Fede, Rasmussen, historias de Pau

Un 9 de julio, y m¨¢s a¨²n estando en Pau, en el Tour caluroso al pie de los Pirineos solo deber¨ªa hablarse de Fede, de San Federico Bahamontes, que cumple 88 a?os y para celebrarlo se ha levantado a las ocho de la ma?ana, se ha ido a su casa de campo en Toledo y ha pasado el tiempo trabajando en el jard¨ªn hasta la hora de la comida, la siesta y el Tour, que le aburre soberanamente. ¡°?Falta alguien que d¨¦ guerra!¡±, se queja por tel¨¦fono Federico, el ciclista que naci¨® guerrero y rey de la monta?a, y as¨ª morir¨¢, con la palabra Tourmalet quiz¨¢s en los labios, y si no en los suyos en los de quienes saluden su vida. ¡°Las etapas de monta?a que ha habido hasta ahora han sido de verg¨¹enza. Veo que me siguen echando de menos. Nadie atac¨® nunca como yo¡±.

Todos los que han sido contrarrelojistas tomaban veneno, porque si no, no pod¨ªan mover esos desarrollos"

Truena Federico. El seis veces rey de la monta?a del Tour y ganador de la general en 1959 no aguanta la trampa ni los tramposos. Sospecha a¨²n de la qu¨ªmica venenosa que acab¨® j¨®venes con algunos de sus contempor¨¢neos, y que hace que su viejo rival Raymond Poulidor est¨¦ hinchado y, a los 80 a?os, parezca ¡°una bombona de butano¡±. ¡°Todos los que han sido contrarrelojistas tomaban veneno, porque si no, no pod¨ªan mover esos desarrollos, yo nunca he podido pasar en el llano del 54/14¡±, dice, siempre l¨²cido, Federico. ¡°Y estoy sano como los ¨¢rboles a los que se ha cuidado. Las malas hierbas hay que arrancarlas con azad¨®n, no con pesticidas qu¨ªmicos¡±. Y tambi¨¦n sospecha de que se usan motores para subir, porque si no, no entender¨ªa lo que ve, y se f¨ªa m¨¢s de su mirada que de las c¨¢maras t¨¦rmicas de ultraalta definici¨®n que usa el Tour.

¡°Piel de gallina¡±

En Pau, la ciudad de la que parten siempre las grandes etapas pirenaicas, Federico es tambi¨¦n el viejo hotel Continental y sus olores a linimento y mentol, que ya no es lo que era. Los ciclistas van ahora al Mercure, y su solo recuerdo hace que a Michael Rasmussen, periodista en el Tour, se le ponga la piel de gallina. ¡°Mira¡±, dice el exciclista dan¨¦s, y ense?a su brazo derecho, blanquito y los pelos rubios y rojos erizados. ¡°Es el pasado, pero sigue ah¨ª. Me echaron del ciclismo y no he podido volver. Solo siguen los que se integran y, aunque hablen de renovaci¨®n, todo sigue igual¡±. Una noche de julio de 2007, Rasmussen debi¨® abandonar el Tour vestido de amarillo por la puerta de la cocina del Mercure, expulsado por su equipo despu¨¦s de ser acusado de dopaje. ¡°Yo hice lo que hab¨ªa que hacer para ganar el Tour, lo que me pidi¨® el equipo Rabobank, que lo sab¨ªa todo. Pero los dirigentes del banco se asustaron, el Tour les presion¨® y acabaron conmigo. Me abandonaron y estuve muy cerquita de acabar como Pantani, abandonado¡±.