Torres l¨ªdera al Atl¨¦tico en la victoria ante el Legan¨¦s
El Ni?o marca los dos goles del triunfo de en un partido en el que su equipo combin¨® buenos momentos con otros en los que se mostr¨® vulnerable
En los peores momentos de la crisis de la que a¨²n trata de escapar Atl¨¦tico llegaron a fusionarse el mal juego con la p¨¦rdida de ese perfil de equipo combativo. Esa mixtura es muy t¨®xica, capaz de desfigurar y aplanar a un equipo. A la espera de m¨¢s f¨²tbol y m¨¢s solidez, quedan los sentimientos, el escudo y la camiseta, los s¨ªmbolos que construyen una identidad. Fernando Torres, por ejemplo. Impulsor de ese fren¨¦tico y emocional segundo tiempo contra el Barcelona, tambi¨¦n lider¨® el triunfo contra el Legan¨¦s con dos goles. Un penalti provocado, remachado tras el error de Griezmann y una picadita suave para sentenciar el partido.
A Torres se le pueden discutir d¨ªas grises, incluso negros, que el control de bal¨®n no es lo suyo o que a veces su zancada va por un lado y la pelota por el otro. Lo indiscutible es que no se deja un gran gramo de entrega cada vez que se pone la rojiblanca. La grada le venera y le premi¨® entusiasmada sus aciertos. En esta segunda etapa se ha generado esa relaci¨®n de respeto entre la hinchada y el s¨ªmbolo que tanto se admira del f¨²tbol ingl¨¦s. El futbolista juega cada minuto como si fuera el ¨²ltimo y el aficionado se lo agradece con efusi¨®n.
La historia de Torres es la de un ni?o de 17 a?os que tuvo que cargar sobre sus hombros a un club desvencijado en Segunda Divisi¨®n. Tambi¨¦n es la de un ¨ªdolo regresado que en el peor momento del curso pasado impuls¨® a su equipo a pelear la Liga hasta la pen¨²ltima jornada y que fue decisivo en la carrera hacia la final de la Champions. Quiz¨¢, el haber crecido en aquel infierno de Segunda Divisi¨®n le confiera ese poso para emerger en momentos de dificultad.
Que pod¨ªa ser el d¨ªa de Torres se atisb¨® en los primeros instantes. Atac¨® el espacio decidido a un globo bien pensado y ejecutado por Gait¨¢n viendo adelantada a la defensa del Legan¨¦s. En esa primera definici¨®n hubo m¨¢s intenci¨®n que calidad. Meti¨® la punta de la bota por debajo del bal¨®n como mandan los c¨¢nones, pero no tuvo el tacto para dirigir la vaselina entre los tres palos. La ocasi¨®n hab¨ªa respondido a esa continuaci¨®n de la segunda parte contra el Barcelona. La intenci¨®n de ir siempre hacia adelante para ganar las segundas jugadas y una alineaci¨®n que manten¨ªa a Juanfran en el lateral derecho, a Gait¨¢n a Torres como punta de lanza y a Gabi como gu¨ªa para liderar la presi¨®n alta y las ayudas. Suficiente para acogotar al Legan¨¦s, que asisti¨® en los primeros 25 minutos a esa versi¨®n que tanto busca recuperar Simeone y que impidi¨® que su intento por dificultar la sal. En esa franja le dio tiempo a Torres a forzar un penalti al cuarto de hora, en otro bal¨®n en profundidad, otra huella olvidada: la verticalidad da?ina perdida. Torres recort¨® a Siovas, al que puso mirando a las vallas publicitarias antes de que le trabara. Al lanzamiento acudi¨® Griezmann, que arriesg¨® con un lanzamiento a lo Panenka sin estar vencido del todo Herrer¨ªn. Cuatro penaltis errados de siete lanzados son para que el franc¨¦s y Simeone se planteen si conviene cambiar de especialista. Al manotazo de Herrer¨ªn estuvo m¨¢s atento para machacarlo Torres que toda la defensa del Legan¨¦s.
Una picada fina
La efervescencia del tanto le dur¨® al Atl¨¦tico hasta la media hora de juego. Se desperez¨® el Legan¨¦s, amena]zante en un remate de Bueno que dio en Juanfran y en otro lejano de Unai L¨®pez. La sensaci¨®n de poderse meter en el partido con la que se fue a la caseta la enterr¨® Torres en tres minutos. Un robo de Griezmann y un pase filtrado de Correa, que reemplaz¨® a Sa¨²l al descando, situaron al Ni?o en el h¨¢bitat en el que mejor se desenvuelve: metros por delante. Esta vez la ejecuci¨®n s¨ª fue completa. Conjug¨® intenci¨®n con precisi¨®n para una picadita delicada con la que se salt¨® la salida de Herrer¨ªn y termin¨® por poner al Calder¨®n a sus pies.
Con 2-0 hubo cierto tiroteo en la porter¨ªa del Atl¨¦tico que evidenci¨® esas grietas defensivas y bajones de intensidad que a¨²n persisten. Resolvi¨® bien Moy¨¢ con un par de paradas de mucho m¨¦rito que ayudaron a no poner en peligro la tarde de El Ni?o.
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