Irrumpe Clattenburg en Sevilla, respira la Juventus
¡°Si eso fue penalti, hay diez penaltis por partido¡±, lament¨® Iborra sobre la decisi¨®n del juez ingl¨¦s que par¨® la ola sevillista
Leonardo Bonucci sali¨® del volc¨¢n hecho un pincel. ¡°No marcaba en Champions desde octubre de 2012¡±, dijo, sonriendo con la mirada, apenas asomado por encima del cuello de un tremendo jersey de lana azul marino, parte del uniforme reglamentario del Juventus.
La ¨²ltima vez fue contra el Shakhtar y enganch¨® un derechazo a la salida de un c¨®rner. Este martes por la noche volvi¨® a ejecutar el mismo gesto brutal y preciso. Esta vez, con la zurda. A la salida de un c¨®rner, retras¨¢ndose unos metros para alejarse de los marcadores en el momento justo. El 1-2 puso fin en el minuto 84 a la agon¨ªa del Sevilla. Un sufrimiento que parec¨ªa inconcebible una hora antes. Porque el Sevilla abrum¨® al Juventus desde el arranque del partido en una exhibici¨®n que iba por el 1-0 cuando la cort¨® en seco el ¨¢rbitro ingl¨¦s Mark Clattenburg ¡ªun histri¨®n¡ª con tres decisiones como tres sablazos. Fueron dos tarjetas amarillas a V¨¢zquez entre el minuto 31 y el 37, y un penalti por una acci¨®n borrosa de Mercado contra Bonucci, presente en todos los momentos decisivos del partido. Jorge Sampaoli protest¨® tanto desde la banda que tambi¨¦n fue expulsado.
¡°Si lo que Mercado le hizo a Bonucci es penalti, entonces en cada partido deber¨ªan pitar diez penaltis por lo menos¡±, dijo el capit¨¢n Iborra, exhausto, en referencia al agarr¨®n que interpret¨® Clattenburg como un hecho imperdonable en una acci¨®n que registr¨® agarrones de todo tipo, en el ¨²ltimo minuto de la primera mitad. Marchisio meti¨® el 1-1 y lo celebr¨® con la tifoseria en el ¨²nico ¨¢ngulo feliz del S¨¢nchez Pizju¨¢n. El p¨²blico local hab¨ªa declarado la revuelta popular.
"El ¨¢rbitro cometi¨® dos errores que nos perjudicaron", dijo Pareja, con cara de n¨¢ufrago. No comprend¨ªa nada. Porque el partido del Juventus fue indescifrable. O, mejor, dicho, dif¨ªcil de interpretar para alguien que no maneja el lenguaje de s¨ªmbolos expl¨ªcitos e impl¨ªcitos del viejo calcio. Despu¨¦s de casi una d¨¦cada en el Barcelona, Dani Alves estaba asombrado. ¡°No debimos jugar tan en largo contra diez¡±, critic¨® el brasile?o, muy serio. "Si hui¨¦semos movido m¨¢s el bal¨®n, haci¨¦ndolo girar, ellos no habr¨ªan aguantado como lo hicieron porque los habr¨ªamos cansado".
Alves no entendi¨® que sus compa?eros se encuentren mejor representando el papel de perseguidos que el de perseguidores. Que la posesi¨®n se repartiera al 50% cuando el Juventus dispuso de un hombre m¨¢s durante m¨¢s de una hora, dice mucho de la filosof¨ªa del equipo italiano, serenamente refugiado en su campo, incluso cuando dispuso de un hombre m¨¢s. Robaban y se lanzaban todos como aviones en busca del rechace. Khedira, Cuadrado, Sandro y Mandzukic no pararon de esprintar en toda la noche. Fue un ejercicio magn¨ªfico. Un escandaloso derroche de energ¨ªa mientras Marchisio, Pjanic, o Bonucci, met¨ªan el pase largo y frontal. As¨ª, el Sevilla aguant¨® agazapado, pudo recuperar la posesi¨®n r¨¢pido y evit¨® los periodos largos sin el alivio de la pelota.
"La victoria se explica por una cuesti¨®n caracterial", dijo el t¨¦cnico, Massimiliano Allegri, como si su equipo, y no el rival, hubiese sido el que se bati¨® contra lo inexorable. Incluso en el ¨¦xito, el mensaje italiano contiene una part¨ªcula de victimismo, fingido o sentido. "Hace falta car¨¢cter para luchar y para defender; porque si no tienes la pelota tampoco es cuesti¨®n de abandonar el campo". ?
Concluida la refriega, el protocolo del Juventus fue exquisito. Allegri hizo como si no hubiera pasado nada m¨¢s que lo que ocurri¨® en los ¨²ltimos cinco minutos. ¡°Nunca comento las decisiones arbitrales¡±, dijo, tieso como un palo. ¡°Esta ha sido una victoria preciosa porque nos asegura la clasificaci¨®n para octavos¡±.
El Juventus acab¨® indemne gracias a las decisiones del vigilante Clattenburg. Pero apenas hab¨ªa llegado al ¨¢rea sevillista cuando Leandro Bonucci apareci¨® en las inmediaciones de Rico y remat¨® a los resistentes. Faltaban seis minutos para el final. Nadie supo bien c¨®mo. Pero el Sevilla, que marchaba hacia el partidazo, acab¨® sometido.
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