El caballero del rostro frustrado
![Beckham, el 2 de febrero en Los Angeles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VKZEMTZIOPNBAGOPSXEFNSCC6A.jpg?auth=8a1c4fe88df5ccc20ab511702fde05e21710d5f0e96dc27c0c682f3c913a6cac&width=414)
¡°No quiero un marido que me honre como reina si no me ama como mujer¡±.
Isabel I, la Reina Virgen?de Inglaterra
Una palabra de una s¨ªlaba ha acabado con la imagen de cort¨¦s dulzura que David Beckham ha intentado proyectar al mundo a lo largo de su carrera como futbolista y famoso. Era un chico bueno; ahora es un chico malo. O al menos eso es lo que deber¨ªamos deducir de la avalancha de indignaci¨®n que ha provocado el exjugador del Real Madrid y excapit¨¢n de la selecci¨®n inglesa en la admirablemente moralista prensa tabloide inglesa.
Desde hace un poco m¨¢s de una semana la palabra que hundi¨® a Beckham empez¨® a aparecer en un medio tras otro, siempre con el apoyo de asteriscos por ser considerada demasiado grosera para la fina sensibilidad del gran p¨²blico anglosaj¨®n. La versi¨®n publicada es ¡°c**ts¡±. Las dos letras disfrazadas de estrellitas, como cualquier hip¨®crita ingl¨¦s sabe, son ¡®u¡¯ y ¡®n¡¯. La traducci¨®n literal en espa?ol ser¨ªa ¡®co?os¡¯, lo cual no transmite ni remotamente la enormidad de la ofensa en ingl¨¦s ya que en Espa?a se dice ¡°co?o¡± con m¨¢s frecuencia que ¡°Buenos d¨ªas¡±.
Pero resulta que no hay insulto personal m¨¢s fuerte en ingl¨¦s que ¡°c**t¡±; m¨¢s fuerte que ¡°gilipo**as¡± en Espa?a, palabra por cierto que suena m¨¢s rid¨ªcula que ofensiva al o¨ªdo de un hispanoparlante del continente americano. Hay para un tratado doctoral en esto de las palabrotas, las sensibilidades culturales y la confusi¨®n que puede derivar de las traducciones literales. Por ejemplo, ¡°c**t¡± es incluso m¨¢s prohibido en Estados Unidos que en Inglaterra, lo cual podr¨ªa haber acabado con el plan que ha tenido Beckham durante varios a?os de montar un club de f¨²tbol en Miami.
Pero lo que m¨¢s le duele al ingl¨¦s m¨¢s c¨¦lebre desde Winston Churchill no es esto sino la posibilidad de que se haya vaporizado el gran sue?o de su vida: que un d¨ªa se pueda arrodillar ante la reina Isabel II o su heredero y recibir con un leve golpe de espada en cada hombro la condecoraci¨®n de caballero del reino. Beckham es un patriota, condici¨®n que aflige m¨¢s a la clase obrera inglesa de la que ¨¦l procede que a la clase media para arriba. Ser nombrado caballero significar¨ªa m¨¢s para ¨¦l que haber ganado un bal¨®n de oro o una Champions. Anhela ser conocido como Sir David Beckham; su esposa Victoria se desvive por ser conocida como Lady Beckham.
Todo indicaba a finales de 2013 que el sue?o se iba a hacer realidad, que el nombre de Beckham iba a salir en la lista de honores patrios que se publica en Reino Unido cada enero. M¨¢xima emoci¨®n en Beckingham Palace, el apodo que los medios han dado a la lujosa mansi¨®n donde vive la famosa pareja.
Pero de repente Beckham se entera de que su nombre ha sido borrado de la dichosa lista; de que Hacienda ha intervenido, argumentando que Beckham ha evadido el pago de sus impuestos, que ha recurrido a una de esas complicadas maniobras fiscales utilizadas por cualquier jugador profesional de f¨²tbol medianamente espabilado.
Beckham dio su respuesta en un mail a su agente. (El mail fue hackeado pero ni ¨¦l ni el agente lo han negado). Escribi¨® que los miembros del solemne comit¨¦ encargado de seleccionar a los caballeros eran unos ¡°c**ts¡±.
El consenso hoy en Inglaterra es que Beckham ha metido la pata irremediablemente; que tendr¨¢ que conformarse el resto de sus d¨ªas con seguir siendo otro vil plebeyo m¨¢s. Lo cual es injusto ya que, como sus pocos defensores han se?alado, ha sido un gran embajador para su pa¨ªs, infinitamente m¨¢s eficaz para la marca Inglaterra que la gran mayor¨ªa de aquellos eminentes diplom¨¢ticos que casi autom¨¢ticamente se convierten en sirs al retirarse de sus cargos. Injusto tambi¨¦n porque la historia inglesa contiene una larga lista de defraudadores fiscales, de empresarios infames y, por supuesto, de ladrones, asesinos y piratas que han sido galardonados con el t¨ªtulo al que Beckham tanto aspira.
Pero quiz¨¢ no todo est¨¦ perdido. Vivimos en tiempos imprevisibles. Acaba de ser instalado como presidente de Estados Unidos un hombre que se jacta de manosear ¡°c**ts¡± (o pussies, gatitos, como dicen all¨¢). Si Trump puede llegar a ser jefe de estado, todo es posible en este mundo. No descartemos que Beckham llegue finalmente a su cita en el palacio, o incluso que acabe coron¨¢ndose rey.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.