La confusi¨®n del Wolfsburgo
"Los equipos han aprendido a taparnos", admite Vieirinha ante la mirada impasible de Dieter Hecking, el atribulado t¨¦cnico del rival del Real Madrid en cuartos
Las cuatro chimeneas monumentales de la f¨¢brica que Hitler mand¨® a construir para producir escarabajos domina la vista desde los ventanales del Estadio de Volkswagen, casa del Wolfsburgo, club de f¨²tbol propiedad de la corporaci¨®n automovil¨ªstica. Las infraestructuras son impecables; la hierba brilla como una ensalada; los empleados sonr¨ªen; y hasta los patos que se ba?an en el agua cristalina del r¨ªo Aller parecen disfrutar del bienestar que emana de estas instituciones tan germ¨¢nicas. Todo rezuma orden y eficacia en Wolfsburgo, menos el equipo de f¨²tbol. Del equipo de f¨²tbol se puede decir lo peor que se puede decir de un equipo de f¨²tbol. El Wolfsburgo, rival del Real Madrid este mi¨¦rcoles, no sabe a qu¨¦ juega.
Es dif¨ªcil determinar un estilo, un plan, o algo que se le parezca, en este equipo armado de buenos futbolistas. La confusi¨®n estrat¨¦gica deriva, por orden de influencia, del presidente, el ejecutivo de Volkswagen de nacionalidad espa?ola Francisco Javier Garc¨ªa Sanz; del director deportivo, el ex internacional alem¨¢n Klaus Allofs; y de su entrenador, Dieter Hecking.
Hecking se asom¨® a la gran sala de conferencias de los ventanales que dan a las chimeneas, y de su discurso entrecortado no se pudo extraer nada del modo en que piensa jugar para competir contra el Madrid. ¡°Toda Europa est¨¢ mirando a Wolfsburgo¡±, advirti¨®, a modo de arenga para unos jugadores y una hinchada a los que pide agresividad. ¡°Espero que nuestro p¨²blico no se dedique a mirar reverencialmente c¨®mo Cristiano juega al f¨²tbol¡±.
Es la primera vez que este club sin demasiada historia alcanza los cuartos de final de la Champions. Su epopeya comenz¨® la temporada pasada. Dos jugadores, Ivan Perisic y Kevin de Bruyne, le dieron un car¨¢cter arrollador. R¨¢pidos, ¨¢giles, goleadores, estos dos delanteros definieron a un Wolfsburgo que hizo fortuna contragolpeando. El equipo acab¨® subcampe¨®n de la Bundesliga y su entrenador, Hecking, premiado con el t¨ªtulo de mejor t¨¦cnico del a?o por la escuela de entrenadores alemanes. Vendidos, uno al Inter y otro al City, el equipo se ha quedado sin referencias claras. Busca su definici¨®n en torno a Sch¨¹rrle, pitado por la hinchada, y a Draxler, excesivamente t¨ªmido hasta ahora. Los dos medias puntas no desequilibran y, mientras lo intentan, la defensa es una moneda al aire. El Wolfsburgo es el octavo clasificado de la Bundesliga, a cinco puntos de los puestos que dan acceso a la primera competici¨®n europea. El s¨¢bado el Bayer lo gole¨® sin sobresaltarse: 3-0. En ausencia de una soluci¨®n clara, Hecking tira por la v¨ªa de la estimulaci¨®n sentimental. Esto es la Champions, este es el Madrid, ha llegado la hora de jugar con el alma, etc.
¡°Tenemos un dos por ciento de pasar la eliminatoria¡±, sentenci¨® Dante, el central brasile?o, c¨¦lebre por su disposici¨®n atolondrada, con y sin la pelota. M¨¢s moderado, el lateral portugu¨¦s Vieirinha, corrigi¨® el pron¨®stico pero sin convicci¨®n: ¡°Yo dir¨ªa que un dos por ciento es poco¡±.
Rojo como un farol chino, Hecking lo contemplaba en la conferencia oficial mientras Vieirinha admit¨ªa que el sistema t¨¢ctico de su jefe es un ingenio descubierto por los rivales y, por tanto, inocuo. ¡°El a?o pasado eramos r¨¢pidos; ahora tenemos un poco de todo¡±, dijo el portugu¨¦s, este martes; ¡°tenemos ritmo y calidad para conservar el bal¨®n y jugar al pie. Pero en la Bundesliga los equipos ya nos conocen y nos han aprendido a tapar. Lo intentaremos en la Champions, en donde no nos conocen tanto¡±.
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