El endecas¨ªlabo de Pep
Guardiola se reencontrar¨¢ con Txiki Begiristain, el director deportivo con quien m¨¢s se ha entendido desde su estreno en el Bar?a B
Guardiola tom¨® por fin el camino previsto despu¨¦s de desconcertar a sus propios admiradores cuando fich¨® por el Bayern. Nadie entendi¨® qu¨¦ se le hab¨ªa perdido en M¨²nich. La apuesta son¨® a chasco para aquellos futboleros que no tienen en consideraci¨®n a la Bundesliga. A un cruyffista radical que hab¨ªa situado al Bar?a en la cima del mundo se le exig¨ªan retos mayores y m¨¢s prosaicos que el de triunfar en el palacio de Beckenbauer. Hubo incluso quien le se?al¨® como un intruso por jubilar al venerable Heynckes, por m¨¢s que el t¨¦cnico alem¨¢n ya hubiera anunciado su retirada antes de conseguir el triplete, ¨¦xito que aument¨® el recelo sobre Guardiola.
A Pep se le ha visto a menudo como un extra?o o, si no, un acomodado que segu¨ªa en Alemania el a?o sab¨¢tico de Nueva York. No parec¨ªa haber una tarea m¨¢s sencilla que la de hacer campe¨®n al Bayern. El equipo b¨¢varo ha ganado dos t¨ªtulos con el entrenador catal¨¢n y va camino de sumar el tercero frente al Borussia Dortmund que prepara Tuchel, un t¨¦cnico que tiene una muy buena relaci¨®n con Guardiola, muy diferente de Klopp. Han sido varios los entrenadores que se han pasado por la S?bener Strasse para poder estar y hablar con Guardiola. No se discute su sabidur¨ªa sino su actuaci¨®n en el Bayern M¨²nich.
Ha tenido un desencuentro con la prensa populista, que no pregunta sobre el juego y solo cotillea, y las lesiones le han impedido hasta el momento formar un equipo sano en duelos decisivos, como el del a?o pasado contra su Bar?a. A la espera del resultado en la actual Champions, las eliminaciones ante el Barcelona y el Madrid han afectado su cartel medi¨¢tico, no el inter¨¦s por ver c¨®mo imparte su f¨²tbol de autor en cualquier club de Europa. Tampoco tiene un problema con un topo ni sus relaciones con los jugadores son malas, sino que a veces no ha sentido al equipo como suyo y no siempre le han entendido en la entidad alemana, organizada a su manera, impermeable a la sensibilidad de Guardiola.
A los alemanes tampoco les ha sido f¨¢cil atender a Guardiola, cuyo legado se llama Thiago, un volante at¨ªpico en Baviera. Alcanza con repasar las declaraciones de la vieja guardia representada por figuras como Matthaus, que sintieron amenazado el patrimonio del Bayern, m¨¢s c¨®modos con un personaje universal como Ancelotti. No es una cuesti¨®n cualquiera, al contrario; explica en parte el porqu¨¦ de su fichaje por el Manchester City. Guardiola se reencontrar¨¢ con Txiki Begiristain, el director deportivo con quien m¨¢s se ha entendido desde su estreno en el Bar?a B y que le espera desde que dej¨® el Camp Nou. A diferencia del Bayern, el interlocutor no es un empleado, y respecto a la Bundesliga la m¨ªstica no la da el equipo elegido sino la competici¨®n: la Premier. No se trata de entrenar al United o al Arsenal sino de ir a Craven Cottage, Anfield o St James¡¯ Park.
A los alemanes tampoco les ha sido f¨¢cil atender a Guardiola, cuyo legado se llama Thiago, un volante at¨ªpico en Baviera
La afrenta, en cualquier caso, se presenta igualmente apasionante por el car¨¢cter contracultural de Guardiola. Hay excitaci¨®n por ver c¨®mo se maneja el rey del f¨²tbol de posesi¨®n y posici¨®n en el campeonato del v¨¦rtigo como es el de Inglaterra. Guardiola no pierde el tiempo sino que su trayectoria, al fin y al cabo, ha sido consecuente con su manera de entender el juego: all¨¢ donde los dem¨¢s ven una l¨ªnea recta, el t¨¦cnico catal¨¢n adivina tri¨¢ngulos, rondos, y hasta endecas¨ªlabos, de manera que de acuerdo con su proceder es normal que haya tardado cuatro a?os en llegar al sitio previsto y esperado por todos, tambi¨¦n por Mourinho. Ya s¨®lo falta que regrese el portugu¨¦s a la emocionante Premier.
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