Albert Stroni: ¡°El f¨²tbol era una de las pocas inquietudes que no te negaban¡±
Fue el mejor jugador de Albania en 1990 y pidi¨® asilo pol¨ªtico en Espa?a en un viaje con su selecci¨®n. Eran los tiempos de los coletazos finales de la dictadura de Hoxha
Ya no hab¨ªa vuelta atr¨¢s. Albert Stroni (Fier, Albania; 45 a?os) hab¨ªa tomado la decisi¨®n m¨¢s dura y necesaria de su vida. Reuni¨® a sus padres y hermanos a la hora de cenar, tambi¨¦n a su querido primo, y les dijo que en el pr¨®ximo viaje a Espa?a con la selecci¨®n pedir¨ªa asilo pol¨ªtico y que ya nunca m¨¢s sabr¨ªan de ¨¦l porque as¨ª lo obligar¨ªa el r¨¦gimen de Enver Hoxha. Hubo l¨¢grimas profundas y a¨²n hoy se emociona al recordarlo. Pero es tiempo pasado y con la muerte del dictador se abrieron las fronteras; es tiempo en el que Albania tambi¨¦n jugaba al f¨²tbol. Lo cuenta Stroni, escogido en 1990 el mejor jugador del pa¨ªs y ahora propietario de una tienda de compraventa de coches en Monforte de Lemos (Lugo).
Pregunta. ?C¨®mo era el r¨¦gimen comunista de Enver Hoxha?
Respuesta. F¨¦rreo hasta el punto de que con los a?os nuestros aliados, Rusia y China, nos abandonaron. Al final de los a?os 80 la situaci¨®n era insostenible, sobre todo en lo econ¨®mico. Sin las ayudas de los aliados, las f¨¢bricas dejaron de funcionar. Ten¨ªamos un dicho: antes comemos hierba que pedimos dinero a los imperialistas y capitalistas. Pero as¨ª nos faltaba el pan y lo m¨ªnimo para vivir. Nos hab¨ªan lavado la cabeza.
P. ?Qu¨¦ pensaba cuando viajaba por Europa con la selecci¨®n?
R. Est¨¢bamos vigilados y avisados de que no pod¨ªamos comentar nada a nadie de lo que ve¨ªamos. Y ha habido casos en que los padres denunciaban a sus hijos porque ten¨ªan el coco comido. Era una dictadura cerrada y la propaganda dec¨ªa que el hambre era del capitalismo, que era un r¨¦gimen corrupto y acabado.
P. ?C¨®mo era la pol¨ªtica de represi¨®n?
R. Muy dura. Cualquier cosa que iba en contra de los intereses del r¨¦gimen ten¨ªa represalias. Nos llamaban presos pol¨ªticos y nadie ten¨ªa abogados, por lo que hab¨ªa fusilamientos. O nos castigaban a vivir en el norte de Albania. No pod¨ªamos escuchar la radio italiana porque un comentario pod¨ªa significar que eras un esp¨ªa. Tampoco se hablaba de religi¨®n; las iglesias fueron derruidas y el clero fusilado porque entend¨ªan que enga?aba al pueblo. Todo estaba controlado por la Sigurimi [polic¨ªa secreta].
P. ?C¨®mo actuaba la Sigurimi?
R.?Cumpl¨ªa ¨®rdenes. Se hab¨ªan criado en este clima y cre¨ªan que era lo mejor. Miraban si hab¨ªa antenas de televisi¨®n fuera de lo normal y vigilaban la vestimenta. Nada de pantalones anchos o estrechos, nada de pelos largos, barbas, patillas¡ En 1984, sin embargo, el dictador dej¨® entrar a familiares al pa¨ªs para visitas y algunos trajeron vaqueros. Yo, por ejemplo, me compr¨¦ unos en un viaje a Turqu¨ªa con la sub-18. Y antes de un partido con el Apolonia, fui a jugar al estadio con ellos pero no me dejaron pasar. Tuve que coger la bici ¡ªno hab¨ªa coches particulares porque no exist¨ªa la propiedad¡ª para ir a casa de mi t¨ªa y cambiarme los pantalones.
P. ?Qu¨¦ importancia ten¨ªa el f¨²tbol en la sociedad?
R. Siempre ha sido un deporte mayoritario. Era una de las pocas inquietudes que no te negaban. Aunque uno no pod¨ªa enriquecerse en ligas extranjeras. El alban¨¦s nac¨ªa y mor¨ªa en esa liga. Y por eso no pod¨ªamos progresar. Ha habido selecciones y jugadores de m¨¢s calidad que esta, sobre todo futbolistas de los 80. Pero entonces se jugaba por ocho euros al mes. Era imposible mejorar.
No estaban permitidos los pantalones anchos ni estrechos, pelos largos, barba o patillas. Tampoco la radio italiana ni la religi¨®n. Albert Stroni, exjugador de Albania
P. Usted jug¨® en el Dinamo de Tirana.
R. El equipo de la polic¨ªa, s¨ª. Aunque para ficharme se necesit¨® una orden del Primer Ministro de la polic¨ªa porque yo era estudiante. Luego, como a todos, me dieron trabajo y vivienda.
P. ?Trabajo?
R. Nos pon¨ªan en una empresa pero bastaba con tener un contacto a la semana. Sol¨ªa ser el lunes, que es cuando descans¨¢bamos. Pero muchas veces ni ¨ªbamos.
P. ?Y c¨®mo era la escuela de f¨²tbol albana?
R. Una r¨¦plica de los entrenamientos rusos, checos, polacos y rumanos, que es donde pod¨ªan ir los profesores a estudiar. Eso se traduc¨ªa en exceso de trabajo f¨ªsico y nada de t¨¦cnico y t¨¢ctico. Y eran muy estrictos en cuanto a la disciplina. Autob¨²s, hotel, una hora para cenar y dormir.
P. Usted decidi¨® irse¡
R. S¨ª, en 1990. Reun¨ª a mi familia para dec¨ªrselo. Fue horrible porque perd¨ªamos el contacto de por vida. Pero fueron valientes porque cuando ves que no hay otra salida para el futuro de tu hijo, prefieres pasar por eso para que ¨¦l tenga una vida digna.
P. ?Y c¨®mo lo hizo?
R. Ten¨ªamos un partido contra la Espa?a de Guardiola y Luis Enrique. Y yo sab¨ªa que un compa?ero se quer¨ªa ir porque habl¨® m¨¢s de la cuenta en el viaje anterior a Suiza. Tras el partido le dije que nos fu¨¦ramos juntos mientras volv¨ªamos en taxi con otros dos chicos. Pensaba que le estaba provocando porque eso significaba traici¨®n y quiz¨¢ pena de muerte, pero vio que no. As¨ª que nos bajamos y los otros giraron la cabeza y siguieron en el coche. Luego, intent¨¦ contactar con un periodista que conoc¨ªa en Huelva. Pero como no me cog¨ªa, pasamos la noche en una discoteca y al amanecer fuimos a comisar¨ªa y pedimos asilo.
Cuando ves que no hay otra salida para el futuro de tu hijo, prefieres pasar por eso para que ¨¦l tenga una vida digna. Albert Stroni, exjugador de Albania
P. ?Qu¨¦ le ocurri¨® a su familia entonces?
R. A mis padres les sacaron del trabajo y se decidi¨® internarlos en un pueblo de la monta?a, pero nunca lleg¨® a ejecutarse el castigo porque empez¨® la revoluci¨®n. Cuatro meses despu¨¦s, regres¨¦ a Albania y me qued¨¦ porque el asilo significaba que no pod¨ªa jugar a f¨²tbol fuera de mi pa¨ªs por un a?o y medio.
P. ?Y c¨®mo les afect¨® despu¨¦s la Guerra de los Balcanes?
R. El pa¨ªs se qued¨® sin gobierno y no hab¨ªa sueldos ni forma de sobrevivir. Por las noches era imposible andar por la calle. Fueron a?os muy duros y tambi¨¦n afect¨® al f¨²tbol, que se convirti¨® violento. Jugaba con el Apolonia, pero no pod¨ªa ir a los campos rivales. Te pegaban palizas, tiraban piedras a los autobuses, era bestial. Al final, se hicieron los partidos en campos neutrales.
P. Y ahora el bal¨®n les ha dado un triunfo al llegar a la Eurocopa.
R. Es el reflejo del pa¨ªs; ha mejorado con el cambio de la dictadura a la democracia. Y el car¨¢cter alban¨¦s hace que seamos competitivos. Podemos perder contra todos, como contra Suiza, pero ninguno lo tendr¨¢ f¨¢cil. Hemos crecido porque casi todos los de la selecci¨®n juegan en ligas extranjeras.
P. ?Y c¨®mo es la liga albana?
R. Hay m¨¢s recursos e inversiones. El problema es que la mafia es el sustento n¨²mero uno. Los que dirigen el f¨²tbol son los que dirigen las empresas y la corrupci¨®n. Pero solucionarlo ser¨¢ dif¨ªcil y largo. En un pa¨ªs donde el paro llega al 70% y el sueldo es de 150 euros, es complicado.
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