Dier y el caos
Los hinchas ingleses y rusos se enfrentan en el estadio tras el 1-1 que frustr¨® el d¨ªa de gloria del centrocampista del Tottenham, autor del gol de Inglaterra
Eric Dier caminaba sobre el campo con la mirada perdida, como pregunt¨¢ndose en qu¨¦ punto de la noche le arrebataron la condici¨®n de h¨¦roe. Un cabezazo de Berezutski en el minuto 92 acababa de cerrar el partido con un empate improbable (1-1). El clima sofocante del V¨¦lodrome contribu¨ªa a la sensaci¨®n de irrealidad. Sentado en el c¨ªrculo central, Gary Cahill meneaba la cabeza mientras profer¨ªa maldiciones en su contra: ¡°Fuck me, fuck me...¡±. Los jugadores se estaban intercambiando saludos camino del vestuario cuando por el anillo de bancadas situado detr¨¢s de la porter¨ªa que hab¨ªa ocupado Hart se desplazaron una banda de rusos corriendo hacia la afici¨®n inglesa como un escuadr¨®n.
La violencia desatada durante dos d¨ªas en las calles de Marsella se filtr¨® al estadio, en donde ni la polic¨ªa ni las fuerzas de seguridad privadas al servicio de la UEFA parecieron reaccionar. Durante unos instantes cundi¨® el p¨¢nico. Hubo una avalancha. Cientos de personas se apelotonaron contra las vallas. Se vieron padres protegiendo a sus hijos, hombres trab¨¢ndose a pu?etazos y patadas, e individuos con ropa paramilitar, aparentemente rusos, descolgando banderas cruzadas inglesas como si fueran trofeos de guerra. La trifulca se prolong¨® durante unos minutos al tiempo que desde la tribuna ocupada por los rusos lanzaron seis bengalas. Fuentes de la UEFA aseguran que el organismo que gobierna el f¨²tbol europeo estudiar¨¢ los incidentes para emprender sanciones contra la federaci¨®n de Rusia.
¡°Fue el mejor momento de mi vida como futbolista¡±, dijo Dier, que recibi¨® el premio al mejor jugador del partido de parte del comit¨¦ t¨¦cnico de la UEFA. El ingl¨¦s record¨® la emoci¨®n que experiment¨® cuando convirti¨® el 1-0 con un toque muy sutil. "David Beckham siempre fue mi referente; toda mi vida he practicado mucho intentando ejecutar las faltas como ¨¦l".
El lanzamiento del libre directo desat¨® la fiesta en el V¨¦lodrome. Los hinchas ingleses profirieron un grito que debi¨® escucharse hasta en la playa del Prado mientras todos los jugadores se abrazaban al mediocentro del Tottenham, de 22 a?os, que en Marsella ve¨ªa cumplido un sue?o. La felicidad dur¨® poco, sin embargo. Despu¨¦s de nueve intentos a lo largo de 60 a?os, Inglaterra seguir¨¢ sin ganar su primer partido en una Eurocopa. Y van nueve intentos.
El presente ya es pasado
¡°Es decepcionante¡±, lament¨® Dier, hablando en un susurro con la cabeza gacha, como si le avergonzara lo sucedido en el campo. ¡°Busc¨¢bamos una victoria importante en el primer partido; lo merec¨ªamos. Las emociones han sido muy fuertes. Esto es el f¨²tbol. Ahora debemos pensar en los partidos que tenemos por delante. Este ya pas¨® y no podemos hacer nada para cambiarlo. No podemos controlar el pasado¡±.
El doctor Steve Peters, psiquiatra de la selecci¨®n inglesa, ha dirigido sus ¨²ltimas charlas grupales a convencer a los muchachos de que olviden el pasado cuanto antes porque resulta incontrolable. Peters se uni¨® a la expedici¨®n en Chantilly el jueves para ofrecer una estrategia psicol¨®gica al seleccionador Roy Hodgson y a los futbolistas, a quienes invit¨® a pensar que deben considerar los hechos pret¨¦ritos como si jam¨¢s hubieran existido. Desde entonces, Hodgson y sus futbolistas lo repiten en p¨²blico: ¡°no podemos controlar el pasado...", "no podemos controlar el pasado...", "no podemos controlar el pasado...¡±. Pero el sortilegio parece irrompible. El reloj sigue contando las horas. Si el pasado es incontrolable, el presente est¨¢ a punto de descontrolarse. Contra Rusia en la Eurocopa como contra Italia en el Mundial de Brasil, en Marsella como en Manaos, en la costa mediterr¨¢nea como en la selva amaz¨®nica, Inglaterra sigue sin poder organizar su enorme talento futbol¨ªstico hoy y ahora mientras los almanaques recuerdan que no gana un t¨ªtulo desde hace 50 a?os.
Hodgson sali¨® del vestuario con la mirada inyectada en sangre y la cara roja camino del aeropuerto. ¡°Decir que estoy decepcionado es decir poco¡±, dijo. El hombre es el mayor responsable del juego inestable de Inglaterra. Sus bandazos en la elecci¨®n de los jugadores le llevaron a implantar un sistema in¨¦dito contra Rusia, con Rooney actuando como diez por detr¨¢s de Lallana, Kane y Sterling. El equipo no acab¨® de conectar. La impresi¨®n general fue de improvisaci¨®n. "?Es un peque?o cambio!", se defendi¨® el t¨¦cnico; "no es la primera vez que jugamos con este sistema; solo hemos introducido una variante".?
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