eclosi¨®n de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol, el ¡°pater¡± de la Roja, como le conoc¨ªan en aquel equipo que cincel¨® Luis Aragon¨¦s contra viento y marea.
Marchena estaba de lleno metido en la tempestad, diana de la cr¨ªtica en los meses previos a aquella Eurocopa de hace ocho a?os. En Austria estuvo, como correspond¨ªa al escenario, imperial. Luego alz¨® la Copa del Mundo con un rol menor sobre el campo, nunca secundario en la caseta y poco despu¨¦s cerr¨® una plusmarca memorable: 56 partidos consecutivos sin perder con la camiseta de Espa?a para dejar atr¨¢s un r¨¦cord de imbatibilidad en partidos internacionales que detentaba Garrincha con Brasil.
¡°Me siento un privilegiado por haber tenido la oportunidad de vivir tantas y tantas experiencias de todo tipo¡±, desgrana el ya ex jugador en una carta abierta en la que anuncia su pase a la reserva. ¡°Pongo fin a mi carrera. No ha sido nada f¨¢cil, pero as¨ª es la vida y ahora me toca afrontar otra etapa. Me llev¨® del f¨²tbol una educaci¨®n, buenos amigos y una magn¨ªfica experiencia¡±, explica en su misiva. Marchena no transit¨® por el deporte profesional de manera f¨²til. Fue un juvenil de renombre, camp¨¦on del mundo en Nigeria en aquel equipo en el que descollaban Xavi y Casillas.
Entonces surgi¨® una estrella que, sin pretenderlo, le coloc¨® una losa. ¡°Tiene cosas m¨ªas. Me ha impresionado¡±, dijo Franz Beckenbauer tras verle evolucionar en aquel torneo. Entonces ya alternaba en el primer equipo del Sevilla, pero un descenso le convirti¨® en un cheque al portador para una entidad que ten¨ªa entonces la econom¨ªa enferma. Se fue al Benfica en un traspaso que todav¨ªa le duele por lo que supuso dejar su casa. ¡°Necesitaban liquidez y me fui al primer equipo que lleg¨®¡±. Los portugueses le pagaron al Sevilla 1.000 millones de pesetas (seis millones de euros).
Firm¨® un contrato para estar al menos cuatro a?os en Lisboa y se fue tras el primero. No lo pas¨® bien en aquella experiencia, pero tuvo minutos a las ¨®rdenes de Jos¨¦ Mourinho y endureci¨® la piel en un entorno pleno de exigencia. En Lisboa ansiaban al esloveno Zahovic, que hab¨ªa dejado buena estela en sus experiencias en Guimar?es y Oporto, y cerraron un trueque que le llev¨® a Valencia, donde fue recibido con cierta indiferencia en un equipo en el que alternaban Ayala, Pellegrino, Djukic o Albelda.
All¨ª ofreci¨® su mejor versi¨®n, la de un central o mediocentro con clase para jugar la pelota, se?alado alguna vez por acciones destempladas, un tipo de car¨¢cter en todos los ¨¢mbitos que se manifest¨® en contra de la guerra de Irak, se matricul¨® en la universidad y se licenci¨® en Turismo adem¨¢s de cultivar su pasi¨®n por el dibujo y la pintura. Alz¨® dos ligas a las ¨®rdenes de Rafa Ben¨ªtez y una Copa del Rey en plena tormenta con Ronald Koeman y el alejamiento del equipo ch¨¦ de Ca?izares, Albelda y Angulo. Cuando nueve a?os despu¨¦s de llegar al club, reci¨¦n levantada la Copa del Mundo en Johannesburgo, le traspasaron por 2,5 millones de euros al Villarreal dej¨® impronta de ¨ªdolo y una frase que hoy suena lapidaria: ¡°Con mi venta se podr¨¢n poner m¨¢s ladrillos en el Nuevo Mestalla¡±.
A Villarreal lleg¨® con la intenci¨®n de ganar un t¨ªtulo y se march¨® dos a?os despu¨¦s con un descenso y bastantes lesiones. ?l sigui¨® en Primera Divisi¨®n, ya lejos de la selecci¨®n, enganchado a un Deportivo con un proyecto crepuscular, pr¨®digo en impagos y futbolistas de paso. Aport¨® serenidad en aquel avispero.
¡°En la selecci¨®n sub-20 le comenzamos a llamar pater por su sensatez¡±, explic¨® en su d¨ªa Xavi Hern¨¢ndez. Riazor le recibi¨® con prevenci¨®n por pasados episodios que le hab¨ªan enfrentado al Deportivo, pero pronto le adopt¨® como uno de los suyos. En el vestuario se preocup¨® de ejercer de tutor con los m¨¢s j¨®venes, a los que no dej¨® de ofrecer consejos y experiencias sobre la profesi¨®n y la vida, sobre cuestiones como la nutrici¨®n y el entrenamiento del deportista que le preocupaban especialmente cuando su ocaso futbol¨ªstico le animaba a extremarse en el cuidado.
¡°La gente que no me conoce tiene una idea equivocada de m¨ª y soy una persona que no sabe venderse ni he cuidado el aspecto del que dir¨¢n. Tampoco me arrepiento. Tengo unos principios y no los cambio¡±, explicaba Marchena sobre las cr¨ªticas por un car¨¢cter pretendidamente hosco, en realidad el de un t¨ªmido que nunca se deslumbr¨® por el fulgor de aquello que tiene el f¨²tbol de banal. Durante un tiempo descart¨® seguir en el f¨²tbol como entrenador, pero en el momento de colgar las botas es una opci¨®n que no descarta.
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