Vald¨¦s, el portero m¨¢s solo del mundo
El jugador cuenta su amargo paso por el United antes de recobrar la felicidad en el Standard
V¨ªctor Vald¨¦s (Barcelona, 33 a?os) no recuerda exactamente la raz¨®n, pero en medio de la nada le vino un pensamiento a la cabeza. ¡°?Y si me diera contra el palo y perdiera el conocimiento? ?Y si me trago la lengua?¡±, le pregunt¨® a Alan Fettis, el entrenador de porteros que el Manchester United puso a su disposici¨®n cuando Louis Van Gaal le apart¨® del primer equipo. ¡°Tengo el tel¨¦fono en el bolsillo. Llamar¨ªa y vendr¨ªan a ayudarte¡±, respondi¨® el t¨¦cnico. Y V¨ªctor mir¨® a Alan, mir¨® a la inmensidad de las 85 hect¨¢reas de campo que le rodeaban y, resignado, consciente de que su ¨²nico ma?ana era entrenarse sin esperanza de jugar partido alguno, admiti¨®: ¡°Alan, me siento muy solo¡±. Para un tipo que en su d¨ªa asegur¨® que le gustaba la soledad, deb¨ªa sentirse verdaderamente muy solo.
Todo empez¨® al final de la pasada temporada, despu¨¦s de que encajara un gol jugando uno de los tres partidos que disput¨® con el equipo suplente del United. A los pocos d¨ªas, Franzs Hoek, uno de los ayudantes de Van Gaal, le puso el v¨ªdeo en el que se ve¨ªa el gol encajado. El portero reconoci¨® que, tal vez, jugar con ni?os de 16 a?os, en efecto, le restaba motivaci¨®n. Pero su trabajo en los entrenamientos con el primer equipo era impecable, y el holand¨¦s premi¨® ese esfuerzo haci¨¦ndole debutar en la Premier, contra el Hull. Termin¨® la temporada y al volver de vacaciones, Vald¨¦s se incorpor¨® al trabajo. Unas molestias en el gemelo d¨ªas antes de comenzar la gira por Estados Unidos le hicieron bajar el pist¨®n. Lleg¨® el momento de hacer las maletas y el jefe le llam¨® al despacho. ¡°Mejor que te quedes a entrenar en Manchester y te cuides esas molestias¡±.
El l¨ªo con Van Gaal
Acept¨® Vald¨¦s, pero advirtiendo al manager del United de las consecuencias de esa decisi¨®n: ¡°Pensar¨¢n que estoy mal de la rodilla, me puede perjudicar mucho lo que diga¡±. La respuesta fue tajante: ¡°Dir¨¦ lo que crea conveniente¡±. Se qued¨® en Manchester, pero algo se rompi¨® definitivamente. En California, al ser preguntado por la significativa ausencia del catal¨¢n, el holand¨¦s respondi¨®: ¡°No ha aceptado la filosof¨ªa del club¡±.
El equipo volvi¨® a Manchester, Vald¨¦s a entrenarse y Van Gaal a citarle, inst¨¢ndole a que buscara equipo. No encontraba salida. Y un d¨ªa lleg¨® al vestuario y de su taquilla hab¨ªa desaparecido su nombre, sus botas, sus guantes y hasta su champ¨². Pregunt¨® y Mike, el utilero, sin atreverse a mirarle, le dio explicaciones. ¡°Nos han dado la orden de que lo llev¨¢ramos todo al vestuario del filial¡±, le dijo. Ya no volvi¨® a trabajar m¨¢s con el primer equipo, se qued¨® m¨¢s solo que la una en el vestuario, m¨¢s alejado de la sensaci¨®n de un jugador con equipo, incluso, que aquellos d¨ªas en Alemania, cuando cog¨ªa el tranv¨ªa para recuperarse en un hospital de una lesi¨®n en la rodilla, rodeado de jubilados. ¡°?Qu¨¦ pens¨¦? Que si ten¨ªa que entrenarme solo para volver a jugar, me entrenar¨ªa solo¡±. Y eso hizo. Durante cuatro meses, de lunes a viernes no vio a nadie. Y aplic¨® una de sus m¨¢ximas vitales, un teorema que siempre le funcion¨®. ¡°Deseo=objetivo¡±, revela. Se aferr¨® a la idea de estar en condiciones cuando le llamara un equipo y de eso vivi¨®. Tard¨® ocho meses, pero volvi¨®. ¡°Desde ni?o siempre fue mi secreto¡±, explica. Le gustaba m¨¢s, incluso que jugar partidos. Trabajar y trabajar. Tocaba hacerlo solo y lo hizo en la m¨¢s absoluta soledad.
Bob Dylan y los ¡®Ilustres Ignorantes¡¯
A V¨ªctor, inquieto, le pasaban lentas las horas en Manchester. Hablar con Iniesta, con Xavi y con Naval, el delegado del Barcelona, le entretuvo. No perdi¨® la costumbre de llegar al vestuario una hora antes del entrenamiento. Recuerda los caf¨¦s y las charlas con Marc, el utilero del Manchester, y la ayuda de Alan, su entrenador personal. "Con ellos sobreviv¨ª", dice. Deb¨ªa estar m¨¢s blando de lo normal porque llor¨® tres veces viendo pel¨ªculas. Y ¨¦l nunca llora. Mat¨® horas muertas haciendo surf de sal¨®n y se trag¨® las series True Detective y Narcos, y los programas de Ilustres Ignorantes. Una noche recibi¨® un mensaje de un aficionado del United. "Deber¨ªas estar aqu¨ª", le dec¨ªa. Le mandaba una foto de Bob Dylan, que en ese momento estaba tocando en el Apolo de Manchester. Al d¨ªa siguiente, volv¨ªa a tocar. Encontr¨® una entrada en primera fila. "?Y Dylan me mir¨®!", exclama. Le dio tanta verg¨¹enza, sinti¨® tanto respeto, que le apart¨® la mirada.
¡°V¨ªctor, ?pero que hace aqu¨ª un campe¨®n del mundo?¡±, le pregunta Maniatis, jugador griego que ha fichado por el Standard de Lieja en el mercado de invierno. La pregunta no s¨®lo se la hace ¨¦l; es com¨²n en el mundo del f¨²tbol. Y Vald¨¦s, en el restaurante del PentaHotel de Lieja, mientras espera a que el camarero le traiga un trozo de salm¨®n a la plancha, le responde en ingl¨¦s. ¡°Mira colega: era esto o en junio me iba a casa y el f¨²tbol hab¨ªa terminado para m¨ª. Era la ¨²nica y la ¨²ltima oportunidad de mi vida deportiva. As¨ª que aqu¨ª estoy¡±. Y Maniatis le mira con cara de extra?ado. Y Vald¨¦s insiste: ¡°?Eh!, que me entrenaba solo cada d¨ªa. ?Sabes lo que es eso? Aqu¨ª soy feliz solo con estar en el vestuario. Para m¨ª es el mejor equipo del mundo¡±.
Vi¨¦ndole el pasado martes en el Cristal Arena de Genk celebrar la clasificaci¨®n del Standard para la final de la Copa, la sensaci¨®n es que ha valido la pena. Y no lo niega. ¡°No sabes lo fr¨ªos que estaban los charcos de agua en Manchester¡±, r¨ªe. Y cuando se levantaba una voz en su interior le dec¨ªa, otra vez, est¨¢s m¨¢s cerca de volver, sigue V¨ªctor, sigue. Y a veces, sin poder evitarlo, buscaba con la mirada el despacho de Van Gaal y pensaba: ¡°Mister, si me quiere aqu¨ª estoy¡±. ¡°?Rencor?¡±, cuenta; ¡°en absoluto. ?l me dio la oportunidad de debutar en el Bar?a, ¨¦l me recogi¨® cuando no tenia equipo y me ofreci¨® recuperarme de la rodilla. Le estar¨¦ siempre agradecido. En el fondo, si no fuera por ¨¦l, no estar¨ªa aqu¨ª¡±.
La estrella del Lieja
Aqu¨ª es en Lieja. ¡°Demasiado bonito para ser verdad¡±, respondi¨® Bruno Venanzi, el presidente del hist¨®rico club belga, cuando le ofrecieron la posibilidad de incorporar hasta junio al ex portero del Barcelona. En dos d¨ªas estaba todo solucionado. El club le paga primas, el apartamento en el que vive, solo claro, y el Peugeot que conduce. La ficha sigue siendo cosa del United, que antes del 30 de mayo debe decidir si hace efectiva la cl¨¢usula del contrato que unilateralmente le permite renovarle contrato por un a?o m¨¢s. ¡°Para m¨ª es empezar de cero, tengo la ilusi¨®n de un ni?o, jugar¨¦ hasta los 40¡±, confes¨® el pasado jueves, durante su presentaci¨®n. 57 minutos ante la prensa en los que seg¨²n Le Soir, Vald¨¦s dio ¡°una lecci¨®n de humildad¡±. ¡°Las estrellas no existen¡±, advirti¨®, aunque as¨ª le tratan en el Standard compa?eros, prensa y afici¨®n.
No da motivos. La noche que encaj¨® su primer gol con el Standard y se clasific¨® para la final de la Copa de B¨¦lgica, en Genk, lleg¨® a la una de la ma?ana al vestuario de la Ciudad Deportiva de su nuevo equipo. Los compa?eros se fueron a casa, y Vald¨¦s limpi¨® las botas del barro acumulado durante el partido. Luego, hizo media hora de haka yoga, un h¨¢bito adquirido hace a?os, y, al acabar, se march¨® a su apartamento, a las afueras de la ciudad.
La casa estaba vac¨ªa; Vald¨¦s estaba solo otra vez. Solo pero feliz. Ya lo dijo Goethe: ¡°El talento se cultiva en la soledad; el car¨¢cter se forma en las tempestuosas oleadas del mundo¡±.
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