El Bayern abandona el Bernab¨¦u a medio partido
Los modos del ¨¢rbitro espa?ol no gustaron a los alemanes. Breitner se march¨® del campo y Rummenigue fue expulsado
Para entonces ya hab¨ªan tenido el Madrid y el Bayern algunos encontronazos. El Loco del Bernab¨¦u. La expulsi¨®n de Amancio en el partido de vuelta, su ¨²ltimo partido en la Copa de Europa. El 9-1 en un amistoso de verano, al que el Madrid acudi¨® sin preparaci¨®n y el Bayern, ya rodado, abus¨® hasta el escarnio. Boskov resolvi¨® aquello con una frase c¨¦lebre: ¡°Mejor perder un partido por nueve goles que nueve por un gol¡±.
Pero a¨²n con eso y con todo lo que ha venido despu¨¦s, lo peor para m¨ª de todo lo que ha ocurrido entre el Bayern y el Madrid fue lo del Trofeo Bernab¨¦u de 1981.
El Trofeo Bernab¨¦u fue una creaci¨®n de Luis de Carlos en honor al patriarca blanco, fallecido en el verano de 1978. Se estren¨® en 1979 y en sus inicios tuvo un formato excelente, que el tiempo ha limitado por sus costos. Los cuatro participantes ten¨ªan tal rango que aquello parec¨ªa unas semifinales de Copa de Europa. Y en paralelo jugaban los juveniles de los mismos clubes. Cuatro jornadas de buen f¨²tbol.
El Bayern hab¨ªa ganado las dos primeras ediciones y acudi¨® a esta tercera, donde se enfrentar¨ªa en la semifinal con el AZ 67. La otra semifinal era Madrid-Dinamo Tblisi. El Bayern acept¨® el compromiso, pero al primer partido vino sin tres internacionales, Durnberger, Breitner (que hab¨ªa pasado por el Madrid no mucho antes) y Rummenigge, por compromiso con su selecci¨®n. Con eso, empataron a dos y perdieron en la tanda de penaltis. Se esfum¨® la final so?ada, Madrid-Bayern. El Madrid s¨ª cumpli¨® y gan¨® al Dinamo, aunque en un partido flojo. Hab¨ªa malas caras. Est¨¢bamos en v¨ªsperas de huelga de futbolistas, que amenazaba el inicio de la Liga, el equipo no gustaba, se ped¨ªa una mejor ubicaci¨®n de los socios. El p¨²blico lleg¨® a protestarle a De Carlos: ¡°?De Carlos, dimite, el socio no te admite!¡±.
Los alemanes quedaron malhumorados. El Madrid hizo valer el contrato y presion¨® para que el segundo d¨ªa salieran los tres internacionales que faltaron el primer d¨ªa, y as¨ª fue.
Las dos ediciones anteriores las hab¨ªan arbitrado extranjeros, pero esta vez el Madrid invit¨® a dos extranjeros y dos espa?oles. Franco Mart¨ªnez hab¨ªa arbitrado el primero del Bayern. El tercer y cuarto puesto correspondi¨® a Pes P¨¦rez:
¡ªFue por intervenci¨®n de Plaza. Yo hab¨ªa estado recusado por el Madrid el a?o anterior. Por el ruego de Plaza, que me ten¨ªa estima, accedieron a levantarme la recusaci¨®n y para escenificar la paz me invitaron al torneo.
Pes P¨¦rez era ¨¢rbitro de armas tomar. Valiente, encarador con los jugadores que protestaban. Halc¨®n, como se dec¨ªa entonces, expresi¨®n tra¨ªda al f¨²tbol por el periodista Alfonso Azuara desde la administraci¨®n americana. Halcones eran los consejeros duros del presidente. Palomas, los prudentes. Azuara dividi¨® a los ¨¢rbitros en halcones y palomas e hizo fortuna. El sue?o de todo equipo era tener halc¨®n fuera de casa y paloma en casa.
Los modos de Pes P¨¦rez molestaban visiblemente a los arrogantes ganalotodo alemanes, a los que adem¨¢s el p¨²blico abronc¨® constantemente. En el minuto 30, le pita una falta a Breitner y este, sin m¨¢s, se va del campo. Por la cara. Csernai, el entrenador, tiene que improvisar el cambio. En el 44, con 2-1 a favor del Dinamo, Rummenigge hace una falta cerca de los banquillos y el p¨²blico le abronca. ?l se encara y hace gestos feos. Pes P¨¦rez acude y le expulsa. Se forma un revuelo, acude Dieter Hoennes, que tambi¨¦n es expulsado. Breitner sale del banquillo, se junta al tumulto, le hace se?ales a Pes P¨¦rez de que le falta un tornillo.
De repente, todos se marchan. Todos al t¨²nel.
El Madrid trat¨® de conseguir que Pes P¨¦rez dejara salir a los once, pero ¨¦l los daba a todos por expulsados.?
En la grada, los espectadores no sab¨ªamos a qu¨¦ atenernos. M¨¢s bien pens¨¢bamos que Pes P¨¦rez hab¨ªa adelantado el descanso para calmar los ¨¢nimos. Pero en vestuarios se viv¨ªa otra realidad. El gerente del Bayern, Uli Hoeness, ped¨ªa a los jugadores que accedieran a regresar al campo, a lo que estos se negaban salvo que pudieran jugar los expulsados. Breitner incluso exig¨ªa que se cambiara de ¨¢rbitro: ¡°?Yo no he venido aqu¨ª a hacer el tonto!¡±, gritaba una y otra vez Breitner. El Madrid trat¨® de conseguir que Pes P¨¦rez dejara salir a los once, pero ¨¦l los daba a todos por expulsados.
Pas¨® un cuarto de hora, veinte minutos, media hora¡ Ya la megafon¨ªa lo confirma: el Bayern se ha retirado. La bronca es brutal. Hay que esperar hasta las diez de la noche para que empiece la final, ya que hay televisi¨®n. Todos aburridos e indignados. La final se sigue con el peor de los humores, nuevos gritos contra De Carlos y mal juego. Al menos gana el Madrid en los penaltis, tras un sopor¨ªfero 0-0.
Ahora queda qu¨¦ hacer con el Bayern. El Madrid no le paga, pero deposita la cantidad (150.000 marcos) en la Federaci¨®n Alemana, que a su vez tiene una papeleta. Era norma sancionar con severidad a los equipos que ten¨ªan mala conducta en el extranjero. No hac¨ªa mucho, Keegan hab¨ªa sido suspendido dos meses por incidentes en un partido fuera de Alemania. Pero el Bayern mandaba mucho¡
Llamaron a Pes P¨¦rez:
¡ªFui all¨ª porque me lo pidieron Porta y Plaza. Fui en coche, desde Zaragoza, con mi linier, Jes¨²s Villanueva, que ahora es el m¨¦dico del Zaragoza. Su hermano era c¨®nsul de Espa?a en Dusseldorf, y ¨¦l nos esper¨® en Bonn, para acompa?arnos y hacernos de int¨¦rprete. Nos recibieron con alfombra roja. Me quisieron pagar muy generosamente los kil¨®metros nada m¨¢s llegar. Luego, ante el fiscal de la federaci¨®n, Hans Kinderman, estuve contestando las preguntas, con el hermano de Villanueva como traductor. Cuando acab¨® todo, pidi¨® que le leyeran lo que hab¨ªan transcrito y empez¨® a rectificarles: ¡°No, eso no, eso tampoco¡¡±. Hab¨ªan cambiado lo que hab¨ªan querido. Se molestaron mucho con las correcciones. Al despedirnos, la amabilidad inicial cambi¨® en malas caras. ?Me cost¨® cobrar los kil¨®metros y el hotel! El presidente, Neuberger, era vicepresidente de la FIFA y luego pas¨® lo que ya me imagin¨¦ ese d¨ªa: me puso tres cruces negras para partidos internacionales de importancia.
El Bayern y Breitner fueron multados con cinco mil marcos. Los 150.000 que el Madrid deposit¨® en la Federaci¨®n Alemana no volvieron.
De su informe hicieron poco caso. No hubo suspensiones. El Bayern y Breitner fueron multados con cinco mil marcos. Los 150.000 que el Madrid deposit¨® en la Federaci¨®n Alemana no volvieron. De ah¨ª se cobr¨® las multas la Federaci¨®n. El resto fue para el Bayern. Se dijo que jugar¨ªan un partido gratis en Madrid, como desagravio, pero si te he visto no me acuerdo.
Nunca antes ni despu¨¦s he visto a un equipo retirarse del campo. He visto amagos, pero nunca culminados.
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