Mala noche para las rotaciones

Luis Enrique no quer¨ªa hablar el s¨¢bado sobre Rakitic ni Piqu¨¦ porque no pod¨ªan jugar en La Rosaleda por sanci¨®n. Prefer¨ªa pensar en lo tangible, en lo que como suele decir, tiene incidencia. Y apost¨® el t¨¦cnico por dar carrete y continuidad a sus rotaciones, que si bien le han servido para estar vivos en las tres competiciones, tambi¨¦n le han condenado a sustos y disgustos, con partidos que alejan la Liga. Como el de anoche, donde los tres intrusos en el once titular de La Rosaleda se significaron para mal o para peor. Denis Su¨¢rez estuvo sobre el c¨¦sped pero apenas se le vio; Andr¨¦ Gomes repiti¨® en voz alta que no da pie con bola; y Mathieu evidenci¨® que aunque tiene piernas para corregir sus descalabros no le dan para hacer imposibles. Y no era noche para ni errores.

El desaguisado comenz¨® con una floritura de Luis Su¨¢rez, que quiso entregar una pelota de tac¨®n para regalarla al rival. Balonazo como r¨¦plica y a la carrera de Sandro, y gol por bajo. Mathieu rezong¨® con energ¨ªa y re¨ªa de forma sarc¨¢stica porque consideraba que era un fuera de juego clar¨ªsimo. Nada m¨¢s lejos de la realidad. El central, consciente de que hay que estar sobre la l¨ªnea del centro del campo cuando la pelota est¨¢ en casa contraria ¡ªas¨ª lo exige Luis Enrique con vehemencia a cada duelo¡ª se percat¨® de las intenciones rivales y corri¨® a destiempo. Obvi¨®, sin embargo, que Sandro estaba en su propio campo... Tampoco lo apreciaron bien desde el banquillo azulgrana, expulsado De la Fuente (entrenador de porteros) por sus protestas, y amargado incluso cinco minutos despu¨¦s Luis Enrique, que todav¨ªa se quejaba por un tanto que consideraba del todo ilegal.

Iniesta, de nuevo suplente

El problema del Bar?a no solo estaba en la zaga sino que el equipo hac¨ªa aguas en la construcci¨®n ¡ªsin Piqu¨¦ no hay salida limpia que valga¡ª y sobre todo en la agitaci¨®n porque Denis Su¨¢rez y Andr¨¦ Gomes hicieron mutis por el foro desde que se calzaron las botas. Uno por retra¨ªdo, porque no se ofreci¨® ni particip¨® del juego; y el otro, el portugu¨¦s, porque s¨ª se muestra como una alternativa y no da una. Como en ese pase interior de Messi que le dej¨® frente a Kameni y que cuando intent¨® resolver ya le hab¨ªan birlado la cartera. Silbado en el Camp Nou en un par de ocasiones, Piqu¨¦ lo defendi¨® hace poco por el bien com¨²n; pero Gomes no se defiende a s¨ª mismo, por m¨¢s que Luis Enrique le haya dado toda la confianza del mundo, hasta el punto de que es el segundo volante que m¨¢s ha jugado, solo por detr¨¢s de Rakitic. Por delante, entonces, de Iniesta, que de nuevo volvi¨® a ser suplente en esa creencia t¨¦cnica de que hay que reservarlo solo para lo bueno.

Trat¨® de enmendar Luis Enrique su apuesta en el entreacto al retirar a Denis y Mathieu (entraron Sergi Roberto e Iniesta), y despu¨¦s, a falta de media hora, a Andr¨¦ Gomes (Alc¨¢cer) para recobrar el 3-4-3. Ocurri¨® que ya era demasiado tarde y que Neymar se expuls¨® por infantil, por lo que el Bar?a se complica la vida justo el d¨ªa que el Madrid se la facilitaba.