El Madrid de la BBC; el Madrid de la Galerna
Bale, Benzema y Cristiano llegan a la cita con deudas pendientes. Los blancos buscan en Mil¨¢n un hito: ganar la und¨¦cima final de catorce jugadas
Charlie, un estadounidense reci¨¦n aterrizado a Mil¨¢n, llama a los aficionados atl¨¦ticos ¡°cholos¡±. No con admiraci¨®n. Cuando se los cruza por el centro de la ciudad repite ¡°fuckin cholos, fuckin cholos¡±; Charlie es madridista. De los que ayer se alegraba, mientras se peleaba con Uber en el m¨®vil (la ciudad est¨¢ a punto de colapsar), por la buena forma con la que llega la BBC a la final. En Lisboa, recuerda, dos jugaron arrastrando las piernas. En esta ocasi¨®n Gareth Bale, Cristiano Ronaldo y Karim Benzema est¨¢n reci¨¦n estrenados, juguetes que Zinedine Zidane observa en el entrenamiento como si se los hubiesen dejado bajo el ¨¢rbol de Navidad.
¡°Bale ahora mismo es uno de los jugadores m¨¢s descomunales que hemos visto nunca en el Bernab¨¦u. Y lo brutal es que mata incluso caminando¡±, dice Abel Rojas, uno de los cerebros de la web Ecos del Bal¨®n. ¡°El Madrid de Zidane es malo atacando en equipo, pero Bale debe crear suficiente como para crear m¨¢s que el Atleti. Y no hay que olvidar a Cristiano. De hecho, sin Miranda ni Tiago, el Atl¨¦tico es un equipo algo m¨¢s vulnerable defendiendo centros al ¨¢rea, y Ronaldo y Bale son p¨¢nzers. Incluso el peor Madrid, que es el que solo centra, tendr¨ªa opciones¡±.
La paz de Zidane es tanta que en el club no saben si es directamente inconsciencia. En enero todo lo que hab¨ªa entrenado era un filial en Segunda B; en mayo va a jugarse su primera Champions. Hasta en una vida prodigiosa como la suya la sacudida deber¨ªa sentirse, pero Zidane est¨¢ elevando el mito de su impermeabilidad a niveles temerarios. Tiene claro lo que quiere hacer y c¨®mo quiere jugar. Lo repite como un rezo en Valdebebas, una letan¨ªa en voz baja que han escuchado los hombres clave de su alineaci¨®n, Luka Modric el primero de ellos.
De Gento a Richard Gere
Este a?o el Madrid dio la temporada por perdida en febrero
El croata tiene que desordenar al Atl¨¦tico. Modric debe mover el bal¨®n si hace falta como un pinball, lo que sea con la condici¨®n de hacer saltar alguna pieza de la defensa atl¨¦tica. Porque ese momento ser¨¢ el elegido para poner a funcionar a CR, Bale y Benzema. Los dos primeros sufren con el ataque est¨¢tico del Madrid. S¨®lo Bale en las ¨²ltimas jornadas ha podido desembarazarse de su marca a zancada limpia, en el ejercicio infantil de empujar la pelota hacia delante y correr m¨¢s que el otro; tan b¨¢sico como demoledor. Por eso un agujero en la zaga del Cholo, por peque?o que sea, puede servir para que Benzema se ilumine como una antorcha. Los tres tienen deudas que saldar; el franc¨¦s y el portugu¨¦s fueron irrelevantes en Lisboa. El gal¨¦s no ha marcado en esta Champions: en las dos finales de su primer a?o marc¨® los goles de la victoria.
¡ªEl Madrid nunca ha ganado en Mil¨¢n¡ª, se escucha en un autob¨²s camino al hotel madridista.
La frase activa a un hombre que guardaba silencio en la parte trasera, donde se sent¨® como los malos del instituto. El Madrid ha tra¨ªdo a los embajadores de sus Copas de Europa. Est¨¢ en la ciudad Ra¨²l, est¨¢ Pedja [Mijatovic] como goleador de La S¨¦ptima, est¨¢ Roberto Carlos. Representando las seis copas de Europa anteriores ha llegado a Mil¨¢n Paco Gento, el hombre que las gan¨® todas. Ha volado con la plantilla, ha asistido divertido a la fascinaci¨®n provocada por Richard Gere, pasajero ilustre en la expedici¨®n blanca.
Gento y su esposa se sientan detr¨¢s de Amancio Amaro (¡°yo a veces me pongo nervioso, y veo a Amancio y me calmo¡±, dice un directivo). Gento habla con su familia por tel¨¦fono para decir que han llegado bien, que en Mil¨¢n hay bochorno. Cuando cuelga, le pregunta a Amancio si ellos han estado all¨ª alguna vez. S¨ª, responde el gallego. La mujer de Gento incluso da el a?o. ¡°Hubo una concentraci¨®n aqu¨ª¡±, recuerdan.
La Galerna del Cant¨¢brico ha vuelto a su lugar natural, la final de la Copa de Europa. De lejos, su figura en la expedici¨®n blanca es la de un jubilado apacible que r¨ªe cuando le recuerdan a Silvia, la chica talism¨¢n que desayuna en el mismo bar que ¨¦l. ¡°No ha venido este a?o, s¨ª estuvo en Lisboa¡±, dice. Entra en el hotel sin que los curiosos y las c¨¢maras reparen en ¨¦l, la mayor leyenda viva de la competici¨®n.
Y sin embargo si el Madrid va a jugar este partido es por Paco Gento. Especialmente ¨¦ste, al que el Madrid ha llegado despu¨¦s de una temporada tan terrible que destituy¨® a su entrenador y se lleg¨® a pedir la dimisi¨®n del presidente. Educaron, los Di Stefano y los Gento, al Madrid en la victoria, le abrieron las puertas de los palacios europeos para arrasarlos cuando de la Espa?a gris de la dictadura lo ¨²nico que quer¨ªa Churchill era ese ¡°maldito Real Madrid¡±. De alguna manera le dijeron al madridismo que no hab¨ªa relato, ni justificaciones, ni poes¨ªa en la derrota; que toda m¨ªstica fuera de la victoria es desaconsejable.
Este a?o el Madrid dio la temporada por perdida en febrero. Por la Copa de Europa no ha dudado en traicionarse a s¨ª mismo. Aqu¨ª est¨¢n otra vez, sin que nadie sepa c¨®mo.??
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