Recientemente ha sido muy popular en las redes sociales y medios de comunicaci¨®n el v¨ªdeo de unos buceadores en jaula donde se les cuela dentro un tibur¨®n blanco y, despu¨¦s de unos segundos de basilisco centrifugado e incertidumbre, el tibur¨®n sale por la portezuela superior de la jaula.
Ante ese v¨ªdeo caben tres reacciones. La primera es ¡°Hace falta estar pirado para meterse ah¨ª¡±; la segunda ¡°estoy pirado, quiero meterme ah¨ª¡±; y la tercera ¡°quiero meterme ah¨ª pero no que se me cuele un tibur¨®n¡±.
Yo como buceador caer¨ªa en la tercera. Porque todo buceador con un poco de experiencia sabe que el encuentro con un tibur¨®n siempre es un regalo, y el encuentro con el gran blanco, con el mayor de los jaquetones, el premio gordo.
Por supuesto que ese encuentro, si no es meramente fortuito, en cuyo caso a lo mejor tampoco es deseado (por lo menos por el buceador), debe ser bajo las normas de un protocolo que cuide de la seguridad del buceador y, por supuesto, del animal.
El adoptado para la Baja California, lugar donde tuvieron los hechos tan impactantes, regula que la jaula debe estar construida de forma s¨®lida y sin elementos que puedan da?ar la integridad del tibur¨®n y que, adem¨¢s, no se puede atraer a los tiburones con carnaza hacia las jaulas. Lo cierto es que el operador de buceo tur¨ªstico, mucho m¨¢s el buceador que estaba dentro de la jaula, tuvieron la mala suerte que el tibur¨®n blanco de la reserva de la Isla de Guadalupe, oc¨¦ano Pac¨ªfico, no era muy grande, y el pobre pez se col¨® por la ventana de observaci¨®n de la jaula. Por lo general los tiburones que se avistan en Isla Guadalupe, suelen ser mucho m¨¢s grandes, algunos parece submarinos rusos, como la hembra de tibur¨®n blanco ¡°Deep Blue¡± que alcanza los 6,5 metros. Pero eso no es atenuante para el operador. Tarjeta amarilla y que no vuelva a ocurrir.
Lo cierto es que esta especie, protegida en todo el mundo, es una fuente de recursos fant¨¢stica tanto para la reserva de la Isla de Guadalupe como para las personas que all¨ª habitan. El bi¨®logo mexicano, y experto en tiburones blancos, Mauricio Hoyos calcula que cada ejemplar reporta unos 220.000 d¨®lares en turismo al a?o. All¨ª, un turista puede avistar hasta 30 grandes tiburones blancos en un d¨ªa.
?C¨®mo puede haber personas que paguen por ver un tibur¨®n blanco? Hace ya tiempo que la mitificaci¨®n, que alcanz¨® el tibur¨®n blanco gracias a la pel¨ªcula ¡°Tibur¨®n¡± basada en la novela hom¨®nima de Peter Benchley se ha disuelto. Sin embargo, la parad¨®jica sensaci¨®n de pavor y atracci¨®n por el gran blanco que se saborea amarga y efervescente, reflejo de lo que debi¨® ser el miedo at¨¢vico a ser comido de nuestros ancestros, sigue latente hoy en d¨ªa como el primer d¨ªa de estreno de ¡°Tibur¨®n¡±. En mi caso, y creo hablar en nombre de la mayor¨ªa de buceadores, la sensaci¨®n de un encuentro controlado con el gran blanco provoca admiraci¨®n, una sensaci¨®n de reposada alegr¨ªa y un ¡°subid¨®n¡± incontrolable.
Cuando se ve evolucionar bajo la superficie a un ser tan extraordinario, tan poderoso y con tanta elegancia, uno conecta con la naturaleza de una forma tan s¨®lida, que el deseo de volver a tener m¨¢s encuentros se convierte casi en una adicci¨®n.
11 Consejos para bucear con el gran blanco
- Obtener el t¨ªtulo de buceo. Aunque no es imprescindible para ver tiburones en jaula, es muy recomendable
- Siempre dentro de una jaula.
- No confiar en su aparente tranquilidad. Nada de sacar los brazos por la jaula ni tocarle el morro.
- No comer demasiado. La jaula se balancea mucho y puede provocar mareos.
- Observa los consejos del Dive master para entrar y salir en la jaula. Cuidado con los golpes.
- Si se bucea en conocidos territorios del gran blanco, siempre en grupo y cerca del fondo o paredes. Nunca a media agua.
- Evitar trajes de colores oscuros o chillones.
- Si aparece un Gran blanco, dirigirse despacio y en grupo hacia la embarcaci¨®n sin perder de vista al tibur¨®n.
- No provocar a un tibur¨®n que muestre poco inter¨¦s.
- Donde Bucear: Aunque el gran blanco se encuentra en todos los mares del mundo, hay tres puntos del planeta donde es f¨¢cil encontrarlo: Sur de Australia, Sur¨¢frica el Cabo, California.
- Agencia con la que viajar: Blue Planet.
Baldrige, H.D. Programa para reducir ataques de tibur¨®n.
?Es el tibur¨®n blanco tan peligroso como lo pintan? Si no lo es, desde luego es el diente de oro de los ataques a humanos con 314 ataques registrados desde 1580, le sigue de lejos el tibur¨®n tigre con 111 y, en tercer lugar, el tibur¨®n toro con 100. La buena noticia es que de esos ataques solo 80 resultaron en muerte de la v¨ªctima y, si encima lo dividimos por el periodo de tiempo en el que transcurrieron, nos encontramos que eso nos da que muere una persona cada 5 a?os por ataque de tibur¨®n blanco. Estad¨ªsticamente es m¨¢s f¨¢cil que le toque la primitiva y el euro millones el mismo a?o que le muerda un tibur¨®n blanco y encima expire.
De hecho, un cient¨ªfico norteamericano especialista en tiburones blancos afirm¨® que despu¨¦s de ver cientos de ataques de depredaci¨®n a leones marinos en las costas californianas, donde el tibur¨®n se lanza a toda velocidad hacia el pinn¨ªpedo saliendo fuera del agua casi en su totalidad y provocando un gran estruendo, estaba convencido que los accidentes con humanos, no provocados, no eran comportamiento depredador y que casi con toda seguridad se deb¨ªa a contactos de investigaci¨®n por parte del animal. El problema es que los tiburones blancos investigan con la boca, y con un solo mordisco pueden provocar una aver¨ªa seria.
Ron Taylor, famoso documentalista marino, film¨®, hace bastantes a?os, un curioso cap¨ªtulo con un tibur¨®n blanco. Intentando atraer dos grandes ejemplares a la borda de la embarcaci¨®n para conseguir mejores tomas, se tiraban de dos cabos que ten¨ªan atados carnaza en sus extremos. Los tiburones ve¨ªan frustrados sus intentos de dar un bocado lejos de la embarcaci¨®n, sin embargo, cuando estaban a popa la ¡°presa¡±, antes esquiva, se tornaba f¨¢cil. Hasta que llego un momento en que uno de los tiburones, como si se percatara de que el ¨¦xito no depend¨ªa de su capacidad depredadora, sino de la posici¨®n relativa a los fot¨®grafos, se acerc¨® a la borda y sacando la cabeza fuera del agua se qued¨® mirando a Ron esperando su premio. Ron en un humano acto de inconsciencia le ofreci¨® un gran pescado con la mano, y el gran blanco abri¨® lentamente la boca, sin precipitar ning¨²n ataque y retrayendo la mand¨ªbula, y esper¨® que Ron le pusiera dentro el pez. Con toda delicadeza cerro las mand¨ªbulas y se sumergi¨® lentamente. Al instante volvi¨® a sacar la cabeza fuera del agua. Se produjo algo m¨¢s que un encuentro, tuvo lugar una interacci¨®n entre el hombre y uno de los animales m¨¢s sobrecogedores de la naturaleza.
El tibur¨®n pudo, en todo momento, atrapar el brazo de Ron y dar un recital del m¨¦todo depredador del gran blanco cuando acecha mam¨ªferos marinos, con esos arranques brutales y los saltos espectaculares fuera del agua. Y sin embargo mostr¨® un comportamiento totalmente distinto.
A pesar de su peque?o cerebro, m¨¢s peque?o que el resto de jaquetones (Familia Carcar¨ªnidos) o tiburones martillo, por lo visto el tibur¨®n sopes¨® la situaci¨®n de su encuentro con Ron y adopt¨® una aptitud que fructific¨® en mejores recompensas ?Pueden los tiburones blancos aprender de su entorno y adaptarse a las circunstancias? ?Son ¡°inteligentes¡±? Lo cierto es que no se sabe y, principalmente, porque la definici¨®n de inteligencia es bastante ambigua para los bi¨®logos. La interpretaci¨®n de este evento no es m¨¢s que una especulaci¨®n, no se han realizado estudios de comportamiento del tibur¨®n blanco ni experimentos en referencia a su inteligencia como los existentes con primates. Pero hasta que no se demuestre que este hecho fue puramente fortuito, es atractivo pensar que el tibur¨®n comprendi¨® la actitud de Ron y se comport¨® en consecuencia.
Sacar la cabeza fuera del agua y quedarse observando con esos grandes ojos, es un comportamiento ¨²nico entre los tiburones, en realidad, entre todos los peces. Los bi¨®logos marinos teorizan que es un comportamiento an¨¢logo al de las orcas conocido como spy hoping, y que utilizan para detectar presas y sopesar la situaci¨®n.
Este tibur¨®n mismo mostr¨® otro curioso comportamiento denominado bostezo o aerial gaping. Cuando un tibur¨®n se ve frustrado a la hora de atrapar un cebo saca la cabeza fuera del agua y gira lentamente, mientras exhibe un gran bostezo. Una imagen muy amenazadora pero que, sin embargo, se interpreta como una forma de reducir la agresividad, algo as¨ª como un gesto de consuelo. En ocasiones se congregan algunos tiburones blancos para devorar una presa y puede llegar a ser muy ¨²til mantener los l¨ªmites de agresividad para que nadie salga herido. Si la presa no da para todos, los ejemplares congregados pueden ¡°medirse¡± golpeando la superficie del agua con la cola en direcci¨®n al contrario, el que m¨¢s fuerte golpee se quedar¨¢ con el premio. Este es un comportamiento antagonista, y muy beneficioso, evolutivamente hablando, cuando se trata de animales de enormes mand¨ªbulas y m¨¢s de una tonelada de peso.
?Puede entonces el tibur¨®n blanco comunicarse? La informaci¨®n fidedigna que se tienen sobre este soberbio pez, no va m¨¢s all¨¢ de datos anat¨®micos y fisiol¨®gicos y en lo concerniente a ecolog¨ªa, evoluci¨®n o comportamiento casi todo lo que se sabe son especulaciones. Personalmente prefiero pensar que el tigre de los oc¨¦anos no es un programa gen¨¦tico autom¨¢tico, sino un superdepredador que explora su entorno analiza la situaci¨®n y se decide por la mejor opci¨®n. La sobrecogedora sensaci¨®n es m¨¢s suculenta si la produce un gran blanco que es consciente de tu presencia e imprime su propia personalidad en el encuentro ?No cree?
Y ?Si no se utilizan los cebos como se acerca a las jaulas? ?Y por qu¨¦ en ocasiones las muerde? La mayor¨ªa de los tiburones, a diferencia de los peces ¨®seos, no tiene grandes ojos, como si no necesitasen la vista para navegar por los amplios oc¨¦anos. De hecho, los tiburones son miopes y, sin embargo, no tienen ning¨²n problema para localizar objetos, animales y dirigirse con gran precisi¨®n en las situaciones m¨¢s apuradas. No es de extra?ar, los tiburones cuentan con un excelente olfato y detectan min¨²sculas concentraciones de sangre a centenares de metros. Su o¨ªdo es sublime, consiguen localizar la fuente de un d¨¦bil sonido subacu¨¢tico a millas de distancia, incluso cuando la fuente del sonido ha dejado de emitirlo minutos antes de que llegue al tibur¨®n. Una capacidad que tiene asombrados a los cient¨ªficos y a la que a¨²n no han encontrado una explicaci¨®n. Adem¨¢s, son extremadamente sensibles a los cambios de presi¨®n. Por si todos estos sentidos no fuesen suficientes para dotar a estos peces de las armas de un s¨²per depredador, los tiburones cuentan con un sexto sentido extraordinario. Un sentido m¨¢s propio de un superh¨¦roe de la Marvel que de un animal de real, la "electrorecepci¨®n¡±.
La sensaci¨®n de un encuentro con el gran blanco provoca admiraci¨®n, una sensaci¨®n de reposada alegr¨ªa y un ¡°subid¨®n¡± incontrolable.
Los tiburones son capaces de detectar e interpretar los campos el¨¦ctricos producidos por otros animales, con una precisi¨®n mayor que los instrumentos de los laboratorios de f¨ªsica de las mejores universidades del mundo. Algunos pueden percibir un campo el¨¦ctrico con una intensidad de tan solo cinco nanovoltios por cent¨ªmetro, algo parecido a estirar una pila de 1,5 V unos 30,000Km la distancia de Madrid a Hong Kong pero por el camino largo. Un sentido tan perspicaz que un submarinista podr¨ªa ser descubierto por el campo el¨¦ctrico producido por el latido de su coraz¨®n. Este sentido es unos cinco millones de veces mayor que cualquier sensaci¨®n que un humano pudiese apreciar y es, de lejos, el m¨¢s agudo del reino animal. El tibur¨®n blanco, adem¨¢s, hace otro uso de su electrorecepci¨®n cuando ataca a un gran macho de elefante marino de m¨¢s de una tonelada en las costas de California. En el primer y bestial ataque, el jaquet¨®n se encuentra temporalmente ciego, al proteger sus ojos gir¨¢ndolos dentro de las cuencas, pero la electrorecepci¨®n dibuja una imagen de la presa n¨ªtida en su cerebro. Despu¨¦s del primer golpe, en un mar revuelto y lleno de la sangre del gran mam¨ªfero mutilado, el tibur¨®n blanco puede ubicar el cuerpo del elefante sin verlo, dado que su campo el¨¦ctrico es hasta 3 veces superior al de un ejemplar no herido y lo m¨¢s importante, sin confundirlo con otro gran blanco que se haya podido sentir atra¨ªdo a la matanza. Es posible que una jaula met¨¢lica tenga una se?al el¨¦ctrica tan fuerte que el tibur¨®n se vea obligado a investigar que objeto es ese y, como ya hemos visto, investiga mordiendo.
?Vale la pena meterse en una la jaula? Le aseguro que el encuentro con un tibur¨®n blanco desde una jaula ser¨¢ una experiencia, enriquecedora y grandiosa, que recordar¨¢ toda su vida. Pero ya sabe, como en las atracciones de feria, no saque piernas ni brazos en ning¨²n momento mientras dure la atracci¨®n.
Sobre el tibur¨®n blanco
- Se han citado espec¨ªmenes de hasta 7 metros, pero los bi¨®logos creen que es m¨¢s razonable pensar en 6,5 m. como longitud m¨¢xima.
- Entre 1876 y 2016 se han registrado 314 ataques a humanos en todo el mundo.
- Cuando dos tiburones blancos disputan una presa, golpean la superficie del agua con su aleta caudal. El que golpee con m¨¢s vigor ser¨¢ el ganador. Esta es una forma de comunicaci¨®n conocida como patr¨®n de comportamiento antagonista Tail Slap.
- En la historia de los oc¨¦anos ha existido un tibur¨®n depredador, incluso mayor que el gran blanco. El Megadiente (Carcharodon megalodon) que pudo alcanzar los 17 metros de longitud hace 1,6 millones de a?os.
- Posee todos los sentidos, incluido la percepci¨®n de campos el¨¦ctricos, sin embargo, la visi¨®n est¨¢ mas desarrollada que en el resto de los tiburones.
- Es el tibur¨®n m¨¢s extensamente protegido del mundo, despierta gran inter¨¦s cient¨ªfico y no soporta explotaci¨®n comercial espec¨ªfica.
- Por su met¨¢lica frialdad se piensa que el tibur¨®n blanco es el m¨¢s grande e implacable superdepredador de los oc¨¦anos. Sin embargo, esta muy lejos de alcanzar la voracidad, inteligencia y el tama?o (casi 10 metros) de la Orca: El autentico terminator de los mares.
- Son muy selectivos. En ataques de depredaci¨®n a aves y nutrias marina, suelen escupirlos porque no contienen la suculenta y nutritiva grasa de los elefantes o leones marinos.
- Su mand¨ªbula est¨¢ armada con unos 3000 dientes, algunos de los cuales alcanzan los 8 cm de longitud.
- Del 2010 al 2015, 280 surfistas fueron atacados, por tan solo 38 buceadores ?Ve? es mas seguro bucear con ellos que surfear sobre ellos.
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