Pinball en el Calder¨®n
Los aficionados del Estudiantes podemos neutralizar la derrota del Atl¨¦tico evocando la machada del Palacio de los Deportes.
La obsesi¨®n depredadora de Messi con la diana rojiblanca ¡ªnos ha marcado 27 goles¡ª exige el placebo de ordenar los recuerdos de esta jornada de radiaci¨®n blaugrana a la que est¨¢bamos expuestos los aficionados del Estudiantes y del Atleti. Era posible compaginar los horarios del baloncesto (12,30) y del f¨²tbol (16,15). Y resultaba terap¨¦utico viajar en metro del palacio de los deportes al Calder¨®n, pues la victoria de los colegiales en la pr¨®rroga ante el Barcelona ¡ª83-81¡ª predispon¨ªa un estado euforia en los vagones. Y funcionaba como una fuerza premonitoria. Tel¨²rica, literalmente.
Predominaba incluso la fraternidad a bordo de la l¨ªnea verde. Hinchas del Estudiantes que explicaban a los del Atleti los pormenores del desenlace baloncest¨ªstico. Y aficionados que se hab¨ªan organizado el doblete. Porque hubiera sido una cobard¨ªa irse con la novia o con el novio a La la land. Una especie de victoria preventiva, oportunista en la vigilia de los Oscar. Y una manera de sustraerse a la responsabilidad que requer¨ªa la sobredosis cul¨¦ en la casualidad del calendario.
El balance de la jornada se resiente de las contradicciones. Podr¨ªamos haber aceptado incluso la victoria en el baloncesto y el empate en el Calder¨®n, sobre todo porque el 1-1 proven¨ªa de una remontada, restauraba el veneno del Atleti en las jugadas de estrategia y jalonaba la resurrecci¨®n de God¨ªn en su crisis de autoestima.
No es que fuera un buen resultado, mucho menos cuando el peligro del Atleti en la consolidaci¨®n de la cuarta plaza proviene de de los perseguidores, pero el cabezazo del central uruguayo redundaba en la fortaleza an¨ªmica del equipo. Incluso estimulaba el pulso de la presi¨®n. Muy intensa y est¨¦ril en la primera parte ¡ªun Bar?a vulgar, sin neuronas y sin Iniesta¡ª y mucho menos tonificada en la reanudaci¨®n. Suponemos que Vrsaliko, por ejemplo, le han suministrado una biodramina para reponerse del mareo de Neymar, aunque la victoria del Bar?a no se explica sin la arbitrariedad del pinball o del flipper, pues la pelota golpeaba a un lado y otro del campo como suced¨ªa en aquellas m¨¢quinas setenteras que tintineaban en los billares y propon¨ªan una iconograf¨ªa de sirenas voluptuosas.
Dos goles marc¨® el Bar?a entre rebotes y carambolas accidentales, pero el segundo es m¨¢s interesante que el primero porque canoniza a Messi en una especialidad que no se le conoc¨ªa hasta el momento: lanzar la falta a la olla y rematarla ¨¦l mismo, incorpor¨¢ndose desde atr¨¢s como si hubiera calculado las variantes. Se antoja la alegor¨ªa o la patolog¨ªa de la dependencia. Messi es importante para el Barcelona cuando juega bien y cuando juega mal. Que es lo que ha sucedido este domingo, malogrando una jornada que los aficionados del Estudiantes, al menos, podemos neutralizar evocando la machada del Palacio de los Deportes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.