Solo el prodigio Cunningham puede con Ruth Beitia, eterna
La plata de Portland es la 12? medalla internacional de la c¨¢ntabra, derrotada a los 36 a?os por una norteamericana de 18
El tiempo pasa y, eterna, Ruth Beitia sigue arriba, saltando mucho, casi m¨¢s que nadie en el mundo. Mientras, a su alrededor desaparecen viejas saltadoras y llegan nuevas, que no pueden sino acostumbrarse a su presencia inmutable.
Diez a?os despu¨¦s de conseguir su primera medalla mundial, el bronce en el campeonato en pista cubierta de Mosc¨², la saltadora c¨¢ntabra termin¨® segunda, medalla de plata, en los Mundiales de Portland. Es las 12? medalla internacional (Mundiales y Europeos) de Beitia, que el 1 de abril cumplir¨¢ 37 a?os, el doble de los 18 que tiene la ¨²nica que salt¨® mejor que ella el domingo al mediod¨ªa de Portland, la norteamericana de Las Vegas Vashti Cunningham, el prodigio que llega. Ambas, y tambi¨¦n la tercera, la polaca Kamila Licwinko, la campeona saliente, y la cuarta, la lituana Airine Palsyte, saltaron la misma altura, unos 1,96m lejanos de su capacidad m¨¢xima, y fueron los nulos los que decidieron el orden en el noveno Mundial disputado por Beitia, la que m¨¢s en la historia junto a la mozambique?a Mar¨ªa Mutola. Minutos despu¨¦s, en un mismo podio cargado de simbolismo sobre el valor del atletismo y el de las atletas, coincid¨ªan la saltadora de altura que m¨¢s joven ganaba una medalla de oro, pues Cunningham tiene casi dos a?os menos que los casi 20 de Stefka Kostadinova, campeona del mundo en 1989, y la m¨¢s veterana medallista de plata. En 2010, Beitia tambi¨¦n fue segunda en el Mundial indoor, derrotada por Blanka Vlasic, y en 2014, pese a saltar dos metros se qued¨® de bronce empatada a altura con la rusa Maria Kuchina y Licwinko. La prohibici¨®n rusa, sancionado su atletismo por dopaje generalizado, impidi¨® a Kuchina pelear en Portland.
Beitia se encontr¨® a s¨ª misma este invierno extra?o y largo hace dos semanas, cuando salt¨® 1,98m en los campeonatos de Espa?a. Con la seguridad de saber lo que ten¨ªa que hacer, olvidadas las dudas del comienzo del a?o, cuando intent¨® nuevas t¨¦cnicas y una carrera de un paso m¨¢s para ganar velocidad, Beitia, y su ¡°media medalla¡±, como le gusta llamar a su entrenador de toda su larga vida atl¨¦tica, Ram¨®n Torralbo, llegaron a la capital de Oreg¨®n. M¨¢s que a Cunningham, la estrella tan publicitada los ¨²ltimos d¨ªas en todos los medios, Beitia tem¨ªa al list¨®n. Como su experiencia le ha ense?ado, en salto de altura no se trata tanto de lo que salten las dem¨¢s, pues todas tienen un l¨ªmite conocido y similar, todas saben que las medallas se juegan y se reparten rozando los dos metros, sino de lo que es capaz de hacer una. Ninguna de las favoritas hab¨ªa llegado este invierno a dos metros. La mejor en la lista de salida era justamente Cunningham, la hija de su entrenador y quarterback famoso de la NFL Steven Cunningham, que una semana antes hab¨ªa pedido vacaciones anticipadas en el instituto para ganar los campeonatos de Estados Unidos, en la misma pista de los Mundiales, con un salto de 1,99m.
Mientras Licwinko y Palsyte comenzaron con nulos tempranos, titubeantes, Beitia salt¨® segura y sobrada hasta 1,93m. En 1,96m derrib¨® por primera vez el list¨®n, un nulo que le cost¨® el oro, pues Cunningham solo empez¨® a fallar en 1,99m, la altura con la que nadie pudo.
En agosto, R¨ªo de Janeiro, quiz¨¢s pague la deuda que el atletismo le debe a la c¨¢ntabra, quien nunca ha conseguido una medalla ol¨ªmpica. Fue esta ausencia en su historial, este hueco en su vitrina, lo que le hizo dar marcha atr¨¢s en el invierno de 2012 a su decisi¨®n de retirarse del atletismo. Gracias a ello, la afici¨®n ha disfrutado cuatro a?os m¨¢s intensamente, y el atletismo espa?ol, tan seco, ha podido sobrevivir en los medalleros. La de Beitia, campeona de Europa dos veces al aire libre y una vez en pista cubierta, es la ¨²nica medalla espa?ola en Portland, donde solo otro espa?ol, el triplista Pablo Torrijos (s¨¦ptimo) alcanz¨® la condici¨®n de finalista.
La mitad de los oros, para Estados Unidos
Incluida la de Vashti Cunningham, los anfitriones norteamericanos, los ¨²nicos que le dieron a los Mundiales un valor transcendental en el a?o ol¨ªmpico, sumaron 13 medallas de oro, justo la mitad de las que se pusieron en juego: otros 12 pa¨ªses se repartieron las 13 restantes, y de ellos solo gan¨® m¨¢s de una, dos, la Etiop¨ªa de Genzebe Dibaba, quien se exhibi¨® como se esperaba en los 3.00m femeninos, y de Yomif Kejelcha, quien, tras ser campe¨®n mundial juvenil y j¨²nior, a los 18 a?os derrot¨® a los dos favoritos, el estadounidense Ryan Hill y el keniano Augustine Choge, en los 3.000m masculinos.
El domingo, el d¨ªa que cerraba la competici¨®n, Estados Unidos logr¨® cinco de los oros. Uno, el de los 1.500m de Matthew Centrowitz (3m 44,22s), uno que vive en Portland y aprovech¨® tanto el empuje de su afici¨®n como el horror de carrera del favorito, Ayanleh Souleiman, de Yibuti, tuvo valor hist¨®rico, pues ni en unos Juegos Ol¨ªmpicos ni en unos Mundiales hab¨ªa ganado el imperio la prueba reina del medio fondo desde que lo hiciera Mel Sheppard en los Juegos de 1908. Otro, el de longitud, tuvo valor anecd¨®tico, pues lo gan¨® Marquis Dendy (8,26m) con la gorra, aunque se quedara a un cent¨ªmetro el australiano Fabrice Lapierre, quien vive en Arizona, donde le entrena Dan Pfaff, el t¨¦cnico que hizo campeones ol¨ªmpicos a Donovan Bailey y Greg Rutherford: ning¨²n atleta ha saltado con la gorra puesta, la visera en la nunca, tanto como Dendy. Aunque la favorita de los 800m, Ajee Wilson, corriera tan indecisa que se dej¨® quitar la victoria por la atleta de Burundi Francine Niyonsaba, en los nueve podios del d¨ªa hubo al menos uno con la bandera de las barras y las estrellas salvo en uno, en el de los 60m vallas, carrera que gan¨® el jamaicano tremendo Omar McLeod, quien corre con el centro de gravedad baj¨ªsimo y sale como un rayo. Con un tiempo de 7,41s, la mejor marca del a?o, derrot¨® McLeod a los dos grandes favoritos, los franceses Martinot-Lagarde y Bascou.
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